La salud pública en terapia: sueldos de menos de $100.000, poliempleo, y alta demanda de atención, los graves problemas que atraviesan los médicos en todo el país

Marcha de médicos y personal de salud en Plaza de Mayo
Médicos del hospital Posadas y del Garrahan y residentes de Nación y provincia marcharon a Plaza de Mayo este mediodía - Créditos: @Ignacio Sánchez

Los profesionales de la salud están abandonando los consultorios para salir a las calles para reclamar una recomposición salarial urgente y la solución de problemas estructurales en el sistema sanitario asociados con los recursos humanos que frene la expulsión de personal calificado y la gestión hospitalaria eficiente que le garantice a la población la atención oportuna y de calidad, sobre todo en medio de una crisis económica que está empujando a más personas a utilizar el sistema público de salud.

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“Nos estamos extinguiendo y no le importa a nadie”, rezaba uno de los carteles que exhibían profesionales del Hospital Materno Infantil de San Isidro durante la movilización a Plaza de Mayo de médicos, profesionales, técnicos, enfermeros y personal administrativo de hospitales de la Nación y la provincia de Buenos Aires. “Amo lo que hago, pero no vivo con lo que gano”, escribió de puño y letra en un cartel una médica que acompañaba la columna mientras avanzaba por la avenida de Mayo.

El conflicto, con cese de actividades y movilizaciones, se viene dispersando desde hace semanas por el país. La recomposición salarial es la demanda más urgente para no caerse de la clase media, como lo describen los propios afectados, con ingresos de bolsillo que varían entre las jurisdicciones, desde menos de $100.000 hasta poco más de $200.000 para médicos especialistas con hasta tres décadas de antigüedad a cuestas en los principales hospitales de referencia para la atención de chicos o adultos. Esto sigue promoviendo el poliempleo, con cada vez menos horas de descanso para el personal que no termina de recuperarse del trabajo durante la pandemia y la atención del aumento de la demanda actual.

En el Hospital Garrahan, un profesional que recién ingresa a la carrera hospitalaria está percibiendo $170.000, según explicaron dos jóvenes licenciadas en trabajo social de ese centro pediátrico nacional. “Hay muchas renuncias porque el salario es muy bajo. Ganan más haciendo guardias o trabajando en el sector privado en lo que estudiaron u otras actividades”, señalaron a LA NACIÓN.

El acuerdo cerrado en la ciudad de Buenos Aires con los residentes esta semana exacerbó los ánimos: en asambleas del personal en otros distritos no estuvo ausente la mención a que eso demuestra que todo depende de si hay o no voluntad política para resolver los problemas. A modo de comparación, médicos del Hospital Posadas, en El Palomar, ponían como ejemplo con indignación que pasaban a ganar menos que un residente.

Marcha de médicos y personal de salud en Plaza de Mayo
Marcha de médicos y personal de salud en Plaza de Mayo - Créditos: @Ignacio Sánchez

Crisis

“La palabra crisis es la más utilizada para describir el estado de situación del sistema sanitario y esto es así desde hace décadas. Pero, en estos momentos, su dimensión es más preocupante. A la fragmentación, la segmentación, la ineficiencia y la inequidad clásicas del sistema, se le está sumando un agravamiento del problema con los recursos humanos en general, en particular el médico, que amenaza con llevarnos a una crisis terminal. Es una bomba que explotó hace años, pero que ahora emerge con más fuerza”, observa Adolfo Sánchez de León, médico y miembro del Grupo PAIS (Pacto Argentino por la Inclusión en Salud), que reúne a un centenar de profesionales de múltiples disciplinas e instituciones que se dedican a la salud pública. “Durante la pandemia y, luego, se agudizaron problemas crónicos en muchas especialidades, como el multiempleo, los bajos salarios y honorarios, el agotamiento y el burnout y la violencia laboral. Todo esto llevó a un agotamiento físico y mental de muchos médicos”, detalla.

En una presentación en la Universidad de San Andrés, Sánchez de León enumeró en estos días que son cada vez más las guardias médicas sin la presencia de especialidades imprescindibles. “En muchas clínicas y sanatorios privados instauraron guardias pasivas de esas especialidades o les informan a los pacientes que ese servicio no está cubierto en la emergencia –indica–. Muchos de esos cargos se completan con médicos de baja calificación, sin una residencia o de otros países a los que se les da la matrícula a través de un decreto del ejecutivo, pero no de un colegio médico. En algunos lugares, empieza a notarse una baja calidad en la atención.”

