La sólida asociación entre EEUU y República Dominicana es una buena noticia para ambos países | Opinión

Desde México hasta Centroamérica y los Andes, los formuladores de políticas estadounidenses lidian con retos críticos para su prosperidad y seguridad.

Sin embargo, la República Dominicana se está transformando discretamente y se está convirtiendo en uno de los principales amigos de Estados Unidos en su lucha contra la pobreza y la corrupción.

Hay que reconocer el mérito del líder democrático Luis Abinader, quien iniciará un segundo mandato el mes próximo tras una victoria arrolladora impulsada principalmente por la creación de un auge del turismo y las exportaciones y la promoción de la inclusión social mediante la lucha contra la pobreza y la corrupción.

La trayectoria del presidente Abinader también ha merecido elogios bipartidistas en Washington, no solo por lo que hace, sino también por cómo lo hace. Por ejemplo, días después de ganar la reelección con el 57.4% de los votos y de que su partido obtuviera enormes mayorías en ambas cámaras del Congreso dominicano, Abinader se comprometió a buscar un diálogo con los partidos de la oposición y la sociedad civil sobre el ritmo y las prioridades de su programa de reformas.

Abinader también se comprometió a buscar una reforma constitucional que garantice la independencia del fiscal nacional, el Ministerio Público. El equipo del fiscal está encabezado por un respetado jurista nombrado por Abinader en 2020. El jurista ha habilitado una unidad anticorrupción para erradicar la corrupción cometida por funcionarios actuales o anteriores, independientemente de su afiliación política.

El pueblo dominicano entiende la estrategia de Abinader, que consiste en reforzar el imperio de la ley y luchar contra la corrupción, lo que atraerá la inversión extranjera, potenciará la libre empresa, creará empleos y construirá una sociedad más equitativa. Según el “Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción 2023”, elaborado por la Americas Society/Consejo de las Américas, República Dominicana registró el mayor avance en América Latina, ascendiendo al quinto puesto entre los 15 países clasificados, desde el décimo tercer puesto que ocupaba en la clasificación de 2020.

Pero gran parte de lo que el pueblo dominicano ha logrado está en peligro debido a la inestabilidad política, económica y social de la vecina Haití. República Dominicana ya corre con los gastos de escolarización y atención sanitaria de muchos miles de emigrantes haitianos, incluso mientras trabaja para controlar una frontera de 250 millas. Las “vallas inteligentes”, la tecnología de vigilancia y el personal han frenado el contrabando de armas y drogas y el tráfico de personas con fines de explotación. Mientras tanto, el reciente y esperanzador despliegue de una misión policial patrocinada por la ONU supone un avance hacia la estabilidad política.

Se prevé que la economía dominicana crezca un 5.4% en 2024, según el Fondo Monetario Internacional, la tasa de crecimiento más rápida de cualquier país latinoamericano. La inversión extranjera directa alcanzó los $4,000 millones en 2022 y se acercará a los $6,000 millones para 2028. El sector privado y los funcionarios públicos dominicanos están reorganizando su economía para convertirse en un socio de confianza de la estrategia estadounidense de “nearshoring” para construir cadenas de suministro seguras y estables en microchips, productos biomédicos y fabricación avanzada.

Con el objetivo de capitalizar los impresionantes logros económicos ya conseguidos por el pueblo dominicano, a principios de este mes, el presidente Abinader comprometió a su gobierno a hacer todo lo necesario para duplicar la economía del país para 2036.

Bajo el equipo antidroga y de seguridad de Abinader, República Dominicana se está convirtiendo en un socio mucho más vigilante y fiable en la lucha contra las drogas ilícitas.

En una legislación bipartidista, el Congreso estadounidense ha reconocido a República Dominicana como “un aliado clave en el continente americano, [que] desempeña un papel central en la construcción de cadenas de suministro más seguras e integradas con el mercado estadounidense y en la lucha contra la corrupción y el narcotráfico”. En una ley de gastos firmada por el presidente Biden en marzo, el Congreso aplaudió la eficacia de los esfuerzos antinarcóticos y anticorrupción dominicanos y asignó fondos estadounidenses adicionales para reforzar estos programas.

Sin embargo, al menos una cuarta parte de los 10 millones de turistas que visitaron República Dominicana el año pasado procedían de Estados Unidos. Esto, unido a las sólidas relaciones comerciales, industriales y de seguridad, constituye una asociación vital tanto para la República Dominicana como para Estados Unidos.

Lincoln Díaz-Balart es un ex miembro republicano de la Cámara de Representantes de Estados Unidos (1993-2011). Roger F. Noriega fue embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos. Ambos autores están registrados en el Departamento de Justicia de Estados Unidos como asesores del presidente dominicano Luis Abinader.