Rubio equilibra el liderazgo de Inteligencia del Senado con la defensa de Trump en el caso Mar-a-Lago

Después de que el FBI registrara el mes pasado la casa de Mar-a-Lago de Donald Trump en busca de material clasificado, demócratas y republicanos de la históricamente bipartidista Comisión de Inteligencia del Senado respondieron con una sola voz. En una carta al secretario de Justicia y al director de inteligencia nacional, exigieron una explicación del registro, así como el acceso a los documentos de inteligencia que fueron incautados y una evaluación de los daños causados por su almacenamiento en la propiedad del ex presidente en la Florida.

Pero esa unión terminó ahí. El presidente demócrata de la comisión, Mark Warner, de Virginia, y el miembro republicano de mayor rango, Marco Rubio, de la Florida, ofrecieron en público perspectivas diferentes sobre cómo debería ser la supervisión. Warner y su personal dijeron que el trabajo de la comisión era rendir cuentas sobre “asuntos de inteligencia”, incluyendo el mal manejo de información clasificada. Rubio describió el papel de la comisión como limitado a la supervisión de las agencias de inteligencia, y describió el registro como una operación política en torno a una disputa de almacenamiento.

“Esto se reduce realmente a un argumento de almacenamiento que están formulando”, dijo Rubio la semana pasada sobre la investigación del Departamento de Justicia y la búsqueda del FBI. “Están argumentando que hay documentos allí. No niegan que deba tener acceso a esos documentos”.

“No creo que una pelea por el almacenamiento de documentos sea digna de lo que han hecho”, añadió.

La ardiente defensa del ex presidente por parte de Rubio desde el registro del 8 de agosto ha suscitado dudas sobre las consecuencias que su reelección pudiera tener para el trabajo de la comisión. El senador de la Florida ha aparecido con tanta frecuencia en la televisión conservadora para defender a Trump y desestimar la investigación federal que el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, de Kentucky, ha remitido a los periodistas con él para que dé la respuesta del Partido Republicano.

Rubio se convertiría en presidente del panel de inteligencia si vence a su oponente demócrata, la representante federal Val Demings, en noviembre, y si los republicanos recuperan la mayoría en el Senado. El Senado está actualmente dividido al 50% entre los dos partidos.

Hasta ahora, Warner ha defendido a su homólogo republicano, calificando su panel en el Congreso como “la última comisión bipartidista que funciona” y señalando que su petición de evaluación de daños era bipartidista.

“La lección que se aprende en la comisión de inteligencia es que hay que mantener esta información en secreto”, dijo Warner a CNN el domingo. “Todos en la comisión de inteligencia se dan cuenta de la importancia de los documentos ultra secretos”.

“Veamos el daño que se pudiera producir si se han manejado de forma inapropiada”, añadió Warner, al que se le pidió que respondiera a las declaraciones de Rubio. “Creo que es un asunto extraordinariamente grave”.

EL PANEL ESPERA UNA REUNIÓN INFORMATIVA

Antiguos miembros de la comisión de inteligencia que trabajaron con Rubio sospechan que su postura pública sobre el registro de Mar-a-Lago tiene más que ver con su campaña de reelección que con las prioridades de su comisión.

“Yo separaría lo que Rubio está haciendo como candidato al Senado, presentándose a la reelección, de lo que va a hacer en la comisión”, dijo Todd Rosenblum, ex miembro del personal profesional de la Comisión de Inteligencia del Senado que ahora trabaja en el Atlantic Council.

“Por lo que entiendo que es la dinámica entre bastidores, ese es exactamente el caso”, dijo Rosenblum, “que estará separado, y que el personal de Rubio querrá saber qué había en esta información y el daño evaluado asociado a ella”.

El Departamento de Justicia está investigando si Trump infringió leyes penales federales al poseer, a sabiendas, registros del gobierno en Mar-a-Lago después de dejar el cargo, y al posiblemente destruir y ocultar algunos de esos registros a las fuerzas del orden después de que se le pidiera que los devolviera.

Funcionarios de los Archivos Nacionales y del Departamento de Justicia pidieron a Trump y a su equipo que devolvieran todos los documentos del gobierno en el transcurso de un año. Pero los responsables del Departamento de Justicia ordenaron un registro en su casa el 8 de agosto tras conocer que en la propiedad permanecía material de seguridad nacional altamente sensible, y concluir que no se podía confiar en que el ex presidente lo entregara voluntariamente.

En los documentos judiciales presentados por el Departamento de Justicia desde que se produjo el registro, los funcionarios del gobierno han revelado que se incautaron 33 cajas de la casa del ex presidente, incluyendo más de 100 documentos marcados como clasificados. Algunos de esos documentos estaban marcados con la clasificación más sensible del gobierno de Estados Unidos.

Aunque la Comisión Judicial del Senado tendrá jurisdicción sobre el trabajo del Departamento de Justicia –incluyendo la supervisión de la investigación del departamento sobre Trump–, es competencia de la comisión de inteligencia supervisar cualquier mal manejo.

