Sam Childers, el motero exnarcotraficante que rescata niños en África y cuya vida se convirtió en película

Dejó su vida de traficante en Estados Unidos para rescatar a niños secuestrados por las guerrillas en Sudán del Sur.

Sam Childers, también conocido como Machine Gun Preacher (Photo by Wendy Maeda/The Boston Globe via Getty Images)
Sam Childers, también conocido como Machine Gun Preacher (Photo by Wendy Maeda/The Boston Globe via Getty Images)

La vida de Sam Childers ha sido, como poco, una montaña rusa repleta de giros dramáticos e impredecibles. Puede presumir de un extenso currículum repleto de aciertos y tantos otros errores que le han puesto contra las cuerdas en más de una ocasión. Aunque si hay algo que reconocerle a este estadounidense sexagenario es su capacidad de enmendar fallos garrafales y reconducir su futuro en un giro de los acontecimientos de 180 grados. A sus 61 años, este motero de la vieja guardia se ha convertido en un personaje público en mayúscula en su país natal cuya trepidante historia inspiró la película ‘El soldado de Dios’, protagonizada por Gerard Butler.

Childers nació en Grand Folks, una pequeña ciudad de Dakota del Norte (Estados Unidos) en el seno de una familia de clase media (su padre era marine). De sus primeros años poco o nada se sabe, más allá de que era el pequeño de tres hermanos, Paul Jr., George y Donna. Esta última murió debido a una enfermedad congénita en el corazón antes de cumplir un año. La familia se trasladó a vivir a la pequeña localidad de Grand Rapids, en Minnesota, a orillas del gran río Mississippi cuando Sam Childers tenía alrededor de los nueve años. Fue en este entorno donde comenzó su coqueteo con las drogas y el alcohol que terminó con su ingreso en una sección del Outlaw Motorcycle Club. Se trata de una de las bandas de moteros amantes de las Harley-Davidson con más tradición de Estados Unidos y cuyos miembros, entre ellos el propio Childers, han sido vinculados en más de una ocasión con el tráfico de sustancias ilegales y armas. Quien halla visto la serie ‘Son’s of Anarchy’ entenderá el paralelismo. “Llegué a traficar con grandes cantidades de cocaína y heroína y me convertí en el principal tirador de los narcotraficantes. Sabía que si seguía así en algún momento iba a morir, pero mi problema no era morir como tal, sino hacerlo por una razón estúpida”, relata en un vídeo.

Machine Gun Preacher, como se hace llamar (que en castellano se traduce como el predicador de ametralladoras), no oculta esta etapa de sus primeros años de adultez que ha sabido rentabilizar para extender su fama. Su transición “de motociclista traficante de drogas a un hombre que se encontró a Dios y se centró en rescatar a niños de algunas de las zonas más peligrosas de África”, como él mismo lo define en su página web, se produce a finales de los 90. No sé sabe muy bien cómo acabó en el continente africano o que le motivó para viajar hasta ahí en un primer momento. Algunos hablan de una apuesta, otros lo achacan a su conversión al cristianismo a partir de 1992. Se dice, incluso, que, en 1998, Sam Childers, ya reconvertido en predicador de la iglesia evangélica Asambleas de Dios, tuvo una visión que le emplazaba en África y no desatendió el llamado. Ese mismo año puso rumbo a Sudán del Sur para ayudar a reparar casas destruidas por la guerra civil que desde hace décadas asola el país.

Sam Childers en su Harley Davidson. (Photo by Markus Cuff/Corbis via Getty Images)
Sam Childers en su Harley Davidson. (Photo by Markus Cuff/Corbis via Getty Images)

Los horrores que vio durante esa primera toma de contacto, producto de las atrocidades perpetradas por el Ejército de Resistencia del Señor (LRA) que controlaba la zona, fueron suficientes para que el motero dejara de lado su idílica vida en Estados Unidos y se trasladara a vivir a la región. “Vi el cuerpo de un niño acribillado por una mina antipersona y sabía que tenía que hacer algo. No sabía el qué, pero tenía que hacer algo. Ahí, junto a ese niño muerto, le dije a Dios que haría lo que hiciera falta para ayudar a esta gente”, recuerda el propio Childers en el citado vídeo. Al poco tiempo, fundó junto a su mujer Lynn la ONG Los Ángeles de África Oriental y construyó la primera aldea infantil para acoger a menores de edad huérfanos y rescatados de las filas de la guerrilla. Según se recoge en la web de la organización, “decididos a salvar tantas vidas como sea posible, Sam y su equipo van al territorio enemigo para rescatar a los niños secuestrados”, equipados con todo lo necesario para lograr su objetivo, ametralladoras incluidas.

Desde su creación, la iniciativa de Machine Gun Preacher ha brindado hogar y educación a más de 1.000 niños de Sudán del Sur y del norte de Uganda. En la actualidad, acoge a 350 menores de edad en su aldea infantil localizada en la ciudad de Nimule. Cuando no está en África, Sam Childers recorre Estados Unidos dando charlas sobre su transformación y su proyecto solidario. En 2013, recibió el premio Madre Teresa de Calcuta por su inestimable trabajo a favor de la justicia social. Antes de aquello, en 2011, Hollywood llevó su vida al cine bajo el título ‘El soldado de Dios’. La película basada en hechos reales, pero ficcionada al extremo, no obtuvo el reconocimiento esperado, ni en taquilla ni por parte de la crítica. “Un ejemplo de cómo una historia creíble puede convertirse en una mala película”, reza la reseña de ‘The New York Times’. A pesar del fiasco, el legado del predicador de la ametralladora se mantiene intacto. No es para menos. Y que siga.

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