La "sala secreta" de Miguel Ángel en Florencia abre por primera vez al público

Por primera vez desde su descubrimiento en 1975, queda abierta al público una sala secreta con dibujos atribuidos al maestro Miguel Ángel.

Se trata de un minúsculo espacio —10 metros de longitud, 3 de anchura y 2,5 de altura—al que se accede a través de la Sacristía Nueva de las Capillas de los Médicis, en Florencia. Contiene numerosos dibujos a carboncillo y está considerado uno de los ejemplos más importantes de la pintura mural del siglo XVI. Dada la estrechez de la escalera de acceso a la sala, las visitas se limitarán a cuatro personas por vez y sólo previa reserva.

"Creo que esta será una oportunidad privilegiada para el público de visitar la sala y para que la comunidad científica vuelva a estudiarla", piensa Paola D'Agostino, directora de los Museos del Bargello, a los que pertenece la capilla.

El hallazgo se produjo en noviembre de 1975, cuando el historiador Paolo Dal Poggetto encargó la limpieza de un pasillo bajo el ábside que hasta 1955 se había usado como almacén de carbón.

Sin embargo, bajo el yeso de las paredes enseguida emergieron los bocetos, suscitando un encendido debate entre quienes entreveían la mano del genio y los contrarios de esta hipótesis. El debate estaba —y está— servido.

¿Escondite secreto?

Dal Poggetto sostuvo entonces una teoría: la sala fue el escondite del artista en las frecuentes persecuciones de la Florencia del siglo XVI, amparándose en el testimonio de uno de sus discípulos, Ascanio Condivi, y el biógrafo del Renacimiento, Giorgio Vasari.

En concreto, pudo refugiarse ahí para zafarse de la venganza del papa Clemente VII Medici, iracundo después de trabajar para los rivales de su dinastía en su exilio entre 1527 y 1530.

El historiador planteó que Miguel Ángel logró finalmente el perdón y pudo volver a trabajar en Florencia, hasta que en 1534 la abandonó para asentarse en Roma, donde legaría asombrosas obras como los frescos de la Capilla Sixtina.