El río glamoroso que transportaba jade para los mayas ahora genera un tsunami de plástico y basura
El Río Motagua de Guatemala es un impresionante paisaje de ver y no precisamente por su fuerza natural. De hecho, impresiona precisamente por lo contrario, por arrastrar toneladas de basura plástica, un problema ecológico, político y social que se desborda desde hace muchos años.
En tiempos prehispánicos, en los que la cultura Maya brillaba con todo su esplendor, el Motagua sirvió de ruta comercial para transportar el jade que se extraía cerca de una de sus cuencas, así como otras valiosas piedras como el mármol.
Hoy en día este río, uno de los más grandes de Centroamérica, hace su recorrido para transportar los desechos provenientes de un área de 12.719 kilómetros cuadrados y hace una importante contribución de plástico a los océanos, en primer lugar al Atlántico.
Desembocadura del río Motagua, Guatemala. pic.twitter.com/2NS9WlGofJ
— Wall Street Wolverine (@wallstwolverine) May 12, 2023
En su recorrido, el Motagua pasa por 14 departamentos de Guatemala y termina en playas fronterizas con el vecino país, Honduras, en el Mar Caribe, transportando un promedio anual de 22.000 toneladas de plástico.
Datos de Naciones Unidas indican que cada año llegan a los océanos unos 11 millones de toneladas de residuos plásticos, una cifra que podría triplicarse para el año 2040.
Por su rol como transportador de plástico se ha desatado, además, un conflicto político y económico pues los desperdicios que llegan al mar a través de este río, no solo causan un inmenso problema ambiental, sino que también sabotea el turismo en esa costa caribeña de Honduras porque, obviamente, nadie quiere ir a una playa repleta de basura.
Los hondureños dicen que hay momentos del año en el que logran limpiar sus playas de desperdicios y ofrecer buenas locaciones turísticas en las playas que colindan con el Motagua.
Pero el problema los rebasa cuando llega la temporada de lluvias y se producen inundaciones repentinas que arrastran enormes cantidades de basura del río Las Vacas, uno de los afluentes del Motagua.
¿Por qué el que era un hermoso río en los tiempos de la civilización maya se ha transformado en un gran vertedero?
Porque muchas comunidades que están ubicadas a los lados del río se acostumbraron a usarlo como un basurero. Porque Guatemala tiene escasez de vertederos legales. Por la falta de información y también de formación.
En 2016 el gobierno guatemalteco lanzó un plan de limpieza del Motagua. Las autoridades encargadas del Ministerio de Ambiente dijeron entonces que las diferentes instituciones del país debían unirse para poder actuar de forma inmediata limpiando las playas, ubicando barreras en lugares estratégicos para atrapar los desechos sólidos y contactando a empresas de reciclaje.
Un año después, en 2017, Guatemala instaló en el río una gran cerca hecha con botellas de plástico para intentar atrapar los desechos, una medida desesperada para hacer frente a la amenaza del gobierno hondureño de demandar al país vecino por la basura que inunda sus playas cada año.
La barrera, sin embargo, no fue muy efectiva a la hora de detener el tsunami de basura.
En 2020 fue publicado un estudio que evaluó el impacto de la contaminación por microplásticos en la playa El Quetzalito, una de las próximas al desemboque del Motagua que tiene un área destinada a la conservación de la biodiversidad.
Con este estudio se observó que los desechos plásticos impactan negativamente en la costa caribeña entre Guatemala y Honduras debido a la contaminación que transporta el Motagua “con una alta abundancia de 279 artículos por metro cuadrado”.
En esta investigación se señala que “como estos plásticos se utilizan comúnmente en actividades industriales comerciales, pesqueras y domésticas, estos hallazgos refuerzan la necesidad de mejorar las acciones efectivas de gestión sostenible del tratamiento y eliminación de residuos sólidos en las ciudades guatemaltecas”.
Las fuentes de ese microplástico son el resultado del deterioro de los plásticos grandes que provienen, en su mayoría, de botellas de agua, refrescos y otras bebidas, así como de juguetes, zapatos y hasta jeringas, que son desechados por habitantes de las zonas cercanas al río.
Hace un par de años Guatemala anunció que empezaba a tomar medidas educativas y de recolección de residuos para revertir el proceso de contaminación del río.
