El Salvador hace “todo lo posible” para ayudar a periodistas cubanos desterrados, dice canciller

Las autoridades de El Salvador están haciendo “todo lo posible” para ayudar a dos periodistas cubanos que quedaron varados en ese país tras ser forzados por el gobierno de Cuba a abandonar la isla, afirmó la canciller salvadoreña Alexandra Hill en una entrevista con el Nuevo Herald.

“Estamos haciendo todo lo humana e institucionalmente posible por acogerlos, por darles todas las alternativas de solución a ellos,” dijo Hill. “Cualquier persona exiliada de su propio país es para nosotros abominable y es una muestra de lo que el régimen cubano está realizando con sus propios ciudadanos”.

Los periodistas Esteban Rodríguez y Héctor Luis Valdés quedaron varados en el aeropuerto de El Salvador el martes cuando la aerolínea en la que planeaban viajar a Nicaragua les comunicó que el gobierno de ese país, aliado del gobierno cubano, les denegó la entrada.

Las autoridades cubanas sacaron a Rodríguez directamente de la prisión — en la que se encontraba desde abril del año pasado por organizar una protesta — hasta el aeropuerto, bajo la condición de que saliera del país y no regresara, según comentó desde San Salvador a el Nuevo Herald. Valdés también ha sido acosado por las autoridades cubanas y ayudó a gestionar el viaje hacia Nicaragua, el único país de la región que no pide visas a los cubanos. Ambos trabajan para el medio independiente de noticias ADN Cuba.

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“La única forma en la que me iban a soltar de la cárcel era si yo salía de Cuba,” dijo Rodríguez. “La seguridad del estado le dijo a Héctor que si yo salía no podía regresar pero que ellos nunca me iban a soltar”.

Rodríguez es miembro del opositor Movimiento San Isidro y organizó una inédita protesta pública en la Habana Vieja junto a una decena de activistas y periodistas independientes el 30 de abril del año pasado, en solidaridad con Luis Manuel Otero Alcántara, una de las figuras más visibles del movimiento que en ese momento estaba en huelga de hambre. Actualmente, Otero Alcántara se encuentra en prisión desde el 11 de julio del año pasado, junto a cientos de cubanos que se manifestaron contra el gobierno ese día.

Tras pasar 36 horas en el aeropuerto internacional San Oscar Arnulfo Romero, el gobierno salvadoreño concedió el miércoles a los periodistas cubanos un permiso de entrada especial por motivos humanitarios para permanecer legalmente en ese país hasta que se resuelva su situación, dijo el director de inmigración Ricardo Cucalón. El funcionario mencionó que el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, personalmente se involucró en el caso y le indicó que se permitiera la entrada de los cubanos.

El gobierno salvadoreño también les pagó el hospedaje en el hotel Sheraton de la capital hasta el viernes y organizaciones no gubernamentales les han ofrecido ayuda, mencionó Rodríguez. También recibieron un chequeo médico el jueves.

Valdés agradeció en Twitter al presidente Bukele y al pueblo salvadoreño “por la solidaridad en un momento donde no veíamos la luz”.

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En la tarde, Rodríguez y Valdés estaban reunidos en la cancillería para discutir “opciones”, dijo la canciller. “Nosotros los vamos a apoyar para hacer lo que ellos quieran hacer”, comentó Hill. La diplomática añadió que permanecer en El Salvador era una alternativa. “Obviamente ellos no pueden ni quieren devolverse a Cuba,” señaló Hill.

El diputado salvadoreño Ricardo Godoy también informó a el Nuevo Herald de gestiones para que los dos periodistas sean reconocidos como refugiados por las Naciones Unidas, lo que permitiría que reciban asilo en otro país.

“Hay que hacer un llamado de atención a todos los estados democráticos independientes para que estemos pendientes de ese suplicio que sufren ciudadanos de países como Cuba, Venezuela y Nicaragua donde la democracia es inexistente, a que atendamos humanitariamente a cualquier ciudadano que se presente con un problema de esta naturaleza”, dijo Godoy. “Los derechos humanos deben primar”.

Rodríguez relató su experiencia en la cárcel cubana, que calificó de “muy fuerte”.

“Antes de estar en prisión yo era una persona muy fuerte, muy alegre. A raíz de eso, por ejemplo ayer me desperté a las cuatro de la mañana porque todavía me parece que es mentira y que me encuentro en ese lugar todavía,” dijo. “Me mandaban para la celda de castigo porque les daba la gana, una celda oscura, sin ventilación, o me pasaban por el lado y me daban un piñazo en la barriga cuando el guardia creía simplemente que estaba mirando algo que no debía mirar”.

Rodríguez, de 34 años, no pudo despedirse de sus hijas, de 12 y 13 años. Ahora su objetivo es “vivir en un país donde me encuentre seguro, donde sí se respete la libertad”.