La Roomba de iRobot pronto será propiedad de Amazon, lo que plantea problemas de privacidad
Menos de dos semanas después del anuncio de la adquisición de la empresa sanitaria estadounidense One Medical, Amazon prosigue su expansión con una oferta de 1 700 millones de dólares por iRobot, el fabricante de aspiradoras automáticas Roomba.
La adquisición reforzará la línea de productos domésticos inteligentes de Amazon y se sumará al vasto almacén de datos de los consumidores del gigante minorista. El movimiento también plantea una serie de preguntas.
¿Por qué hace esto Amazon? ¿Deberíamos, como consumidores, estar preocupados? ¿Qué hará Amazon con otro producto que genera grandes volúmenes de datos sobre sus usuarios?
¿Qué ha pasado?
La compra parece un ajuste natural para el aparente plan de Amazon de conquistar el hogar. El gigante tecnológico ya está presente en las casas de todo el mundo a través del sistema de asistencia por voz Alexa y de productos como altavoces inteligentes Echo, cámaras de vigilancia Ring y drones.
Amazon ya fabrica un robot de “vigilancia del hogar” llamado Astro, aunque solo se vende “por invitación”.
Sin embargo, la compra de iRobot puede tener menos que ver con productos y más con datos. 1 700 millones de dólares pueden parecer mucho, pero Amazon no solo gana el tesoro de datos de los consumidores de iRobot, sino también el acceso a su actual flota de robots que está constantemente escaneando.
Mapeo de nuestros hogares
Las Roombas recopilan un tipo particular de datos sobre los clientes o, para ser más precisos, sobre sus hogares. Mientras que los robots aspiradores originales iban dando tumbos, evitando los obstáculos como podían, los últimos modelos mapean las casas de los usuarios con gran detalle.
Esto es genial si quiere que su aspiradora limpie su casa de forma autónoma y evite caerse por las escaleras, pero plantea una serie de problemas de privacidad.
¿Qué ocurre con la privacidad?
Que una aspiradora almacene la distribución de su casa no es una gran preocupación en sí misma, simplemente la hace más eficiente. Pero cuando los datos del mapa se almacenan en la nube, perdemos cierto control sobre ellos.
En la actualidad, los mapas de Roomba son, en teoría, solo accesibles para iRobot. Pero bajo la propiedad de Amazon, no podemos estar seguros de quién tendrá acceso a los datos ni de cómo se utilizarán.
Cuando se le preguntó sobre el posible uso y almacenamiento de los datos de los mapas, un portavoz de Amazon señaló que el acuerdo aún no se ha cerrado con iRobot, por lo que no tienen detalles que compartir.
Añadieron que la empresa no vende los datos de los clientes a terceros ni los utiliza para fines que éstos no han consentido.
En la reciente adquisición de One Medical, Amazon dejó muy claro que los datos médicos se “manejarían por separado de todos los demás negocios de Amazon, tal y como exige la ley”. Sin embargo, añadió:
Amazon nunca compartirá la información personal de salud de los clientes de One Medical fuera de One Medical para fines publicitarios o de marketing de otros productos y servicios de Amazon sin un permiso claro del cliente.
“Permiso claro” suena bien, pero en la práctica los consumidores suelen dar “permiso” a todo tipo de actividades que se explican sólo en términos y condiciones largos y poco leídos. En la práctica, esto significa que el permiso suele estar mal informado.
No debería sorprendernos que un día se pida a los usuarios de Roomba que acepten una actualización de los términos y condiciones en la que dan permiso a Amazon para utilizar sus datos de localización en el hogar para permitir una mayor optimización de los productos y servicios. En esencia, para vender más cosas, o hacer que otros productos funcionen “mejor”.
¿El futuro?
Es poco probable que los propietarios de Roomba vean algún cambio significativo en los próximos meses, pero sí es muy probable que pronto reciban actualizaciones de los acuerdos de usuario en sus buzones de correo electrónico y aplicaciones.
Aunque en un principio simplemente reflejarán el cambio de propiedad y las responsabilidades legales asociadas, en algún momento también podríamos ver solicitudes de intercambio de datos.
¿A dónde nos puede llevar esto? Los hogares inteligentes podrían llegar a ser algo inteligentes (sí, hay algunos aspectos positivos).
Si Roomba se integra con las cámaras del hogar, por ejemplo, podría detectar y limpiar automáticamente los derrames. Utilizando los datos de localización, la Roomba podría asegurarse de que termina de limpiar antes de que su propietario llegue a casa del trabajo.
Incluso los sistemas de seguridad del hogar podrían utilizar los futuros dispositivos Roomba con cámaras como centinelas (probablemente ha resultado mejor para todos que iRobot vendiera su división militar en 2016).
Aunque los robots con armas probablemente no estén todavía en la hoja de ruta de productos de Amazon, los mapas de Roomba podrían dar a la empresa una visión aún más detallada de los clientes.
¿Dónde va todo esto?
Con altavoces y cámaras inteligentes que ya escuchan y observan, con una gran cantidad de hábitos de compra de los consumidores monitorizados a través de su página web y sus socios, y con sistemas de seguridad integrados en nuestros hogares, Amazon ya sabe mucho sobre nosotros.
En una extrapolación al estilo de Black Mirror de los recientes movimientos del gigante tecnológico, puede imaginar un futuro en el que el seguro médico de Amazon (con descuento para los suscriptores de Prime, naturalmente) utilice las cámaras Ring y Roomba para estudiar sus condiciones de vida y patrones de comportamiento, y sugiera intervenciones y fije los precios en consecuencia.
Amazon Care (ya existe) podría informarle de que sabe que no ha hecho una visita recomendada al gimnasio porque ha estado todo el día en casa. O tal vez se trate de una cuestión de dieta, y el siempre obediente Amazon Robot Mower haya informado de que hay un montón de cajas de pizza y botellas de cerveza vacías junto a las papeleras.
Por ahora, esto es solo una fantasía, pero Amazon está en posesión de la mayor parte de la tecnología y los datos para hacerlo realidad.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
Paul Haskell-Dowland no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.