Reticencias entre los aliados de EEUU sobre la fuerza operativa en el mar Rojo

FOTO DE ARCHIVO: Un combatiente hutí de pie en el buque de carga Galaxy Leader en el mar Rojo

Por Phil Stewart, David Latona y Angelo Amante

WASHINGTON/MADRID/ROMA, 28 dic (Reuters) - El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, esperaba presentar una respuesta internacional firme a los ataques de los hutíes de Yemen contra la navegación en el mar Rojo mediante el lanzamiento de una nueva fuerza marítima, pero una semana después de su lanzamiento muchos aliados no quieren ser asociados con ella, públicamente, o en absoluto.

Dos de los aliados europeos de Estados Unidos que figuraban en la lista de contribuyentes a la Operación Guardián de la Prosperidad —Italia y España— emitieron declaraciones en las que parecían distanciarse de la fuerza marítima.

El Pentágono afirma que la fuerza es una coalición defensiva de más de 20 países para garantizar que el comercio en la zona, valorado en miles de millones de dólares, pueda fluir libremente a través de un punto de estrangulamiento marítimo vital en aguas del mar Rojo frente a Yemen.

Si embargo, casi la mitad de esos países no se han presentado hasta ahora para reconocer sus contribuciones ni han permitido que Estados Unidos lo haga. Esas contribuciones pueden ir desde el envío de buques de guerra hasta el simple envío de un oficial de Estado Mayor.

La reticencia de algunos aliados de Estados Unidos a vincularse al esfuerzo refleja en parte las fisuras creadas por el conflicto de Gaza, que ha hecho que Biden mantenga un firme apoyo a Israel incluso cuando aumentan las críticas internacionales por su ofensiva, que según el Ministerio de Sanidad de Gaza ha matado a más de 21.000 palestinos.

"A los Gobiernos europeos les preocupa mucho que parte de su electorado potencial se vuelva contra ellos", afirmó David Hernández, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, señalando que la opinión pública europea es cada vez más crítica con Israel y recelosa de verse arrastrada a un conflicto.

Los hutíes, apoyados por Irán, han atacado o apresado una docena de barcos con misiles y aviones no tripulados desde el 19 de noviembre, tratando de infligir un coste internacional a la campaña de Israel, que se inició tras el ataque perpetrado el 7 de octubre en el sur de Israel por milicianos de Hamás, en el que murieron cerca de 1.200 personas y 240 fueron tomadas como rehenes, según el recuento de Israel.

Las armadas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia han derribado drones y misiles lanzados por los hutíes.

Una persona familiarizada con la perspectiva de la Administración Biden dijo que Estados Unidos cree que la escalada de los ataques de los hutíes exige una respuesta internacional independiente del conflicto que asola Gaza.

El mar Rojo es el punto de entrada de los barcos que utilizan el canal de Suez, una vía por la que pasa alrededor del 12% del comercio mundial y que es vital para el movimiento de mercancías entre Asia y Europa. Los ataques de los hutíes han desviado a algunos buques alrededor del cabo de Buena Esperanza, en África, lo que ha aumentado considerablemente el tiempo y los costes de navegación.

El gigante danés de los contenedores Maersk dijo el sábado que reanudaría las operaciones de transporte marítimo en el mar Rojo y el golfo de Adén. Pero la alemana Hapag Lloyd dijo el miércoles que sigue creyendo que el mar Rojo es demasiado peligroso y continuará enviando buques alrededor del cabo de Buena Esperanza.

DISCORDIA SOBRE GAZA

Aunque Estados Unidos dice que 20 países se han apuntado a su grupo de trabajo marítimo, solo ha anunciado los nombres de 12.

"Dejaremos que otros países hablen de su participación", dijo a la prensa la semana pasada el General de División Patrick Ryder.

La UE ha manifestado su apoyo a la fuerza operativa marítima con una declaración conjunta en la que condena los ataques de los hutíes.

Aunque Reino Unido, Grecia y otros países han apoyado públicamente la operación estadounidense, varios de los mencionados en el anuncio de Estados Unidos se apresuraron a decir que no participan directamente.

