Dio seis boletos y no sentía la pelota. Pitcher dominicano de los Marlins se atasca en serie importante ante los Filis

Decir que la serie contra los Filis es decisiva sería una exageración. Los Marlins, sin embargo, harían bien en presentar una demostración de poder contra el mismo equipo que les arrebató el segundo puesto en la División Este de la Liga Nacional.

Antes de la pausa estelar, los peces solo eran superados por los Bravos y llevaban una cómoda ventaja sobre Filadelfia, pero el descalabro al inicio de la segunda mitad les vio caer a la tercera plaza para caer a la batalla de los Comodines del Viejo Circuito.

La derrota de lunes en la noche 4-2 fue un mensaje en dirección contraria para cerrar un mes de julio que no han sido tan benévolo y en espera de un agosto muy caliente -vienen los Yankees, los Astros, entre otros- delante de 9,808 aficionados en el loanDepot park.

Aunque no fue un choque de mucha producción ofensiva de ambas partes, pudo ser peor, porque de la forma en que se presentó Edward Cabrera, fue casi un milagro que los Filis no le hicieran más carreras, porque en en apenas tres entradas el abridor se empeñó en meterse en problemas con seis bases por bolas que acortaron su estadía en el montículo.

“Lo frustrante es que me sentía muy bien y no tengo ningún problema físico’’, expresó Cabrera.

“Pero al comenzar el juego me di cuenta de que no tenía ese sentido de dominar la pelota en mi mano. Traté de atacar la zona de strike, pero no me fue posible. Ahora a pasar página que nos quedan tres juegos con ellos’’.

El dominicano no tuvo ningún capítulo sin riesgo, pero al menos en los primeros tres Filadelfia no supo aprovechar los regalos de Cabrera y se fueron sin facturar anotaciones, aunque quedaba claro que los minutos del abridor estaban contados.

Cuando en el cuarto episodio volvió a meterse en dificultades y ya con 76 lanzamientos, el alto mando de Miami decidió sacarlo de la lomita, pero quedaban dos hombres en las almohadillas que eran de su entera responsabilidad.

Steven Okert vino en su rescate, pero Johan Rojas le pegó un doble que empató el encuentro y esas dos anotaciones fueron a la cuenta de Cabrera que ahora exhibe una efectividad de 4.79, una muestra de que aún no encuentra su mejor forma desde que regresara de la lista de lesionados el 18 de julio.

“Cuando está en dominio de sus habilidades, Edward está al nivel de los mejores en Grandes Ligas’’, apuntó el manager Skip Schumaker. “Pero esta vez no pudo encontrar la zona de strike de manera consistente y eso al final fue un problema que terminó en esas carreras’‘.

Llegó el que faltaba. En espera de refuerzos de afuera, los Marlins reciben un fuerte impulso desde adentro

Antes de iniciar esa cuarta entrada, los Marlins llevan ventaja de dos carreras gracias al 25to cuadrangular del cubano Jorge Soler en el mismo primer inning que encontró en circulación a Luis Arráez, autor de tres imparables en el choque y ahora con promedio de .381.

Como punto adicional, cabría decir que el venezolano llegó a 16 juegos con al menos tres indiscutibles y a 43 con al menos dos para seguir sin perder de vista la marca de .400, que todavía parece una quimera desde que se lograra por última vez en la década de los 40 del siglo pasado por Ted Williams.

Filadelfia, sin embargo, tomaría ventaja en la séptima ante los envíos de Tanner Scott, a quien en realidad le hicieron bien pocos estragos, porque abrió embasando a los dos primeros bateadores, pero solo le pudieron anotar una con un elevado de sacrificio de Bryson Stott.

Los visitantes asestaron el golpe definitivo en la octava con una remolcada de Alec Bohm.