¿Sabe si los hidrantes de su calle funcionan? Hialeah ha reportado que un 16% están dañados

La obsolescencia del sistema del agua y alcantarillado en la Ciudad de Hialeah no solo causa estragos en el servicio y el pago de los residentes, sino que puede tener un impacto perjudicial en la seguridad ciudadana, concluye un nuevo informe.

La falta de mantenimiento de los hidrantes, la primera defensa para extinguir un incendio, es un riesgo para los comerciantes y los residentes. Además, podría impactar en la calificación del Departamento de Bomberos municipal.

Un informe preliminar de la ciudad advierte que hay 300 hidrantes que el Departamento de Obras Públicas no sabía que tenía, según declaraciones del director Interino Kevin Lynskey, quien precisó que al menos 16% de las bocas de agua no están en funcionamiento.

“De todos los hidrantes que se han medido que creo son 2,360, se ha identificado unos 374 que no están funcionando. Todavía falta un 20% por revisar, pero tenemos una tasa del 16% que no funciona”, dijo Lynskey ante el Concejo de Hialeah.

La cifra actualizada de los hidrantes superaría los 3,300.

Para el 25 de abril, la ciudad habría inspeccionado 75% de los hidrantes, de acuerdo con un estudio aprobado en octubre de 2022, que costó $422,919.

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Lynskey señaló que el departamento cuenta “solo con una persona que repara los hidrantes”, por lo que solicitó al Concejo la aprobación de otros $125,000 para el mantenimiento y servicios de reparación de hidrantes contra incendios que no cumplan con los estándares de la Oficina de Servicios de Seguros (ISO), una organización independiente con fines de lucro que mide el desempeño de los departamentos de bomberos.

Riesgo para los residentes

El funcionamiento limitado de los hidrantes impacta en la labor de extinción de fuego en la ciudad, un hecho que preocupa a los bomberos.

Eric Johnson, presidente del Sindicato de Bomberos de la ciudad, explicó a el Nuevo Herald: “Es un problema de seguridad (para los residentes), pero desafortunadamente parece que el director del Departamento de Agua en ese momento (Armando Vidal) no destacó los problemas al Departamento de Bomberos o al alcalde antes de su partida”.

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Johnson destacó que “cada llamada de nuestros bomberos es una sorpresa, nunca sabemos qué esperar, pero siempre superamos las adversidades y encontramos soluciones”.

Su departamento, según explicó, “siempre envía varias unidades a un incendio. Cada unidad lleva una manguera de cinco pulgadas. Conectamos las mangueras de un camión a otro y pasamos al siguiente hidrante, si el hidrante más cercano no funciona”.

Por su parte, fuentes internas del Departamento de Bomberos aseguran que encontrarse con hidrantes sin funcionamiento en un incendio es habitual en la ciudad.

“En Hialeah pasa a cada rato, vamos a contener un incendio y los hidrantes no funcionan. A veces tenemos que buscar el siguiente hidrante que está a más de 1,000 pies de distancia, retrasando la labor de contención”, explicaron bomberos que prefirieron resguardar sus identidades porque no están autorizados a declarar a la prensa.

Al respecto, la oficina del alcalde Esteban Bovo Jr. aseguró que si un hidrante no funciona en un incendio “los camiones grandes tienen capacidad de agua para apagar las llamas. Además, estamos conectados con el Condado Miami-Dade en caso de que necesitemos ayuda. No estamos solos”.

Por su parte, al ser consultado por el Nuevo Herald, el exalcalde de Hialeah Raúl Martínez se preguntó: “¿Si la ciudad está bien sin que esos hidrantes estén trabajando para que tenemos que arreglarlos? Este estudio demuestra que la ciudad está en violación por largo rato de los protocolos de ISO”.

Zonas desatendidas por hidrantes dañados

El informe, además de determinar la cantidad de hidrantes en desuso, también mostró la existencia de zonas desatendidas por las bocas de agua de los hidrantes.

Aunque existe un estándar de ubicación de hidrantes de 300 pies en zonas comerciales y de 500 pies en zonas residenciales, Lynskey precisó que “se han identificado zonas desatendidas por hidrantes, no sé en qué zonas exactamente pero están en la inspección”.

El director dijo que “los fallos de funcionamiento (de los hidrantes) están en varias áreas de la ciudad. En el annex (Hialeah Heights) tuvieron muy buen resultado porque esos hidrantes son nuevos, pero hay hidrantes que tienen más de 60, 70 años en el sureste de la ciudad”.

El Nuevo Herald solicitó a la ciudad el informe completo para conocer en qué zonas se ubican los hidrantes sin funcionamiento, pero la oficina de Bovo respondió que “era un estudio preliminar, que aún no habían revisado”.

La oficina del alcalde agregó: “Tenemos un proyecto para agregar al presupuesto un plan que nos permita revisar los hidrantes todos los años. Es más factible hacerlo así que invertir tanto dinero ($422,919) en un estudio cada cinco años”.

Sin embargo, la ciudad tenía más de cinco años sin revisar los hidrantes.

De acuerdo con declaraciones del 25 de octubre del entonces director de Obras Públicas, Armando Vidal, desde hace “cinco, seis o siete años” no se ha hecho un estudio para inspeccionar los equipos. “Se hizo hace mucho tiempo”, dijo.

De acuerdo con Martínez, bajo su administración eran los propios bomberos, los cadetes, quienes inspeccionaban los hidrantes.

“Como residente de la ciudad, veo que hay una crisis de servicios. Me preocupa que quienes están en el ayuntamiento no saben cómo atender a la ciudad”, opinó Martínez.

¿Afectará la calificación de los bomberos de Hialeah?

La clasificación de protección pública (PPC) se mide en una escala del 1 al 10 (Clase 1 es la mejor), cuanto más alta sea la clase de protección contra incendios de ISO, mejor es para el departamento. El estado de los hidrantes forma parte de la inspección.

El Estudio ISO actualmente acredita al Departamento de Bomberos de Hialeah como Clase 1.

La próxima inspección se hará este verano. De hecho, fue esta la razón por la que se hizo el estudio para verificar el estado de los hidrantes.

El director del Departamento de Bomberos, William Guerra, explicó a el Nuevo Herald que el estudio se hace cada cinco años. En este, 40 de los 100 puntos que mide ISO corresponden al sistema del agua de la ciudad.

“No creo que vayamos a perder la clasificación Clase 1. Si la ciudad no pudiese reparar todos los hidrantes antes del ISO, no bajan la calificación inmediatamente, nos dan un tiempo para corregir las fallas”, comentó Guerra.

Si el departamento pierde la clasificación Clase 1 afectaría directamente a los impuestos de la ciudad, ya que las compañías de seguros buscan las evaluaciones ISO para medir la preparación contra incendios de una comunidad.