Esta semana, la Confederación Médica de la República Argentina (Comra) advirtió a través de un comunicado que “la falta de políticas de Estado en salud han desmotivado al personal sanitario. Los médicos estamos indignados por la ausencia de sensibilidad por parte de las autoridades”. Jorge Iapichino, secretario de Hacienda de la entidad, señala que el problema es profundo y el deterioro es muy grande, con un desfinanciamiento del sector que corre en paralelo a la crisis económica del país. “Y la variable de ajuste son los honorarios y los salarios del personal. Los primeros que se desfinancian son los estados nacional y provinciales”, afirma.

Hoy, según detalla Iapichino, un médico gana el equivalente a US$5-9 la consulta por prepaga u obra social y lo cobra a entre 60 y 90 días. “Es muy preocupante lo que está pasando -insiste-. No terminó aún la pandemia y la frustración que sienten los profesionales es grande, más allá de que muchos se murieron, con condiciones laborales que se deterioraron cada vez más y más rápido, no solo los salarios. La gente nos reclama a nosotros si tiene un turno para dentro de tres meses. Es necesaria una política de Estado en salud.”

Y Sánchez de León advierte, ante este contexto, que en un futuro más cercano que el pensado esto no hará más que lograr que el sistema de salud “entre en una crisis inédita y de difícil resolución si no se toman medidas urgentes” desde los gobiernos nacional, provinciales y municipales”.

Marcha de médicos y personal de salud en Plaza de Mayo
Recomposición salarial, uno de los reclamos más fuertes - Créditos: @Ignacio Sánchez

Servicios resentidos

En Tucumán, la atención en los hospitales públicos se vio resentida, sobre todo en los consultorios externos, por el paro dispuesto por el Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud (Sitas) en sintonía con la medida de fuerza nacional convocada por la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (Fesprosa). “La medida de fuerza es por 24 horas y se lleva adelante en todos los hospitales y centros de atención primaria de la provincia, en consonancia con la jornada nacional de lucha convocada por Fesprosa para protestar contra los magros salarios que percibe nuestro sector en todo el país”, explicó a LA NACIÓN el médico Julián Nassif, secretario general del Sitas.

El paro en esa provincia alcanza a todo el personal de salud y es con concurrencia a los lugares de trabajo. Como en el resto de los distritos con medidas de fuerza, la atención se limita a casos de urgencia, internaciones o personas que concurran a los hospitales para recibir o retirar medicación, entre otras situaciones que no se pueden desatender.

Hace dos semanas, el gobierno tucumano dispuso otorgar a todos los empleados públicos, incluido el de la salud, un aumento del 30% no remunerativo y un bono de $60.000 en tres cuotas: dos de $25.000 en noviembre y diciembre y una de $10.000 en enero. “No es una recomposición salarial verdadera, porque el bono es pan para hoy y hambre para mañana –resumió Nassif–. Esperamos que se cumpla con lo establecido en el acta acuerdo, con la incorporación de montos al salario básico, en blanco, con un porcentaje de actualización superior a la inflación”. La mayoría del personal, según afirmó, tiene sueldos iniciales que no cubren una canasta básica mensual. “Una enfermera en Tucumán –puso como ejemplo–, tiene un sueldo inicial de apenas $103.000, cuando el valor de la canasta básica mensual fue fijada en $128.000 en septiembre; mientras que un kinesiólogo debe tener una antigüedad superior a los 10 años para recién tener un salario inicial que iguale ese monto”.

Mendoza no escapa a esa crisis. A los salarios bajos y la gran carga horaria de los residentes, se suman los reclamos persistentes de los médicos, enfermeros y técnicos, por una recomposición integral de sus haberes, más allá de haber acordado, días atrás, con la mayoría, un incremento en paritarias. Con esto, se desactivaron medidas de fuerza. Lo que se suma es un planteo, que llegó en las últimas horas al Congreso Nacional: la jubilación del 82% móvil, como planteó esta semana la Comra, y una compensación para lo que están jubilados.

Desde la Asociación Mendocina de Profesionales de la Salud (Ampros) aclararon que continúan los reclamos por mejores condiciones laborales, más allá de las mejoras obtenidas. Se espera que el Ejecutivo llegue también a un acuerdo la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en el área de la sanidad.