El Ministerio de Defensa de Italia dijo que enviaría un barco al mar Rojo a petición de los armadores italianos y no como parte de la operación estadounidense. Francia dijo que apoya los esfuerzos para garantizar la libertad de navegación en el mar Rojo, pero que sus buques permanecerán bajo mando francés.

España ha dicho que no se unirá a la operación "Guardián de la Prosperidad" y se opone a utilizar una misión antipiratería de la UE, Atalanta, para proteger la navegación en el mar Rojo. Pero el miércoles, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dijo que estaba dispuesto a considerar la creación de una misión diferente para hacer frente al problema.

Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos proclamaron anteriormente que no estaban interesados en el proyecto.

La indignación pública por la ofensiva israelí contra Gaza ayuda a explicar en parte la reticencia de los dirigentes políticos. Según una encuesta reciente de Yougov, una gran mayoría de europeos occidentales, sobre todo en España e Italia, cree que Israel debería detener la acción militar en Gaza.

También existe el riesgo de que los países participantes sean objeto de represalias por parte de los hutíes. La persona conocedora de las ideas de la Administración estadounidense afirma que es este riesgo —y no los desacuerdos sobre Gaza— lo que lleva a algunos países a mantenerse al margen de la iniciativa.

Ese parece ser el caso de India, que probablemente no se una a la operación estadounidense, según un alto cargo militar indio. Un responsable del Gobierno indio dijo que al Gobierno le preocupa que alinearse con Estados Unidos pueda convertirlo en un objetivo más.

SE NECESITA APOYO INTERNACIONAL

En el fondo, muchos países europeos y del golfo Pérsico ya participan en alguno de los diversos grupos militares liderados por Estados Unidos en Oriente Próximo, como las Fuerzas Marítimas Combinadas (CMF), compuestas por 39 naciones.

La operación Atalanta de la UE ya coopera en una "relación recíproca" con las CMF, según un portavoz del grupo.

Eso significa que algunos países que no forman parte formalmente del grupo operativo marítimo del mar Rojo podrían coordinar patrullas con la Marina estadounidense.

Por ejemplo, aunque Italia —miembro de Atalanta— no ha dicho que vaya a unirse a la operación "Guardián de la Prosperidad", una fuente del Gobierno italiano dijo a Reuters que la coalición liderada por Estados Unidos está satisfecha con la contribución de Italia.

La fuente añadió que la decisión de enviar una fragata naval como parte de las operaciones existentes era una forma de acelerar el despliegue y no requería una nueva autorización parlamentaria.

El esfuerzo de Estados Unidos por conseguir apoyo internacional para su ofensiva de seguridad en el mar Rojo se produce en un momento en que Estados Unidos se enfrenta a la presión en múltiples frentes de los apoderados militares de Irán en la región.

Además de los hutíes en Yemen, las milicias respaldadas por Irán han estado atacando a las tropas estadounidenses en Siria e Irak.

Hasta ahora, Estados Unidos ha llevado a cabo ataques aéreos de represalia limitados contra las milicias en Irak y Siria, pero se ha abstenido de hacerlo en Yemen.

Michael Mulroy, ex subsecretario adjunto de Defensa para Oriente Próximo bajo la administración Trump, dijo que el objetivo del Pentágono con la nueva coalición marítima parecía ser convertir cualquier futuro ataque hutí en un asunto internacional para desvincularlo de la guerra entre Israel y Hamás.

"Una vez que los buques militares de la Operación Guardián de la Prosperidad comiencen a proteger el transporte marítimo comercial y sufran un ataque directo, (los hutíes) estarán atacando a la coalición, no solo a Estados Unidos", dijo Mulroy.

(Reporte de Phil Stewart en Washington, Jonathan Saul en Londres, Aislinn Laing, Belen Carreno y Charlie Devereux en Madrid; Angelo Amante en Italia; Krishn Kaushik en Delhi; Edición de Don Durfee y Michael Perry; editado en español por Tomás Cobos)