El sector turístico piensa en un futuro verde, pero los turistas son reacios a pagar

FOTO DE ARCHIVO: Turistas caminan mientras se ve el lago de Lucerna al fondo, cerca de la cima del monte Rigi, Suiza

Por Rachel More

BERLÍN, 13 mar (Reuters) - Los turistas de todo el mundo, y especialmente en Europa, son partidarios de viajes más ecológicos, pero reacios a asumir el coste extra, según estudios y ejecutivos del sector.

En Alemania, potencia económica de la Unión Europea, por ejemplo, el 24% de los viajeros cree que la sostenibilidad ecológica es un criterio importante a la hora de reservar unas vacaciones, según una encuesta de la asociación automovilística ADAC publicada este mes.

Pero sólo entre el 5% y el 10% estaría dispuesto a pagar un recargo moderado por sostenibilidad, según la encuesta realizada a 5.000 personas.

"El problema es que la gente no quiere pagar necesariamente más por la sostenibilidad", afirma Charuta Fadnis, responsable de análisis y estrategia de producto de la empresa de análisis de viajes Phocuswright.

Esto ha hecho que el sector se pregunte cómo ser más ecológico, ya que se enfrenta a márgenes estrechos y a una recuperación pospandémica que sigue lastrada por las restricciones mundiales a los viajes, como la lenta recuperación de los visados disponibles para los turistas chinos.

Desde hace años existen compensaciones de carbono en el mercado y muchas aerolíneas ofrecen programas de inversión voluntaria. Pero su aceptación ha sido limitada y existen dudas sobre su eficacia real.

Thomas Fowler, director de sostenibilidad de la aerolínea irlandesa de bajo coste Ryanair, declaró a Reuters a principios de año que pocos están dispuestos a pagar los pocos euros necesarios para participar en su programa de compensación de carbono.

"Menos del 3% de nuestros clientes lo utilizan", afirmó.

La aerolínea de bandera alemana Lufthansa empezó a ofrecer en febrero "tarifas verdes" más caras en algunos vuelos, con las que dice compensar su carga sobre el clima en un 20% mediante el uso de combustible de aviación sostenible (SAF) y en un 80% mediante la financiación de proyectos de protección del clima.

Se trata de una oferta integrada en el precio, a diferencia de las tarifas opcionales de Lufthansa, cuya aceptación ha sido muy baja (0,1%), según la compañía. Una prueba de la nueva oferta integrada en Escandinavia mostró una modesta pero mejorada tasa de aceptación del 2%.

ECOLÓGICO CON POCO PRESUPUESTO

Las generaciones más jóvenes están más comprometidas con la sostenibilidad, afirma Fadnis. Pero si no están dispuestos a pagar un poco más por adelantado, las empresas tienen que ser más creativas.

Muchos hoteles, por ejemplo, piden a quienes se alojan en ellos que reutilicen sus toallas, mientras que otros servicios de viajes animan a los turistas a ajustar sus hábitos alquilando coches híbridos.

Algunos operadores de viajes insisten en que el turismo respetuoso con el clima no tiene por qué costar un dineral y a veces puede ser incluso la opción más barata, fomentando hábitos como las botellas de agua reutilizables y el uso de la bicicleta o el transporte público.

Las reservas de franjas horarias, que se hicieron omnipresentes durante la pandemia, se han convertido en una herramienta para evitar la masificación y minimizar la huella de los visitantes a nivel local.

La demanda de ofertas más ecológicas está ayudando a algunas empresas, pero hay ciertos grupos demográficos que seguirán oponiéndose obstinadamente incluso a subidas de precios marginales, sobre todo los mayores de 55 años.

(Información adicional de Joanna Plucinska en Londres e Ilona Wissenbach en Berlín; edición de Andrew Cawthorne, editado en español por José Muñoz)