“El problema del sistema de salud de la provincia no cambió: falta profesionales en todas las áreas, con sueldos magros a pesar de una paritaria con un aumento promedio de un 90% a diciembre y un adelanto de la paritaria de 2023 del 5% en enero, febrero y marzo”, dijo Ricardo Jiménez, secretario adjunto del gremio. “Persiste la migración de profesionales a otros países, con renuncias masivas en especialidades como terapia intensiva pediátrica y neonatología, entre otras. Además, las residencias están mal pagas, como en el resto del país”, resumió.

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María Isabel Gattás, de la Comisión de Jubilados de Ampros, señaló: “Después de haber trabajado más de 30 años en el cuidado de la salud de la población mendocina, hoy nos sentimos postergados, olvidados, condenados a una condición socioeconómica deplorable, cuando hace dos años atrás la hipocresía de la política nos había transformado en grandes héroes, simplemente lo hizo para el relato de la pandemia”.

La Asociación de Profesionales de la Salud de Santa Cruz (Aprosa), gremio de base de la Fesprosa, adhirió al paro nacional con distinto nivel de acatamiento en los centros de salud de la provincia. En algunas localidades, hubo protestas en los hospitales y se garantizaron las guardias mínimas y los servicios esenciales. Sumaron al reclamo nacional pedidos locales: apertura de paritarias antes del 1° de diciembre, recomposición salarial frente a la inflación y paso por única vez al agrupamiento profesional sanitario de personal con carrera universitaria de tres años que quedaron fuera de la escala profesional a partir de la aplicación del Convenio Colectivo de Trabajo firmado en abril pasado.

En Córdoba, donde el conflicto lleva 10 días, también se extiende a todo el personal de los hospitales en la provincia. Son unos 15.000 trabajadores, con residentes y concurrentes. Reclaman un 160% de aumento para el salario inicial, que es de $80.000, la incorporación de todos montos no remunerativos (equivalentes a $30.000) y designaciones en cargos vacantes. El Ejecutivo prometió una “solución integral” antes de fin de año y anunció un aumento remunerativo de $70.000 para médicos de guardia de los centros en el interior del distrito y de $50.000 para los de la capital y el Gran Córdoba. Esto alcanzaría a 1680 profesionales. Este miércoles, el paro fue total con una movilización multitudinaria hacia el centro comercial Patio Olmos, de la ciudad de Córdoba. Solo hubo guardias en las áreas más críticas. Continúan las asambleas y el cese de actividades parciales en distintos centros.

En Santa Fe, el personal de la salud se movilizó este jueves con la convocatoria de la Fesprosa y, también, autoconvocados. En los hospitales y centros de salud municipales se mantuvieron las guardias. En la capital provincial, se concentraron frente a la sede del Ministerio de Salud y, luego, marcharon hasta la Casa de Gobierno. Un grupo entregó un petitorio. El Sindicato de Profesionales de la Salud (Siprus) reiteró que “sin presupuesto, sin salarios y condiciones de trabajo dignas es imposible sostener el sistema de salud”. El sector reclama reconocimiento por la tarea realizada, reapertura paritaria, incorporaciones a planta, cambio de escalafón, salarios y derechos laborales plenos para residentes y concurrentes, y más presupuesto para el sistema sanitario. Las movilizaciones se multiplicaron en Rosario, como en las últimas semanas, y en Rafaela, donde se unieron los médicos del sector público y privado en una misma marcha. “Queremos una Argentina con honorarios dignos para la salud –indicó una de las profesionales que marchó hasta la plaza central de esa localidad–. Hoy, una consulta significa para el médico el precio de dos gaseosas.”

Dirigentes del Siprus y la Asociación de Médicos de la República Argentina (AMRA) coincidieron al señalar que un médico hoy tiene que tener “no menos de cuatro o cinco trabajos, lo que es brutal porque son 14 o 15 horas por día, de lunes a lunes, para poder tener un pasar digno. En personas que están atendiendo gente enferma, con todo lo que eso significa, la sobrecarga horaria que genera estrés, con mala calidad de atención”.

Con la colaboración de Fabián López (Tucumán), Mariela Arias (Santa Cruz), Pablo Mannino (Mendoza), Gabriela Origlia (Córdoba) y José Bordón (Santa Fe)