El director de inteligencia nacional inició una revisión de los documentos para evaluar el daño potencial a la seguridad nacional que implicó el que esos documentos sensibles estuvieran almacenados en Mar-a-Lago durante más de un año. Pero la decisión de un juez federal de la Florida de nombrar a un experto especial en el caso para revisar el material incautado ha dejado en suspenso esa revisión de inteligencia.

Warner dijo que su comisión aún no ha sido informada por la comunidad de inteligencia porque está esperando que el juez de la Florida desarrolle los detalles del nombramiento del maestro especial.

En una declaración a McClatchy, Rubio dijo que la comisión “juega un papel crítico en la supervisión de las agencias de inteligencia de nuestra nación”.

“La seguridad de nuestra nación depende del éxito de estas agencias, pero los estadounidenses exigen, con razón, supervisión y responsabilidad”, dijo Rubio. “Eso ha sido tradicionalmente un esfuerzo bipartidista en el Senado, incluso en los temas más politizados. Incluso se puede ver ahora con la frustración bipartidista por la falta de transparencia respecto a Mar-a-Lago”.

Si es reelegido, y nombrado presidente de la comisión en un Senado controlado por los republicanos, Rubio dijo que se aseguraría de que la comunidad de inteligencia siga centrada “en la principal amenaza a la que se enfrenta nuestra nación: la China comunista”.

“Hay una tendencia a marginar o descartar esta amenaza, especialmente sin un liderazgo fuerte en la Casa Blanca. No se puede permitir que eso ocurra”, dijo. “Afortunadamente, la comisión ha realizado un increíble trabajo bipartidista en el pasado para concientizar sobre la amenaza, y confío en que esos esfuerzos continúen”.

También dijo que la comisión “tendrá que asegurarse de que la comunidad de inteligencia no sea víctima de las prioridades progresistas de la izquierda radical”. Un ayudante de Rubio dijo que un ejemplo de una “prioridad progresista” era la consideración de la CIA de unirse a TikTok, una aplicación de redes sociales de propiedad china.

“Hay problemas reales a los que se enfrenta nuestra nación, y necesitamos enfocarnos en ellos como un láser”, dijo Rubio. “No podemos arriesgarnos a las distracciones”.

EL PASADO DE TRUMP EN LA INVESTIGACIÓN

Esta no es la primera vez que Rubio se encuentra en una posición de liderazgo en la comisión durante una investigación sobre Trump.

Cuando el senador Richard Burr, de Carolina del Norte, se vio obligado a dimitir en 2020 por una investigación sobre sus ventas de acciones durante la pandemia del coronavirus, le tocó a Rubio, como presidente en funciones, finalizar los informes de la comisión sobre los vínculos entre la campaña presidencial de Trump en 2016 y el gobierno ruso.

El informe bipartidista concluyó que los múltiples contactos entre la campaña de Trump y Moscú suponían una “grave” amenaza de contraespionaje, y que las preguntas sobre la implicación de los ayudantes de Trump en la operación de hackeo y filtración rusa dirigida a la campaña presidencial de Hillary Clinton seguían en gran medida sin respuesta.

Rubio no alteró las conclusiones del reporte bipartidista a favor de Trump.

“Ese tiempo te da una visión realmente buena de cómo funcionaría la comisión con él como presidente”, dijo Nick Iacovella, un vicepresidente senior en la Coalition for a Prosperous America, y ex empleado de Rubio. “Los reportes de la Comisión de Inteligencia del Senado eran bipartidistas. Incluso algo tan partidista como una investigación sobre el ex presidente Trump se llevó a cabo de manera bipartidista, y la calidad del trabajo habla por sí misma”.

Pero las declaraciones públicas de Rubio en ese momento glosaron muchas de las cuestiones abiertas que plantea el reporte, incluyendo si el presidente de la campaña de Trump en 2016, Paul Manafort, estuvo personalmente involucrado en las operaciones de hackeo e influencia del GRU (Departamento Central de Inteligencia de Rusia).

“Sin ninguna duda”, concluyó Rubio, “no encontramos absolutamente ninguna prueba de que Donald Trump o su campaña se hayan coludido con Rusia para entrometerse en nuestras elecciones”.

En declaraciones a la CBS el domingo, Warner dijo que el trabajo de la comisión en la investigación sobre Rusia era una prueba de que podía seguir trabajando de forma bipartidista.

“El historial de nuestra comisión de inteligencia de mantener los secretos en secreto es la razón por la que la comunidad de inteligencia comparte información con nosotros. Recuerden que esta fue la comisión, bipartidista que hizo la investigación sobre Rusia”, dijo Warner.

“Nuestra responsabilidad”, agregó, “es evaluar si se ha hecho daño a nuestra colección de inteligencia, y al mantenimiento de los secretos”.