Es un gran fin de semana para el futbol americano... y para los aviones privados ultralujosos
Nada acerca de Las Vegas se mide con moderación. Los edificios fluorescentes son muy altos e intencionalmente brillantes. En los pisos de los casinos, las fiestas en las albercas y en La Franja, grandes cantidades de turistas se hacen los valientes al jugar con sus niveles de tolerancia de alcohol y el límite de sus tarjetas de crédito.
El Supertazón, el evento deportivo anual más grande de Estados Unidos, se llevará a cabo el domingo en esta ciudad en medio del desierto, por lo que se espera que las multitudes (se estiman 450.000 visitantes) y las fiestas se vuelvan todavía más grandes y más animadas.
Sin embargo, no solo los hoteles y los casinos estarán a reventar en los días previos al juego entre los 49ers de San Francisco y el campeón defensor, los Jefes de Kansas City: se espera que alrededor de mil aviones privados utilicen los aeropuertos del área de Las Vegas.
Y esas son muchas emisiones de gases de efecto invernadero.
Benjamin Leffel, un profesor adjunto de políticas públicas de sustentabilidad en la Universidad de Nevada, campus Las Vegas, afirmó: “Los niveles de emisiones de un megaevento como este generados por tráfico aéreo y el uso de energía son de al menos el doble en un día de lo que sería en promedio”.
El Supertazón es una de las mayores atracciones anuales para los aviones privados en Estados Unidos. Para el partido del año pasado en Glendale, Arizona, se registraron 562 llegadas de aviones privados en aeropuertos del área. Para el juego de 2022 en Los Ángeles, hubo 752 llegadas, según la herramienta de rastreo de aviación empresarial WingX.
Este año, los funcionarios indican que el Supertazón podría igualar las cifras del Gran Premio de Las Vegas en noviembre, acontecimiento en el que WingX reportó 927 llegadas a los tres aeropuertos del área metropolitana.
Mediante un correo electrónico, Joe Rajchel, un vocero del Departamento de Aviación del condado de Clark, del cual Las Vegas forma parte, mencionó: “La expectativa es que en el Supertazón veremos un nivel similar”.
Uno de esos vuelos podría transportar a Taylor Swift de un concierto que ofrecerá en Tokio para apoyar a su novio, Travis Kelce, quien juega con los Jefes. La cantante tiene al menos un avión privado a su disposición que podría hacer el viaje de casi 9000 kilómetros. El problema para Swift es que los aeropuertos de Las Vegas estarán tan ocupados que es posible que no haya una franja horaria disponible para que aterrice.
Medir las emisiones de dióxido de carbono exactas de un conjunto de aviones privados es un gran reto. La mayoría de las autoridades municipales en Estados Unidos, incluyendo a las del condado de Clark, no registran las emisiones. Un informe de 2023 de Greenpeace estimó que los viajes en aviones privados en todo el mundo emitieron 573.000 toneladas métricas de dióxido de carbono en 2022.
Según Klara Maria Schenk, una activista de transporte para Greenpeace que radica en Viena, la estimación usó un sistema de medición que obtiene datos de WingX y la Herramienta de Pequeños Emisores, una calculadora desarrollada por Eurocontrol, la agencia que maneja el tráfico aéreo en Europa. Sin embargo, configurar los parámetros correctos y garantizar la consistencia sobre cantidades colosales de datos aeronáuticos es complicado.
Schenk declaró: “Tal vez haya pequeños errores. Pero, en general, si tienes todos estos datos, puedes calcular las emisiones de las máquinas conforme los mejores estándares científicos”.
Para que sirva como comparación, el equipo de Schenk calculó que los 1040 vuelos de aviones privados que aterrizaron en Davos, Suiza, para el Foro Económico Mundial del año pasado produjeron emisiones de dióxido de carbono equivalentes a las de 350.000 autos durante una semana.
Las Vegas ya enfrenta retos energéticos, de altas temperaturas y de sequía. Esos problemas, las emisiones y la contaminación de los aviones privados aumentan la preocupación entre algunos residentes.
Jaime Brousse lleva a sus dos hijos, quienes cursan la primaria, a ver cómo los elegantes aviones ejecutivos despegan y aterrizan en el Aeropuerto Ejecutivo Henderson, ubicado a alrededor de 20 kilómetros al sur de Las Vegas. Brousse notó un aumento repentino en aviones privados y en contaminación durante la competencia reciente de Fórmula Uno.
Brousse, de 42 años, mencionó: “Es evidente la capa de esmog asentada sobre la ciudad. Sé que la mayoría la producen los autos, pero no puedes evitar pensar que probablemente todos esos aviones privados tampoco ayudan”.
Leffel señaló que estaba preocupado por las consecuencias más allá de Nevada.
Leffel explicó: “Cuando los consumidores y los jugadores que apuestan grandes cantidades llegan en aviones, es un problema planetario que está emitiendo nominalmente, durante un tiempo, más emisiones a la atmósfera. Ese pequeño margen acelera el cambio climático”.
¿Cuáles podrían ser las soluciones? Hay una regulación que podría incluir impuestos más altos o prohibiciones a vuelos en aviones privados. En el ámbito local, se espera que Brightline West, una línea de ferrocarril eléctrica de alta velocidad que conectará Los Ángeles con Las Vegas en un viaje de poco más de dos horas, mejore la situación para evitar daños al medioambiente. Está previsto que comience a operar en 2028.
No obstante, incluso con esa alternativa, Leffel planteó una pregunta: “¿El uno por ciento más rico de la población lo usará?”.
c.2024 The New York Times Company