Esta vez, en Santa Cruz: otro estremecedor caso de un mono carayá rescatado con su cuerpo atrofiado de una casa

A Yeico le calculan entre 6 y 7 años
A Yeico le calculan entre 6 y 7 años

En la ciudad de Las Heras, del departamento Deseado de la provincia de Santa Cruz, el martes fue hallado un mono carayá con su cuerpo atrofiado, casi idéntico a Coco, el ejemplar de esa misma especie encontrado en el barrio porteño de Belgrano adentro de un ropero hace tres años.

Cynthia Eliana Galera es la directora de Zoonosis de Las Heras, y atiende junto a su marido, también veterinario, su propia clínica en la planta baja de su casa. “El martes al mediodía recibí el primer video. Yo estaba almorzando con un veterinario del Consejo Agrario, hablando por un tema de triquinosis, y me llegó una foto a mi WhatsApp. La miré y pensé que era un perro tipo raza Chow Chow en mal estado. Me suele suceder que me mandan esas imágenes, ya que yo hago fisioterapia y rehabilitación. Se lo mostré a mi colega y me dijo que era un mono carayá. Me puse en contacto inmediatamente con quien lo había enviado y pedí que no lo difundieran para poder dar con él. Muchas veces, con las denuncias, sucede que si se da la alarma, hacen desaparecer a los animales y nunca más los podemos encontrar”, recordó.

Galera se comunicó con la responsable del Juzgado de Instrucción de Faltas, Sonia Sáez, quien estaba a la vez en contacto con el juzgado. “Nos asesoraron para que quien había denunciado informalmente hiciera una denuncia formal al juzgado para iniciar la causa. Se inició el expediente, se emitió una orden de allanamiento junto con una orden de detención y se avisó al centro de Zoonosis”, detalló Galera.

“Ya se sabía que los adultos de la casa quedarían detenidos. Por lo tanto se llamó a la Defensoría del Menor, porque había dos menores en la casa. Todo el personal se puso a disposición. Aquí hay dos comisarías, la 1a. y la 2a. Según el barrio, te toca una o la otra”, aclaró la directora de Zoonosis. “En este caso, no solo actuaron las dos comisarías, ¡sino que fueron tres patrulleros! Fue realmente de película”, dijo.

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En plena estepa patagónica, la ciudad de Las Heras todavía cuenta con algún resabio de cuando era zona rural, de gente de campo, “de ganadería ovina”, sostuvo. Pero, a partir del petróleo, la ciudad cambió completamente su fisonomía. Una gran inmigración del norte argentino y una gran comunidad paraguaya se instalaron en viviendas algo precarias, a trabajar en los predios petroleros.

“Tener un jardín es muy difícil aquí en la estepa. El clima es bastante soleado, pero hace frío y hay viento, y se está mucho tiempo adentro de la casa. La casa donde estaba Yeico era oscura, con pequeñas ventanas, aunque atrás tenía un pequeño patio. Entró la policía y luego nosotros. Lo primero que hicieron fue sacar el mono de debajo del Eskabe, adonde estaba, y nos lo entregaron. Una vez que ya lo teníamos, la policía empezó a interrogar a la pareja; ella, de origen paraguayo, y él, argentino. Luego de responder a las preguntas, quedaron detenidos”, detalló Galera. Aparentemente, y de acuerdo con el relato, el mono carayá les había sido entregado hacía solo un año por una persona llamada María Inés. Vivía suelto por la casa, con muy poca movilidad, y le colocaban pañales para no tener que limpiar. ¿La comida? “Come de todo”, indicó la pareja. “Lo que comemos nosotros: pollo, pizza, fruta, fideos, que le encantan”, aclaró la mujer.

Yeico, que tendría entre 6 y 7 años, presenta menos de la mitad del tamaño de un mono carayá adulto y una de sus manos completamente atrofiada, además de sus patas. “No puede trepar y tiene dolores”, informó Galera. “En mis 16 años de trayectoria, he visto muchos casos de maltrato y crueldad animal, pero el caso de Yeico me conmovió profundamente. Lo encontramos desnutrido, con atrofia de manos y patas, dolorido. Pero hay algo que no puedo sacarme de la cabeza, que me duele más que lo que palpo y veo… y es lo que le quitaron en su vida. Yeico no pudo saltar de rama en rama, no pudo interactuar con otro carayá. No pudo reproducirse, no pudo aullar, y cuántas cosas más no pudo porque alguien lo arrebató para venderlo por unos pocos pesos y lo terminó convirtiendo en una mascota en una oscura y fría casa de la Patagonia argentina. Hoy tiene una esperanza de mejorar su calidad de vida, y estoy orgullosa de haber sido parte de ello, junto a una cantidad de buenas personas que movieron cielo y tierra por él”, reflexionó la directora de Zoonosis.

Coco, el mono rescatado hace tres años en Belgrano
Coco, el mono rescatado hace tres años en Belgrano

Yeico permanece internado en Zoonosis y, mientras tanto, se evalúa hacia dónde irá. “Yo quisiera que estuviera con Coco, por tener ambos patologías similares, por ser los dos monos con discapacidades muy parecidas y que necesitan tratamientos especiales, como la fisioterapia que recibe Coco. La verdad es que dudo que la pueda tener en otro lugar”, concluyó. Coco vive desde poco después de su rescate bajo la tutela de una fundación, en Luján, provincia de Buenos Aires.