Dos semanas después que una persecución policial acabó en un tiroteo mortal, la Policía de Miami sigue sin dar detalles

Un policía de Miami vestido de civil que trabajaba como parte de una unidad táctica contra el robos mató a tiros a un hombre a principios de este mes, después que este escalara una cerca y se dispusiera a recuperar una pistola, según las autoridades.

Más de dos semanas después, la Policía de Miami ha facilitado muy poca información sobre la víctima mortal. Le negaron a Miami Herald un montón de registros públicos, desde información crítica en el informe del reporte, hasta grabaciones de audio y de cámaras corporales e incluso el nombre del fallecido.

Gracias a la información facilitada por la Policía, a un único reporte de los medios de comunicación al día siguiente del tiroteo y a fuentes policiales, el tiroteo parece tener su origen en la sospecha de un policía que, en un auto sin identificación, emprendió una persecución después que dos hombres a los que ordenó detenerse se dieron a la fuga. La situación se tornó fatal cuando uno de los hombres se subió a una cerca para supuestamente recuperar una pistola que había arrojado por encima y desobedeció la orden del policía de dejarla en el suelo.

Aún no está claro si hubo testigos, ni siquiera por qué el policía ordenó a los hombres que se detuviera.

El tiroteo ocurrió cerca de la esquina de NE 62 Street y 2 Avenue, hacia las 5 p.m. del 11 de octubre. El policía, quien iba vestido de civil y formaba parte de una unidad táctica contra robo de Miami, persiguió a los hombres, al principio en el auto, pero estaba fuera del mismo cuando ocurrió el disparo mortal, según las fuentes. La Policía Estatal de la Florida (FDLE) está investigando el tiroteo.

WTVJ Canal 6 estaba en la sede de la Policía de Miami a la mañana siguiente cuando una mujer que dijo llamarse Antoinette Jones dijo ser la madre del fallecido. Dijo que su hijo estaba en casa antes del tiroteo y que le había pedido dinero para cortarse el cabello. Dijo que su hijo era “humilde”, que se llamaba Arnicious Odom Jr. y que tenía 20 años.

Jones también le dijo al reportero de televisión que no tenía teléfono celular y que no había forma de localizarla. El Miami Herald no ha podido ponerse en contacto con ella.

El reporte del incidente, muy tachado, que la policía le entregó al Herald contiene información sobre otro hombre que estaba con Odom Jr.. Marco Brown, de 22 años, fue detenido luego del tiroteo y acusado de agresión grave a un socorrista y posesión de un arma oculta por un delincuente convicto.

Su ficha de detención carece de relato. Nada indica que Brown estuviera cerca de la cerca cuando Odom fue abatido. Los registros del Departamento de Prisiones de Miami-Dade indican que seguía entre rejas en Metro West Detention Center hasta el jueves por la tarde. Hasta el jueves al mediodía el abogado de oficio de Brown no había contestado a varios mensajes.

En un breve comunicado de prensa hecho público el día en que Odom Jr. fue asesinado, la Policía de Miami dijo que estaba reteniendo información en nombre de la transparencia.

“La Policía de Miami está comprometida con la transparencia y la rendición de cuentas en todos los asuntos relacionados con el uso de la fuerza por parte de sus agentes”, dijo la ciudad en un breve comunicado de prensa emitido el día del tiroteo. “Como se trata de una investigación en curso, los detalles específicos sobre el incidente no se darán a conocer en este momento. Es vital preservar la integridad de la investigación. Cualquier divulgación prematura de información podría obstaculizar el proceso de investigación”.

Las leyes federales y estatales solo conceden el derecho a la intimidad a los vivos, pero el Ayuntamiento se ha negado a revelar el nombre del fallecido; tampoco ha revelado el nombre del policía que efectuó el disparo mortal, invocando una ley destinada a proteger de la publicidad a las víctimas de delitos.

En repetidos casos en todo el estado en los últimos años, la Ley Marsy ha sido cooptada por las fuerzas del orden para ocultar la identidad de los policías que han matado a disparos a personas, alegando que los agentes temían por su vida. Ha llegado a ser tan frecuente que un caso que implica a dos agentes de Tallahassee que invocaron la ley está ahora ante la Corte Suprema de la Florida. El autor de la ley dijo que no pretendía proteger a los policías.

La ciudad también se ha negado a revelar los datos básicos que rodean la muerte de Odom Jr.: no ha dicho en dónde ocurrió o a qué hora, ni siquiera ha dado información sobre la edad, raza, sexo o dirección del fallecido.

Mientras que los expertos en la Primera Enmienda y en registros públicos están de acuerdo en que hay cierta información que puede permanecer fuera del ámbito público con el fin de proteger las investigaciones, algunos también parecen creer que la ciudad de Miami se ha excedido en su autoridad.

“Definitivamente se están extralimitando. Es indignante que un policía dispare y mate a alguien y dos semanas después el público no tenga información sobre cómo, por qué o dónde. Es opuesto con a nuestra noción de justicia”, dijo Barbara Petersen, directora ejecutiva de Florida Center for Government Accountability (FLCGA).

“Se están perjudicando a sí mismos: están fomentando la desconfianza. No sabemos exactamente qué ocurrió, no sabemos por qué les dispararon ni qué delito cometieron. ¿Fue porque eran afroamericanos y estaban caminando? Si estaban haciendo su trabajo, ¿qué daño hace decírselo a la gente?”