El secretario de Salud de Florida sigue difundiendo medias verdades sobre vacunas contra el COVID-19 | Editorial

El gobernador Ron DeSantis encontró a su abanderado de las universidades Ivy-League para arrojar dudas y decir medias verdades sobre las vacunas contra el COVID-19, y el secretario de Salud Joseph Ladapo se está deleitando bajo los reflectores del escepticismo ante las vacunas.

Uno esperaría que el principal médico de Florida aprovechara cada presentación pública para animar a los floridanos a vacunarse o recibir un refuerzo. Pero, en todo momento, Ladapo ha sido un buen adulador, permitiendo que DeSantis, que una vez pregonó las vacunas, continúe fomentando el escepticismo ante las vacunas a través de su designado educado en Harvard.

Ladapo fue la estrella del anuncio de DeSantis la semana pasada de que Special Olympics International no impondría un requisito de vacunas en sus Juegos de Estados Unidos en Orlando. El Departamento de Salud de la Florida, al que Ladapo supervisa, amenazó a la organización con casi $30 millones en multas por violar la prohibición de la Florida de los llamados pasaportes de COVID.

“Los estudios científicos demuestran que en este momento, a estas alturas, la protección de las vacunas contra la infección es básicamente nula”, dijo Ladapo durante una conferencia de prensa.

Las vacunas no han impedido que la gente se contagie de COVID, especialmente de la subvariante ómicron, altamente transmisible, que se ha convertido en la dominante en Estados Unidos. Los mandatos a estas alturas de la pandemia podrían ser difíciles de vender, dado que la mayoría de los estadounidenses se han acostumbrado a vivir sin las restricciones por el COVID.

Pero quienes critican a las vacunas por no impedir las infecciones malinterpretan su propósito. Ladapo, como médico, debería saberlo y dejarlo claro al público.

Aunque personas totalmente vacunadas contrajeron COVID durante la oleada de la ómicron, las vacunas, y especialmente la vacuna de refuerzo, protegieron a la mayoría de las personas de necesitar ventilación mecánica, y de morir, según un estudio publicado en marzo por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Otro análisis publicado en la revista Lancet en mayo encontró altos niveles de protección contra las hospitalizaciones entre las personas con refuerzo que tenían las subvariantes ómicron B.A.1 y B.A.2, aunque la protección disminuyó después de 15 semanas.

Estos estudios ponen de manifiesto la importancia de los refuerzos, que deberían ser la prioridad de Ladapo a medida que los casos vuelven a aumentar en el estado.

Arrojando dudas

En cambio, arrojó más dudas sobre si las vacunas son seguras, una seguridad que ha sido reafirmado por los CDC y los expertos de las principales instituciones de investigación del país, como la Universidad Johns Hopkins.

“Y algunas personas dirán: ‘Oh, ya sabes, millones de personas se han aplicado estas vacunas, deben ser seguras’ ”, dijo Ladapo.

“Y la cadena de eventos adversos que he escuchado de gente de todo el país después de estas vacunas no se parece en nada a los años de mi vida en que he estado en la medicina y he estado administrando las vacunas contra la influenza en la gente”.

La Junta Editorial del Herald envió un correo electrónico al Departamento de Salud pidiendo datos que demuestren que la vacuna contra el COVID es menos segura que las vacunas contra la influenza. El portavoz Jeremy Redfern no proporcionó ninguno, pero envió una declaración llena de insinuaciones, que decía, en parte:

“¿Han emitido alguna vez los CDC una declaración sobre la miocarditis en hombres jóvenes debida a la vacuna contra la influenza? ¿Por qué los CDC son uno de los pocos organismos sanitarios que dicen que los menores de 18 años deberían vacunarse frente a los que pueden vacunarse contra el COVID-19?”.

Según los CDC, el riesgo de miocarditis, una inflamación del músculo cardíaco, es bajo pero más alto para los varones de 12 a 39 años. Ese “riesgo podría reducirse ampliando el intervalo entre la primera y la segunda dosis” y ocho semanas podrían ser lo óptimo, según la agencia.

En marzo, Florida rompió con los CDC y la Academia Americana de Pediatría al recomendar que no se vacunara a los niños sanos. Redfern señaló las directrices de vacunación infantil en Noruega, Reino Unido y Suecia y se preguntó si hay en las vacunas algún problema que estos países ven “y que los CDC se niegan a reconocer”.

“¿Por qué la mayoría de los países han prolongado los intervalos de las vacunas contra el COVID-19 para los niños, mientras que los CDC solo han ampliado recientemente los intervalos para los varones de 12 a 39 años?”, decía la declaración.

Sin embargo, esos países difícilmente respaldan el continuo socavamiento de las vacunas por parte de Ladapo.

Otras directrices que no ponen en duda las vacunas

Las directrices de Noruega afirman que los niños y adolescentes sanos tienen un menor riesgo de sufrir enfermedades graves a causa del COVID y pueden –los CDC dicen que deberían y la Florida dice que no deberían– ser vacunados. El país sí recomienda un intervalo más largo entre las dosis, de ocho a 12 semanas, en comparación con la recomendación de los CDC de tres a ocho semanas. El Reino Unido ofrece las dosis con un intervalo de 12 semanas.

El sitio web del gobierno del Reino Unido afirma claramente que “las vacunas contra el COVID-19 son la mejor manera de protegerse a sí mismo y a los demás”.

Suecia, conocida por su negativa a imponer confinamientos, es la que más se acerca a la postura de la Florida. Este país decidió no recomendar la vacuna a los niños de 5 a 11 años, según informó Reuters en enero.

Para ser claros, Ladapo tiene derecho a plantear preguntas sobre la seguridad de las vacunas. La ciencia del COVID-19, como hemos aprendido desde el comienzo de la pandemia, está en constante evolución. Los CDC han tenido sus errores, como el hecho de que hayan cambiado de opinión sobre recomendar las mascarillas desde el principio.

Pero el cuestionamiento de Ladapo no ayuda a la discusión científica. Es cínico. Es un acto de soberbia. Es cuestionar por cuestionar. Fomenta el escepticismo y el miedo. Usa las mismas tácticas solapadas que los presentadores de FOX News, como Tucker Carlson, han usado para poner a los estadounidenses en contra de las vacunas “solo haciendo preguntas”.

Dr. Ladapo, lo que ha matado a más de un millón de estadounidenses, incluidos 74,000 floridanos, no fueron las vacunas.