Restaurante Marfil Bistro, una gran opción en Doral

Doral atrae a personas de todos los puntos cardinales, ya sea por los poderosos centros comerciales, la atmósfera bucólica, pero especialmente por la amplia oferta gastronómica. En Doral hay buenos restaurantes por doquier. En la céntrica calle 36 del noroeste, frente al CityDoral Place, se sitúa Marfil Bistro. Su fachada queda opacada por la vista del bonito mall vecino, pero una vez que se dentro del mismo se puede comrobar que tiene un prestigio bien adquirido.

Marfil Bistro es propiedad del matrimonio venezolano compuesto por los empresarios Zuly Marfil y Fidel Barreat, quienes han dado una innegable impronta cálida, casi familiar, al lugar. Mucha madera en la decoración, colores suaves, con reminiscencias étnicas africanas, con varias figuras de elefantes de adorno.

Costillitas (Short Ribs) estofadas 48 horas en salsa de malta con risotto de queso manchego y ahumado de roble, tapado con una campana de vidrio que mantiene la temperatura.
Costillitas (Short Ribs) estofadas 48 horas en salsa de malta con risotto de queso manchego y ahumado de roble, tapado con una campana de vidrio que mantiene la temperatura.

Como se estila en restaurantes de su tipo, modernos, acogedores, con comida mediterránea, se comienza con la degustación de un cóctel, espléndidamente presentado, lo que marca la pauta para el resto de la comida. Una elección segura es un Martini ultra dulce con passion fruit (maracuyá), que viene con una rama de romero que despide un olor que, según algunos, estimula el recuerdo de buenos momentos. El lugar expende todo tipos de licores; como se dice en la jerga gastronómica, tiene full bar.

Lubina (Sea Bass) servido con vieira, camarón jumbo, mejillón negro, calamares en salsa de ají amarillo y arroz con cilantro.
Lubina (Sea Bass) servido con vieira, camarón jumbo, mejillón negro, calamares en salsa de ají amarillo y arroz con cilantro.

En cuanto a alimentos Marfil Bistro también da la talla. Siguiendo el buen consejo de uno de los encargados, Luis Moya, cubano que labora allí desde hace seis años, se puede arrancar con una entrada compuesta por camarones al ajillo, salteados con salsa blanca ($19). Excelente opción, a un precio razonable, como buena parte del repertorio culinario del local. Se puede continuar con una lubina o róbalo (seabass, reza el menú, que solo está escrito en inglés, como lamentablemente se acostumbra en numerosos locales de la ciudad). Este rico pescado viene recostado en una cama de arroz verde con cilantro, rodeado por camarones, almejas, mejillones, y calamares, rociados con salsa amarilla. Un sueño. Puede ser compartido por dos comensales y cuesta $42.

Filet Mignon servido sobre papas tricolor, espinacas salteadas y salsa de queso azul.
Filet Mignon servido sobre papas tricolor, espinacas salteadas y salsa de queso azul.

Los amantes de las carnes rojas se pueden decantar por un platillo igualmente delicioso e, inclusive, más barato ($30): un short rib -que es el corte más carnoso del costillar de res- con risotto. El camarero lo deposita en la mesa tapado con una campana de vidrio que mantiene la temperatura. El plato en sí tiene una sencilla presentación, poco y nada de ornamentos, pero mucha fuerza nutritiva. El risotto, que hace un par de décadas era una rareza en los menús locales, es un arroz mezclado con queso parmesano, originario del norte de Italia. Con sabiduría Moya, bartender y mixólogo de alta escuela, aconseja maridar el short rib con un vino Malbec; y el seabass con un sauvignon blanc. “El nivel de conocimiento de Miami sobre vinos ha crecido mucho”, apunta.

Pato a la Chianti con hongos Porcini en una cafetera de sifón, higos caramelizados, puré de papas con mascarpone y ensalada de rúcula.
Pato a la Chianti con hongos Porcini en una cafetera de sifón, higos caramelizados, puré de papas con mascarpone y ensalada de rúcula.

El epílogo de la visita debe darse con un buen postre, claro. El estandarte del lugar en ese ítem tiene un nombre hispano: “La bola”, una esfera de helado de vainilla, bañada en chocolate, rodeada de trozos de fresas y bizcocho de chocolate. Su valor también es dulce, solo $18. Apenas puesta en la mesa, el dependiente rocía “La bola” con brandy italiano con esencia de naranja, toma un encendedor y la flambea. La llama dura unos segundos. Tras dar cuenta del suculento postre la llama del apetito también expira. En la despedida, Zuly Marfil saluda a los clientes con un confiado “lo más importante es que se repita la visita”.

Marfil Bistro, 8347 NW 36th St, Doral, FL 33166, (305) 960-7054. Abierto todos los días. De domingo a jueves hasta las 10 p.m. Viernes y sábado hasta la medianoche. Happy hours de lunes a jueves, de 4 a 7 p.m. Más información en la página www.marfilbistro.com.

Para el postre no deje de probar “La bola”, una esfera de helado de vainilla, bañada en chocolate, rodeada de trozos de fresas y bizcocho de chocolate.
Para el postre no deje de probar “La bola”, una esfera de helado de vainilla, bañada en chocolate, rodeada de trozos de fresas y bizcocho de chocolate.

erwinperezok@gmail.com, Instagram: @erwin_perez