"El salvaje": adaptación de David Gaitán a la novela de Guillermo Arr

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 28 (EL UNIVERSAL).- El director y dramaturgo David Gaitán y la compañía alemana Schauspiel Köln presentaron su versión de "El salvaje" -novela por la que Guillermo Arriaga ganó el Premio Mazatlán de Literatura en 2017- ayer en el Teatro Principal de Guanajuato Capital como parte de la programación del Festival Internacional Cervantino en su edición número 51.

Una adaptación que, por cierto, es trilingüe -los actores tienen diálogos en inglés, alemán y español- con supertitulaje en dos pantallas colocadas a cada extremo del dispositivo escénico. Al principio, en medio del mobiliario y los objetos desperdigados, desde un piano se interpreta "Space Oddity", de David Bowie. Los personajes van tomando su lugar. En la pantalla se muestran ciertas palabras: "Infravalorado", por ejemplo. Rápido, entre risas y juegos, se advierte la presencia de Cinco, adolescente que ha perdido a su familia cercana en pocos meses.

Esto sucede en 1969, en vísperas de la llegada de Neil Armstrong a la Luna. Ciertos detalles son la prueba de que, más allá de su centro argumental, la obra tiene varios niveles de lectura. En el caso del alunizaje, éste es abordado como una experiencia colectiva e individual.

El ideal de un mundo sin violencia es otro tema sobre el que se reflexiona. "¿Por qué si la utopía es factible no vamos por ella?", es una pregunta abierta en algún momento de la obra, mientras Cinco se revela cada vez más como alguien alienado por un sistema corrupto.

Sin camisa, entre los árboles de un bosque artificial, Cinco se ha convertido en el salvaje. Pero él ha llegado allí, exiliado en la naturaleza y el frío, desprotegido y en busca de un "suicidio blanco", porque volteó a ver constantemente la muerte.

Un grupo de fanáticos religiosos, buenas conciencias, "purgadores de la sociedad", asesinó a su hermano. Cinco es un joven alienado por un mundo no menos alienado, un grupo corrompido que caza hombres impuros.

"¿Puede una víctima perdonar a su asesino?", se pregunta en otro momento de la obra, y todos los planos -el pasado, el presente y el futuro- se mueven en un mismo plano y suceden de forma simultánea. "Si el mundo es el diablo, ¿dónde está el diablo?" es otra duda que resuena en el drama y a la que se responde con conceptos como la incomunicación, el chivo expiatorio y la redención.

También hay que hablar de quién relata esta pieza: una especie de narrador-panóptico o un coro que vigila desde todos los ángulos sin dejar un sólo espacio libre. El hecho de que la obra no sea lineal y tenga un ritmo vertiginoso proviene de dos maestros de Arriaga: Rulfo y Faulkner.

A ratos, las formas, la solemnidad, son dejadas de lado y el único objetivo es mirar a los ojos al espectador, entrar en contacto con él. No exentos de ironía, Arriaga y Gaitán hicieron un viaje al corazón de la violencia. Las herramientas dramáticas de la pieza no son menos interesantes que la turbulencia espiritual donde ésta bucea.

Un par de guiños al teatro físico, el constante atravesar la cuarta pared -"su muerte será representada" o "su muerte no será representada" dictan, en ciertas escenas, los personajes"- y las actuaciones impecables sirven para crear una obra catártica e hipnótica, uno de los mejores montajes que se presenta este año en México. "El final toca tierra" se lee en las pantallas, como guiño al alunizaje o un nudo que se desata: la explosión del drama.

Gaitán, quien en 2012 formó parte del grupo de dramaturgos de la Royal Court Theatre de Londres, coloca el último punto con otra constante: la búsqueda de un momento hermoso.

"El salvaje" tendrá una función en la Ciudad de México, el 7 de noviembre, a las 19:00 horas, en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.