Saeed Al-Owairan, el 'Maradona del desierto' que enterró su carrera por rebelarse contra su país

Saeed Al-Owairan durante un encuentro amistoso entre Arabia Saudí e Inglaterra: Imagen: Neal Simpson/EMPICS via Getty Images.
Saeed Al-Owairan durante un encuentro amistoso entre Arabia Saudí e Inglaterra: Imagen: Neal Simpson/EMPICS via Getty Images.

Saeed Al-Owairan, al igual que Gheorghe Hagi, Vasilis Hatzipanagis, Blaz Sliskovic, Giorgi Kinkladze, Andreas Herzog, Roberto Merino, Salaheddine Bassir, Emre Belözoglu o Milan Baros fue uno de esos futbolistas que por la combinación entre talento y procedencia llegó a ser comparado en algún momento de su carrera con Diego Armando Maradona.

El 29 de junio de 1994, en el RFK Memorial Stadium de Washington, el futbolista saudí convirtió el que probablemente haya sido el mejor gol del Mundial de Estados Unidos. Se llevaban disputados apenas cinco minutos del partido entre Arabia Saudita y Bélgica que cerraba el grupo F de aquella Copa cuando Al-Owairan recibió el balón en su propio campo y avanzó casi 70 metros esquivando rivales hasta la portería que defendía Michel Preud'homme, al que batió con un remate con la derecha. La comparación con el gol del 'Barrilete cósmico' a los ingleses, aunque exagerada por ejecución, estética y trascendencia, resultó tan inmediata como inevitable y terminó por consagrar al bueno de Saeed como "el Maradona del Desierto".

Ese gol y su buen desempeño con su selección en la Copa del Mundo, a la que guió hasta los octavos de final, la catapultaron al estrellato. Convertido en héroe nacional y en uno de los futbolistas más populares del momento, su imagen no tardó en ser utilizada como reclamo publicitario. Su fama fue tal que Yōichi Takahashi, creador de Captain Tsubasa (Oliver y Benji), se inspiró en él para diseñar el personaje de "Mark Owairan". Sin embargo, lo que parecía ser el comienzo de la mejor etapa de su carrera profesional se transformó en una tan inesperada como imparable cuesta abajo deportiva.

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Saeed Al-Owairan, al ser considerado un embajador del deporte árabe, vio como las autoridades de su país le impedían aceptar cada una de las ofertas que recibía de equipos extranjeros, algunos europeos, que lo pretendían. Pero, como lo hubiese hecho el mismo Diego Armando Maradona, decidió rebelarse. A su manera, claro. Como no se le permitía abandonar el Al-Shabab, se tomó vacaciones en plena temporada. Por si fuera poco, durante el Ramadán de 1996, fue sorprendido tomando alcohol en un club nocturno rodeado de prostitutas. En consecuencia, resultó detenido y suspendido por un año por violar la ley islámica y no pudo disputar ni la Copa de Asia ni la fase de clasificación para el Mundial de Francia.

Una vez cumplida la suspensión, las autoridades le permitieron regresar a la selección. Al-Owairan participó en la Copa Confederaciones de 1997 y la Copa del Mundo de 1998. Lejos de su mejor forma física, su nivel no se acercó ni por asomo al mostrado en Estados Unidos y un año después, con apenas 32 años, anunció su retiro. En alguna ocasión, al ser preguntado por el gol que lo hizo famoso, Al-Owairan, con voz seca y cortante, respondió: "Vi ese gol más de mil veces. Ya me aburrí de él".

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