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¿Se está apagando la fascinación estadounidense por Cuba?

Por Wilfredo Cancio Isla/ESPECIAL-. Los drásticos recortes en los vuelos de aerolíneas estadounidenses a Cuba pudieran estar marcando las primeras señales de que la fiebre por visitar la otrora “isla prohibida” comienza a pasar de moda, sin producirse la explosión de viajeros que vaticinaron por igual políticos, académicos y expertos del mercado turístico.

(Photo by Joe Raedle/Getty Images)
(Photo by Joe Raedle/Getty Images)

Seis meses después de reanudarse los vuelos comerciales directos desde Estados Unidos, cuatro de las 10 aerolíneas autorizadas a volar a Cuba han anunciado recortes en sus itinerarios e incluso la cancelación de sus rutas a la isla.

American Airlines, redujo de 13 a 10 sus vuelos diarios, con disminución adicional de las capacidades de asientos desde febrero, mientras que Jet Blue cortará 300 asientos diarios a partir de mayo. Silver Airways y Frontier clausurarán sus servicios en abril y junio, respectivamente.

El impacto significa una disminución de un 30 por ciento de la oferta inicial de 110 vuelos diarios a La Habana y otros nueve destinos del interior del país.

¿Se está desinflando la fascinación estadounidense por Cuba antes de tiempo? Los analistas de la industria turística lo niegan y aseguran que el mercado sigue fuerte, aunque admiten que la especulación y las falsas expectativas de levantamiento del embargo alimentaron una ola de pronósticos exagerados sobre la demanda de viajeros, y ajenos a la realidad cubana actual.

(Photo by Joe Raedle/Getty Images)
(Photo by Joe Raedle/Getty Images)

“Se produjo una sobrevaloración del mercado impulsada por el afán de liderazgo entre las aerolíneas, pero en realidad no puede decirse que la demanda ha caído, al menos por ahora”, dijo a Yahoo Noticias el economista Emilio Morales, presidente del grupo Havana Consulting Group, en Miami.

Un reciente estudio de Travel Leaders Group corrobora la estabilidad de una demanda de pasajeros a Cuba, a pesar de las restricciones impuestas por el embargo. Los estadounidenses tienen que ajustarse a 12 categorías de viaje, fijadas por el Departamento del Tesoro, para poder visitar la isla.

“Si bien existe cierta incertidumbre acerca de la actual administración de Estados Unidos respecto al futuro de las relaciones con Cuba, continúa el impulso en la opinión pública a favor del irrestricto acceso de los viajeros estadounidenses a la isla”, dijo Ninan Chacko, directora ejecutiva de Travel Leaders Group, que lidera el negocio de los viajes turísticos en Norteamérica.

De acuerdo con Chacko, el 22 por ciento de sus agencias afiliadas ya han realizado reservaciones de viajes para Cuba, y más del 59 por ciento de las agencias confirmaron el interés de sus clientes en enrolarse en excursiones cubanas durante este año. Las estadísticas del Ministerio de Turismo apuntan a un crecimiento sostenido de viajeros estadounidenses desde el 2015.

El pasado año 614.433 viajeros de Estados Unidos, de ellos 329.000 cubanoamericanos, visitaron la isla. En el caso de los 284.937 estadounidenses que fueron a Cuba, el alza fue de un 34 por ciento con relación a 2015.

El boom mantiene su vitalidad este año. Solo en enero ingresaron en territorio cubano 43.200 viajeros estadounidenses, cifra que significa un aumento del 125 por ciento con relación al 2016.

(AP Photo/Desmond Boylan, File)
(AP Photo/Desmond Boylan, File)

A las capacidades de vuelos aéreos se suman los viajes de líneas de cruceros como Carnival, Royal Caribbean y Norwegian, o de la embarcación Celestyal Crystal, que está ofertando 1.000 plazas para la excursión “Cuba Adventure”, la “mayor reunión de estrellas del travestismo en la historia de Cuba”, con espectáculos, fiestas temáticas y aventuras exclusivas, del 19 al 26 de abril en La Habana.

De todas formas, Morales cree que la el panorama de euforia y la avalancha de estadounidenses respecto a Cuba pudiera comenzar a ceder a mediano plazo, debido a factores que van desde la desproporcionada elevación de los precios en hoteles e instalaciones cubanas, las deficiencias de los servicios y las dificultades para realizar desde una transacción bancaria a una conexión por Internet.

La especulación, las superofertas de boletos a Cuba por menos de 100 dólares y la consiguiente afluencia de estadounidenses desde el deshielo anunciado entre La Habana y Washington, generó un efecto dominó que impulsó un alza del turismo europeo hacia la isla.

“Pero eso puede ser un boomerang, porque Cuba carece de una infraestructura habitacional y los precios de los hoteles, los restaurantes, los taxis y el transporte se dispararon irracionalmente”, apuntó Morales, cuya firma monitorea los viajes y las operaciones comerciales en la isla.

REUTERS/Enrique de la Osa
REUTERS/Enrique de la Osa

Una investigación de Bloomberg señaló recientemente que los viajeros estadounidenses pagaron la liberalización de los viajes a Cuba con un inflación del 400 por ciento en los precios de los servicios, tradicionalmente modestos.

Algunas habitaciones que antes podían conseguirse en La Habana con menos de 100 dólares por noche ahora pueden llegar hasta los 650, y la escalada de precios arrastró a las excursiones dirigidas, el alquiler de autos, el servicio de taxis e incluso a los restaurantes privados conocidos como “paladares”, que han llegado a triplicar el costo de una cena.

Tom Popper, presidente de Insight Cuba, con sede en Nueva York, coincide en que un reto para mantener la afluencia de viajeros estadounidenses es la escasa capacidad hotelera en la isla.

En la actualidad Cuba cuenta con unas 61.200 habitaciones hoteleras, el 60 por ciento instalaciones de cuatro y cinco estrellas, y los planes del Ministerio de Turismo es llegar a completar más de 85.500 habitaciones con estándares internacionales en 2020. Los propietarios privados aportan 1.900 viviendas y 4.700 habitaciones solo en La Habana, pero no todas cumplen con las comodidades esenciales que requieren los visitantes.

“Las aerolíneas también están compitiendo con la disponibilidad limitada de hoteles”, manifestó Popper, quien apuntó además la dificultad de que todavía no se puede pagar por una habitación con una tarjeta de crédito de Estados Unidos.

Así que los viajeros deben llegar cantidades de dinero que no están acostumbrados a cargar en estancias turísticas.

“Usted tiene que llevar alrededor de 2.500 y 3.000 en efectivo solo para pagar la habitación del hotel, y entonces necesitas más dinero para pagar por otras cosas que quieres hacer allí”, agregó el empresario. Sendos proyectos para facilitar los viajes turísticos y las operaciones comerciales con Cuba esperan actualmente por su discusión en el Congreso de Estados Unidos, impulsados por legisladores republicanos.

Pero sus opciones de avanzar son discretas en medio de la postura de la administración Trump y la certeza de que Cuba dejó de ser una prioridad de la política estadounidense.