Salió a la venta una emblemática casona frente a la estación de trenes de Olivos

Elegante, de estilo neoclásico francés, la mansión conocida en el barrio de Olivos como El Castillo, sale finalmente a la venta por 1,5 millones de dólares. La misteriosa residencia frente a la estación, una de las más tradicionales de Vicente López, ostenta desde hace pocos meses un cartel de comercialización en su jardín, sobre la calle Corrientes. Luego de estar 15 años deshabitada y abandonada, de tanto en tanto se abre el portón de la casona para que los interesados puedan recorrerla y subir hasta su icónica torre desde la que, hasta no hace mucho, se podía divisar el Río de la Plata.

La construcción no deja de sorprender a quienes transitan por primera vez por la esquina de Corrientes y Azcuénaga. Llama la atención su fachada tan recargada, color ladrillo, y la terraza con glorieta, además de la torre. Es notorio que la propiedad no está en buen estado, pero sin embargo parece no haber perdido su encanto de principios de siglo, cuando Leopoldo Rodríguez Ortega volvió de Alemania y compró varios lotes del partido de Vicente López: entre ellos, el lugar destinado a ser el Asilo Rodríguez Ortega, hoy nuevo geriátrico municipal, y el de esta intersección, frente a las vías del tren. Aquí, en 1922 le pidió al ingeniero italiano Icilio Chiocchi que construyera su residencia, replicando un ala de un castillo de Lieja, Bélgica, que tanto le gustaba.

Ahora, lejos de amedrentarse con el precio, o con la antigüedad de la casona, los clientes consultan sobre las características del inmueble y del terreno donde se levanta, al lado del Colegio San Lucas. Sin embargo, desde la inmobiliaria que la ofrece afirman que no atienden a cualquiera. "Tuvimos muchos interesados, pero solo conversamos con quienes estén interesados en preservarla. Es decir, excluimos el 80% de los compradores. No será fácil venderla", admite Daniel Salaya, de la inmobiliaria Salaya Romera, quien aclara que ese es el deseo de los propietarios: hacer lo imposible para que nadie la demuela o transforme.

Los futuros compradores de la residencia, cuyo nombre en la fachada indica que en realidad se llama San Roque, deberán hacer una muy importante inversión para ponerla en valor. Durante 50 años no se le realizó ningún tipo de refacción debido a que sus dueños no pudieron costear los grandes gastos que demandaba. El hecho de que estuviera tanto tiempo con las persianas cerradas y el césped crecido la rodeó de misterio y provocó que la gente llegara a hacer conjeturas, incluso que estaba habitada por fantasmas, decían los chicos de la zona.

El Castillo, nacido con el ferrocarril cuando Olivos era zona de quintas, se despliega en dos plantas con 356 metros cuadrados construidos sobre un lote de 380 metros cuadrados, según consigna la ficha de la inmobiliaria que tasa el inmueble en 1,5 millones de dólares. Algunas de las opciones que se bajaran son dividir el terreno en dos lotes o permitir que se construya al lado de la casa, sin que la demuelan. De todos modos, hay coincidencia en que por la zona donde está ubicada hoy el valor del terreno supera ampliamente al de la antigua construcción, señalan fuentes del real estate.

Debido a que está a pocas cuadras del Puerto de Olivos, y a metros del corredor con nuevos edificios de la Avenida del Libertador, desde hace algún tiempo se rumorea que podría existir una intención de demolerla y levantar ahí otra torre de departamentos. Desde el municipio afirman que eso no será posible porque el lugar está catalogado como vivienda unifamiliar y solo se podría construir allí otra vivienda, no varias. "Para preservar estas casas nos reunimos con los nuevos propietarios para analizar cuál es la mejor forma de conservarlas", explica Cristina Giraud, la subsecretaria de Planeamiento Urbano de Vicente López. "Es zona residencial, no se puede hacer un edificio", remarca Salaya.

Según un relevamiento efectuado en 2014, hay un conjunto de casi 300 propiedades de valor patrimonial en el distrito. Dentro de universo existe un grupo de 50 palacios y casonas de 100 años de antigüedad o más, pintoresquistas, singulares, que emulan un estilo arquitectónico anterior, como San Roque. El marco legal para protegerlas es la ordenanza 29.960, aún no reglamentada, mediante la cual desde el municipio apuestan a conversar para que no se transformen en escombros y que tampoco varíen por completo su fisonomía.

A dos cuadras de San Roque, sobre la emblemática y arbolada calle Corrientes, en la esquina con Rioja, se levanta otra vivienda que para el municipio es un ejemplo de que es posible acordar, dice Giraud. Se trata de una residencia neocolonial muy deteriorada, cuyo dueño, amante de la arquitectura de estilo, quería sumarle una planta alta y se acercó al municipio, donde colaboraron en el proyecto para que la construcción estuviera acorde con las alturas y el elegante entorno.

En cuanto a El Castillo, los vecinos piden mantenerla intacta porque forma parte de la identidad barrial. Las ideas son varias, desde transformarla en un centro cultural hasta en un hotel. "La municipalidad debería comprarla y ponerla en valor", dice Susana Marotta. "Me encantaría que estuviera reciclada, que la usáramos todos", suma otra vecina, Graciela Sutton.

Respecto de la posibilidad de que Vicente López la compre, fuentes cercanas al intendente Jorge Macri dijeron que "si bien hay quienes piden eso, también hay otros que consideran que hay otras prioridades. La situación no es tan simple".