Rosario recibió el desembarco de más efectivos con dudas y escepticismo

Aníbal Fernández, Ministro de Seguridad, en Rosario junto Omar Perotti
Aníbal Fernández, Omar Perotti y Pablo Javkin, hoy, en Rosario, donde desembarcaron más efectivos federales para combatir la inseguridad y el narcotráfico - Créditos: @Rodrigo Néspolo

ROSARIO.– “Lo de Maxi superó todo. En una pelea entre bandas la terminaron ligando él y los otros nenitos. Porque los sicarios aparte de todo son idiotas y tiran sin apuntar a los que quieren matar”. La frase pertenece a un hombre que nació y vivió toda su vida en esta ciudad, pero que después de hablar prefiere que su nombre se mantenga en el anonimato. Al crimen de Máximo Gerez, de 12 años, ocurrido este fin de semana, le siguieron las imágenes de su familia y vecinos en el barrio Los Pumitas, buscando justicia por mano propia. El impacto de esas imágenes impactaron en la Casa Rosada. Un día después y a seis del ataque y la amenaza a la familia política del capitán del seleccionado argentino de fútbol, Lionel Messi, el Presidente reaccionó.

En un predio de Gendarmería, a unos kilómetros de la ciudad, el Gobierno hizo hoy su puesta en escena para mostrar el desembarco de 400 efectivos de las fuerzas federales en el territorio, lo que genera expectativas moderadas y dudas naturales, como coincidieron varios de los consultados. En un acto que duró menos de diez minutos, el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, se dirigió a los agentes que lo escucharon inmóviles. La mayoría de ellos son jóvenes y no superan la franja de entre 20 y 30 años. El funcionario les pidió “ir al hueso” y “limpiar los barrios” en los que avanza el narcotráfico. Los gendarmes casi no esgrimieron gestos. Hubo solo algunas sonrisas tímidas cuando el ministro cruzó con dureza a un periodista que lo consultó sobre su cambio de postura ante el problema y la presencia de las fuerzas en el territorio.

Tarde y poco para un drama sin fin

“Cuando hay más gendarmes se ordena todo”, dijo una vecina ante la consulta de LA NACION. La mujer lleva años viviendo en esta ciudad, a la que llegó desde el interior de Santa Fe, y cree que la presencia puede marcar un quiebre. No cree que sea algo drástico, pero sí, al menos, “un freno”. De fondo está el convencimiento es que “todo lo que se haga” tiene que ser más profundo. “Hay que entrarles por la plata, un narco sin plata no es nadie. Ahí es dónde tienen que golpearle a esta gente”, sugirió.

Preparativos de Gendarmería, Fuerzas Federales, Policía y Prefectura en Rosario
Preparativos de Gendarmería, Fuerzas Federales, Policía y Prefectura en Rosario - Créditos: @Rodrigo Néspolo

En lo que es la primera parte de un trabajo interministerial, que incluye además de Seguridad, a Desarrollo Social y Defensa, coordinado por la jefatura de ministros, también se avanzó en la creación de una seccional de la Unidad de Información Financiera (UIF) en la ciudad. “Suena muy bien, pero van más de tres años de Gobierno y recién ahora llegan con una supuesta ayuda integral. Acá hace años que hay un problema social terrible, que la pobreza es la que arrastra a los jóvenes a caer en la droga o en manos de narcos o transas. No es solo seguridad”, se lamentó otro vecino.

“Acá todos sabemos dónde están los bunkers o cómo la policía va a buscar cada 15 días las cometas o que un comisario tiene un bunker con fachada de almacén en la zona sur, pero no pasa nada y si no van contra eso de eso fondo, es lo mismo que la nada”, agregó otro vecino.

La policía local lleva tiempo en la mira con altos índices de corrupción. En septiembre de 2021 fue desplazado el subjefe de la policía de Santa Fe, Ariel Zancocchia, tras ser allanado en el marco de una causa en la que se investigaba a uniformados y civiles. Seis meses antes, a través de un censo policial de la propia policia nueve de cada diez consultados consideró que la situación de corrupción en la fuerza es “grave o muy grave”. En 2020 pidió licencia el jefe de la policia Victor Sarnaglia pidió licencia sospechado de recibir coimas de un empresario del juego vinculado a la banda de Los Monos, cuyos capos coordinan ataques desde la cárcel.

La naturalización del delito

La sensación de que el problema es más complejo es extendida en la ciudad. La ven también en la cadena de complicidades con lo que sucede en las cárceles. “Ahí hay celulares, desde allí se ordenan crímenes o el que está detenido sabe dónde vive el guardia cárcel y lo amenaza con que si no hace lo que le pide le hace tal o cual cosa”, reflexionó una mujer consultada. “Entonces realmente cuando te alejas de eso y ves todo el entramado decís: ¿cómo se termina con todo esto de una buena vez?”, y distinguió, entre lo que cree que pasa y no quiere que suceda: “Acá lo malo es que el rosarino naturalizó todo porque hace años que esto viene así, pero no está bien. Es una ciudad hermosa y pujante, no puede ser que a diario escuchemos que se mató a alguien o que se maten niños”.

La referencia no es casual. Al crimen de Maxi Geréz lo antecedieron otras muertes de niños. Sin ir más lejos, en noviembre pasado asesinaron a una nena de seis años y en febrero balearon a un bebé de menos de dos años, por citar solo algunos de los muchos ejemplos. Es el lado más brutal y cruel de lo que los vecinos cuentan que se naturalizó, como no pisar ciertas zonas, taxistas que no quieren trabajar de noche por miedo y moverse en circuitos “seguros”.

Llegada de efectivos federales a Rosario
Llegada de efectivos federales a Rosario

En el fondo sobrevuela una preocupación: “Si no era por lo de Messi no sé si acá ponían más gendarmes o se arreglaba el Gobierno Nacional o el provincial, pero lo que verdaderamente importa es que esto que anunciaron hoy no quede solo acá”.

Tras la escenificación del desembarco de los refuerzos federales, Fernández se reunió con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, y el intendente de Rosario, Pablo Javkin, quienes valoraron la reacción de la Casa Rosada después de varios desencuentros. También participaron jueces y fiscales. “Hablaron sobre cómo optimizar el trabajo contra delito organizado”, dijo una fuente oficial a LA NACION. Para el cónclave se cerraron todas las ventanas. Mientras eso sucedía, decenas de motos de Policía, Prefectura y Gendarmería, salían con las sirenas encendidas.