Servicios de cuidados para personas mayores y con discapacidad no llegan a más de la mitad de municipios del país

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En México, 1,352 municipios –de los 2 mil 469 que hay en total, según el Inegi– no cuentan con servicios de cuidado para personas con discapacidad, mientras que los destinados por el Estado a las personas mayores se concentran primordialmente en 606 localidades. Estos representan el 50% de las instalaciones dedicadas a quienes tienen más de 65 años de edad, mientras que otro 23.7% corresponde a la sociedad civil y 26% más a la iniciativa privada.

Esto quiere decir que en nuestro país existe solo un establecimiento por cada mil 363 personas con discapacidad, mientras que hay únicamente 2 mil 281 establecimientos en total que brindan cuidados directos a personas mayores, es decir, uno por cada 7 mil 872. El Mapa de Cuidados de México –una iniciativa de ONU Mujeres, el Colegio de México y el Instituto Nacional de las Mujeres– revela que el 92.9% de establecimientos que ofrecen servicios de cuidado, directos e indirectos, está destinado a la infancia.

En contraste, aquellos para personas con discapacidad representan un 4.7% del total, mientras que los que atienden a personas mayores son apenas un 2.4%. En el caso de las infancias –0 a 11 años de edad–, la distribución de los establecimientos refleja una gran desigualdad: en el municipio con mayor cobertura del país hay uno por cada 7 niñas y niños, mientras que en aquel con menos centros de cuidado, hay uno por cada 11 mil 239.

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Se trata del municipio de Chamula, en Chiapas, en donde existen únicamente tres establecimientos destinados a una población infantil de 33 mil 719. En esa misma localidad, por ejemplo, con una población total de 101 mil 967 habitantes, hay solo un establecimiento para 2 mil 127 personas con discapacidad y uno para 4 mil 630 personas mayores. En todo el país, los servicios de cuidado para las infancias son privados en un 56%, públicos en 36% y de la sociedad civil en un 8%.

En entrevista, Belén Sanz Luque, representante de ONU Mujeres en México, explicó que el Mapa de Cuidados –que permitirá conocer esas y otras estadísticas, como la participación de las mujeres en el cuidado de las tres poblaciones consideradas– surge del apoyo que da el organismo a México para la construcción de sistemas integrales de cuidados bajo la premisa de que el cuidado debe ser un derecho humano por parte de las personas que lo necesitan y por parte de quienes lo proveen, lo que tendría que ocurrir de manera digna y con derechos reconocidos.

“Los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, que se adoptaron en 2015, por primera vez reconocen, en el objetivo número cinco de igualdad de género, que los países se deben comprometer a reconocer el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, y se establece además una mesa específica en este sentido porque ya los organismos de mujeres y las organizaciones feministas vienen incidiendo en que el trabajo de cuidados es desigual, y esa inequidad afecta la igualdad de género y los derechos de las mujeres en muchas dimensiones”, explicó Sanz Luque.

Mientras mujeres dedican jornadas completas a tareas de cuidado, servicios estatales para personas mayores y con discapacidad no llegan a más de la mitad de municipios del país | Foto: Cuartoscuro
Mientras mujeres dedican jornadas completas a tareas de cuidado, servicios estatales para personas mayores y con discapacidad no llegan a más de la mitad de municipios del país | Foto: Cuartoscuro

El valor de las tareas de cuidado

En México, en 2012 el valor económico de las labores domésticas y de cuidados fue de 6.8 millones de pesos, que equivalen al 26.3% del Producto Interno Bruto (PIB). De acuerdo con el Inegi, las mujeres aportan a la riqueza nacional 2.7 veces más que los hombres y según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT, 2019), dedican en promedio 39.7 horas al trabajo doméstico y de cuidados –casi una jornada laboral completa–, mientras que los hombres solo 15.2; cuando se considera solo el trabajo no remunerado en los hogares, ellas dedican 28.8 horas en promedio mientras que los hombres 12.9.

En ese contexto general, nuestro país ha adquirido una serie de compromisos para avanzar en el diseño de políticas públicas para construir sistemas y políticas integrales de cuidados. Al tiempo de estar pendientes del avance de la iniciativa legislativa, hasta ahora congelada en el Senado, para establecer un sistema nacional de cuidados, ONU Mujeres acompaña la puesta en marcha de buenas prácticas internacionales, así como la generación de evidencia, herramientas, datos e información que contribuyan a ese avance.

“El mapa es una de las herramientas más importantes que hemos apoyado a México… y abona a esa construcción en el sentido de, por un lado, mapear en el territorio cuáles son los servicios de cuidado que existen para población infantil, con discapacidad y adulta mayor; dónde están las demandas potenciales de cuidados por parte de la población de estas características, y poder con ello analizar dónde están los posibles déficits en acceso a los servicios de cuidado, pero también dar información a la ciudadanía para acceder a estos servicios”, señaló la representante de ONU Mujeres.

De esa manera, el Mapa de Cuidados de México tiene dos secciones a las que se puede acceder directamente desde su página de inicio:

“Centros de cuidado cerca de ti” y “Estadísticas sobre servicios de cuidado”. En la primera, mediante la función de detección de ubicación automática o el ingreso de una dirección específica, es posible encontrar los establecimientos de cuidados más cercanos para la infancia, las personas con discapacidad y mayores. Incluso se puede conocer si son públicos, privados o de la sociedad civil, y si requieren derechohabiencia.

En tanto, en las “Estadísticas sobre servicios de cuidado” es posible conocer la información relativa a la población total infantil, con discapacidad y mayor de 65 años por estado y municipio; el número de establecimientos que ofrecen cuidados, directos e indirectos, para estos grupos; la tasa de demanda potencial –número de personas que tendría que atender cada establecimiento– de cada una de las poblaciones en estados y municipios, así como la tasa de demanda potencial para la población de mujeres ocupadas y económicamente inactivas.

“Es muy importante que se reconozca el trabajo de cuidados como un trabajo en sí mismo, que históricamente ha recaído en las mujeres y que hoy representa tres veces más tiempo a nivel mundial el tiempo que dedican las mujeres a estas tareas que el que dedican los hombres. Cuando hablamos de una nueva distribución de los cuidados, nos referimos, por un lado, a una corresponsabilidad en términos de que esta tarea que sostiene a la sociedad tiene que realizarse de modo corresponsable, para empezar, dentro de las familias entre hombres y mujeres”, indicó Sanz Luque.

Por otro lado, detalló, debe existir una corresponsabilidad de toda la sociedad en el sentido de que los cuidados no pueden recaer solo en las familias, sino que el Estado debe asumir un rol fundamental como garante de derechos para el desarrollo de políticas, sistemas y servicios de cuidado, mientras que el sector privado y el mercado tendrían que buscar mecanismos que liberen el tiempo de las mujeres y sumen a esa corresponsabilidad.

Al mismo tiempo, existirían beneficios frente a ese nuevo orden de cuidados: la generación de más empleo, de calidad y digno –hasta ahora, muchas de las tareas de cuidado se hacen de forma no remunerada o informal–, una mayor calidad de vida mediante cuidados de calidad y profesionales, recaudación fiscal, así como equilibrio en el tiempo y las jornadas que destinan a ello las mujeres y que podrían dirigir al ocio, al deporte, al desarrollo personal o al autocuidado, concluye la representante de ONU Mujeres.