Con San Pablo y Río de Janiero como principales focos, el PT y el bolsonarismo miden fuerzas en las elecciones municipales en Brasil

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva; el candidato a la alcaldía de San Pablo, Guilherme Boulos; la candidata a vicealcaldesa Marta Suplicy, y la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, saludan durante un mitin de campaña en San Pablo, Brasil, este sábado, en vísperas de la primera vuelta de las elecciones municipales brasileñas. (NELSON ALMEIDA / AFP)

BRASILIA.- En las elecciones municipales más electrizantes de los últimos años y con potencial para proyectar nuevos liderazgos políticos en Brasil, el país definirá alcaldes y concejales este domingo en todas las ciudades del país, en unos comicios que además se perfilan como un test para el presidente Luiz Inacio Lula da Silva y su antecesor, Jair Bolsonaro.

La elección en San Pablo, la mayor capital estatal brasileña, aparece como la principal de todas las disputas, con un carácter nacional por las intervenciones de Lula y de Bolsonaro.

Las encuestas vaticinan un triple empate entre el actual alcalde, Ricardo Nunes, quien recibió un tibio apoyo de Bolsonaro; el diputado izquierdista Guilherme Boulos, candidato de Lula; y la sorpresa de la elección, el polémico empresario e influencer ultraderechista Pablo Marçal, que provocó una factura en el bolsonarismo, conquistando la simpatía de figuras próximas del expresidente.

Con un discurso agresivo y antiizquierdista fogoneado en redes sociales, Marçal, que recibió un sillazo en un debate luego de haber provocado a otro candidato, puede confirmarse como sorpresa y entrar en el balotaje paulista.

En el último sondeo de la consultora Datafolha publicado el jueves, Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (PSol) apareció con 26% de intención de votos, seguido por Nunes, con 24%, y Marçal, también con 24%, en un triple empate técnico.

En las ciudades brasileñas con más de 200.000 habitantes habrá segunda vuelta el 27 de octubre si ningún candidato supera la mitad de los votos válidos. Más de 150 millones de brasileños están habilitados para votar en todo el país.

En Río de Janeiro, la disputa más relevante detrás de San Pablo, el actual alcalde, Eduardo Paes, con un perfil de centro y apoyado por Lula, es el máximo favorito, aunque el crecimiento los últimos días de Alexandre Ramagem, el exjefe de la inteligencia apoyado por Bolsonaro, podría forzar una segunda vuelta.

Según el último sondeo, Paes lidera en Río con 54% de intención de votos, seguido por Ramagem, con 22%.

El candidato a alcalde del Partido Socialdemócrata (PSD), Eduardo Paes, y el candidato a alcalde del Partido Liberal (PL), Alexandre Ramagem, antes del inicio del debate televisivo entre los candidatos a la alcaldía de Río de Janeiro en los estudios de Projac, en Río de Janeiro, el 3 de octubre de 2024. (Mauro PIMENTEL / AFP)

Las proyecciones, a nivel país, muestran la fuerza de los partidos del denominado centrão, que se alzarían con la mayor cantidad de alcaldías, y una dificultad de la izquierda para elegir alcaldes en las principales capitales del país, con chances de victorias en apenas cinco de las 26 capitales.

Además, vaticinan cómodas reelecciones en ciudades donde los alcaldes tienen alta aprobación, como es el caso del izquierdista João Campos en Recife, capital de Pernambuco, quien pese a no ser del Partido de los Trabajadores (PT) -al igual que Boulos- cuenta con el apoyo de Lula en su estado natal.

Los comicios municipales, aunque dominados por asuntos locales en la mayoría, surgen como un examen para Lula y Bolsonaro, protagonistas de la reñida elección presidencial de 2022. Según los últimos sondeos, ambos fueron poco eficaces para apalancar a sus candidatos.

“Las elecciones municipales tratan mucho más sobre temas cotidianos, pero suelen tener un papel relevante para proyectar líderes a nivel nacional”, advirtió a LA NACION Leandro Consentino, politólogo del instituto Insper de San Pablo.

Cuando faltan dos años para las presidenciales de 2026, todavía es una incógnita quiénes llegarán competitivos a esa contienda.

Lula, quien cumplirá 79 años a fin de este mes y llegaría con 81 a la eventual campaña, no da por hecho que competirá por un cuarto mandato dentro de dos años.

“No necesito ser candidato en 2026. Hay mucha gente que puede serlo. Pero si todo muestra que sólo yo puedo derrotar a la extrema derecha, puedo ser candidato”, dijo recientemente.

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva; el candidato a la alcaldía de San Pablo, Guilherme Boulos; la candidata a vicealcaldesa Marta Suplicy, y la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, saludan durante un mitin de campaña en San Pablo, Brasil, este sábado, en vísperas de la primera vuelta de las elecciones municipales brasileñas. (NELSON ALMEIDA / AFP)

La decisión del presidente Joe Biden, de 81 años, de abandonar la carrera por la reelección Estados Unidos este año alimentó cuestionamientos sobre la capacidad de Lula para conducir Brasil por un mandato más.

Por el otro lado, la ultraderecha estará huérfana de su mayor líder, el expresidente Bolsonaro, quien fue inhabilitado políticamente hasta 2030 el año pasado por la corte electoral y difícilmente encontrará caminos para revertir la sanción.

Una victoria de Boulos sobre dos candidatos de derecha en San Pablo, más allá de significar un triunfo que el gobierno de Lula intentaría capitalizar, sería un aliciente para la carrera política del diputado, quien ha sido apuntado como uno de los posibles herederos de Lula.

Sin embargo, si el diputado izquierdista queda fuera del balotaje, podría significar un golpe que dejaría mal parado al gobierno para 2026, sin el control de las principales alcaldías del país.

Al mismo tiempo, el resultado paulista supone un riesgo para Bolsonaro y su capacidad de intervenir en la interna de la derecha, explicó el profesor del Insper.

Tras haber coqueteado con Marçal, el expresidente tuvo una intervención tibia en su apoyo a Nunes, quien fue principalmente apalancado por el gobernador Tarcísio de Freitas, exministro de Infraestructura y también señalado como un candidato natural a la presidencia en 2026.

Un resultado favorable a Marçal, el candidato más bolsonarista de esta elección, puede colocar al influencer en el papel de líder emergente de la ultraderecha, autónomo del expresidente.

El empresario, que llegó a ser comparado en su estilo con el presidente argentino, Javier Milei, repitió la fórmula victoriosa del expresidente en 2018: presentarse como antagonista de la política tradicional, sin estructura partidaria ni recursos, y apalancarse en las redes para combatir al “comunismo” presente presuntamente en todos los partidos.

“La elección en San Pablo puede ser un anticipo de la lucha por el comando de la derecha en Brasil. El ascenso de Marçal muestra que los valores de extrema derecha ya no son más monopolio de Bolsonaro”, explicó Consentino.