El canal Guatevisión publicó hace un año un vídeo en el que muestra la abrumante cantidad de desechos que atiborran el río y el estado deplorable del río Las Vacas, que nutre al Motagua.
Más recientemente, a principios de este año, el ministro de Ambiente de Guatemala, Gerson Barrios, visitó el llamado “sistema industrial de retención de desechos sólidos” ubicado en la aldea Quetzalito y entregó tres trituradoras de plástico para tratar los desechos sólidos interceptados en el lugar.
“Las autoridades destacaron la importancia de unificar esfuerzos, tanto de gobiernos locales, como gobierno central y congresistas, para la implementación de acciones integrales conjuntas a favor de los recursos hídricos del país”, dice el video difundido por el gobierno guatemalteco.
Pero la basura se desborda, literalmente, con todas las consecuencias que este problema genera en el ambiente.
Las Naciones Unidas estiman que más de 800 especies marinas y costeras se ven afectadas por esta contaminación por ingestión, enredo y otros peligros generados por los desechos plásticos.
Una buena noticia es que, a la par de los anuncios sobre medidas para ayudar al río a salir de la inmundicia, el gobierno guatemalteco está permitiendo la participación de organizaciones internacionales que ayudan a evitar el ingreso de basura al mar Caribe porque la tarea es difícil y requiere la participación de todos.
El reto de limpiarlo
Una de las organizaciones internacionales que se ha involucrado en la limpieza del Motagua es The Ocean Cleanup, que asegura tiene como objetivo la eliminación de plástico de los océanos pues consideran que la contaminación “plástica oceánica” es una emergencia global que requiere acciones inmediatas.
The Ocean Cleanup explicó a Yahoo que está intentando aplicar un sistema de barreras de los desechos sólidos en el río para evitar que lleguen al mar.
El año pasado ubicaron un dispositivo a la altura del río Las Vacas, uno de los afluentes del Motagua, pero no ofreció los resultados esperados en la captura de la basura.
En la actualidad The Ocean Cleanup está haciendo pruebas con otro sistema llamado Interceptor 006 con el que esperan poder atrapar la mayor parte de los desechos.
“Todavía estamos desarrollando pruebas. Si bien esperamos con confianza que la barricada interceptora capture grandes cantidades de plástico, continuaremos mejorando el diseño del sistema a medida que aprendamos más”, dijo a Yahoo el vocero de The Ocean Cleanup, Niels Broekhof.
Sin embargo, la organización dice que enfrenta, entre otros desafíos, el “vertido ilegal” de basura en el río.
Señala que aunque las autoridades locales se han comprometido a abordar este problema, también es cierto que ese proceso de educación y dotación de vertederos legales es un trabajo que requiere tiempo para implementarse con éxito “mientras que cada año los tsunamis de basura siguen siendo arrojados al océano”.
Con respecto al tiempo que se tomará la limpieza del río, Broekhof agrega: “Nuestro enfoque metódico y minucioso también hace que sea difícil predecir exactamente cuándo se completará nuestra misión, pues también depende de muchos otros factores”.
Un problema mundial
Lo que pasa en el río Motagua y sus afluentes es un fragmento de un problema mundial.
De acuerdo con el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (PNUMA) “cada minuto, el equivalente a un camión de basura de plástico se vierte en el océano” y señala que “aproximadamente 7.000 millones de 9.200 millones de toneladas de plástico producidas entre 1950 y 2017 se convirtieron en residuos”.
Hay imágenes del Motagua que muestran la vida cotidiana del río y, parte de ese día a día, es recibir la volcada de un camión de basura que lo trata como un vertedero.
Cambiar esa rutina de lanzar desechos al río, proveer a las comunidades de vertederos adecuados y legales, y extraer los desechos que ya están allí, le devolvería la vida al río. Parece sencillo.
Omoa, población del municipio del departamento Cortés, es la aldea hondureña más cercana a la desembocadura del Motagua y recibe la mayoría de la podredumbre que transporta el río guatemalteco cada vez que hay temporada de lluvias.
El año pasado se formó un frente de pobladores, comerciantes y operadores turísticos de Omoa para impulsar una demanda contra Guatemala pues aseguran que desde hace “más de 10 años” reciben promesas de ese país para resolver el problema de los residuos que arrastra el río.
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