Reseña: “Piece by Piece” es un brillante documental de Lego sobre Pharrell Williams

Un documental cinematográfico que utiliza sólo piezas de Lego puede parecer una elección poco convencional. Cuando ese documental es sobre el renombrado músico y productor Pharrell Williams, en realidad es una especie de marca.

“Piece by Piece” es una película biográfica brillante e inteligente llena de canciones que pretende ser un documental detrás de cámaras que utiliza pequeños ladrillos de plástico, ángulos y curvas para celebrar a un artista conocido por su alma peculiar. Es profundo y surrealista y, a menudo, adorable. ¿Es de alto concepto o de bajo concepto? Al igual que Williams, es un poco de ambas cosas.

El director Morgan Neville, quien se ha vuelto cada vez más experimental explorando la vida de otras celebridades como Fred Rogers en “Won’t You Be My Neighbor?” (“¿Quieres ser mi vecino?”), “Roadrunner: A Film About Anthony Bourdain” (“Anthony Bourdain: un chef por el mundo”) y “Steve! (Martin): A Documentary in Two Pieces” (“¡Steve! (Martin): Un documental en 2 partes”), esta vez utiliza entrevistas reales, pero las enmascara bajo pequeñas figuritas de Lego con rostros animados. Llamémoslo un documental en un millón de piezas.

Los cineastas intentan explicar la idea detrás del filme: ”¿Y si nada es real? ¿Y si la vida es como un juego de Lego?, dice Williams tenuemente al principio. Sólo tienes que dejarte llevar por la travesía de un chico pobre de Virginia Beach, Virginia, que llegó a dominar la música y se convirtió en director creativo de Louis Vuitton.

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Williams, lo admite, es un poco distante, un poco extraño. La música desencadena colores en su cerebro (tiene sinestesia, bellamente retratada aquí) y es su cerebro musical con visión para el futuro lo que lo convertirá en una estrella, primero como parte del equipo de producción The Neptunes y luego como productor solista y compositor muy solicitado.

Hay altibajos y luego altibajos de nuevo. Un verso que Williams escribió para “Rump Shaker” de Wreckx-N-Effect cuando se ganaba la vida vendiendo canciones lo llevaría a superestrellas que exigían trabajar con él y su socio Chad Hugo como Kendrick Lamar, Justin Timberlake, Snoop Dogg, Busta Rhymes, Gwen Stefani, Missy Elliott y Jay-Z. Todas esas superestrellas se sientan para entrevistas y han sido representadas graciosamente como minifiguras de Lego hasta el más mínimo detalle como la mohicana de Adrian Young de No Doubt. (Toma mi dinero, Lego.)

También aprendemos algo sobre su esposa, Helen, y su angustia por ser un artista en solitario, una oportunidad que rechazó cuando era suya. En última instancia, aprendemos a entender su enfoque futurista de la moda y la música. “Lo que soy es un inconformista”, dice. Nadie lo cuestionará por eso.

El mundo 3D que los cineastas han creado es asombroso, con olas de piezas transparentes de Lego que llegan a una playa hecha con bases para Lego y la colección de ritmos geniales de Williams representados como ladrillos que rebotan con luces. También hay nuggets de Lego McDonald’s, pretzels de Lego, peces de Lego que cantan y una Lego Anna Wintour, fría y altiva en plástico.

Aunque Lego parece un medio restrictivo (las manos tienen forma de pinza y el caminar de todos es robótico ya que no hay rodillas de Lego), también pueden, aparentemente elevarse cuando están en las manos correctas, y aquí lo hacen, con Williams en una hermosa secuencia de sueños mirando las luces de la Tierra como un astronauta distante. Es cuando los cineastas hacen que Lego parezca agua y música, que son sus mayores logros. (Felicitaciones especiales para el equipo que hizo burbujas de champán Lego).

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Los créditos de en la música son notoriamente difíciles de precisar (Williams afirma haber creado el misterioso jingle de McDonald’s “I’m lovin’ it”) y los cineastas intentan cubrir cualquier información errónea con un simple aviso en los créditos finales: “No todo en esta película es 100% preciso. Por ejemplo, Pharrell nunca fue al espacio”.

También hay algunos momentos extraordinarios que pasan rápidamente, pero que probablemente tardaron meses en hacerse, como una versión Lego del discurso “Tengo un sueño” del reverendo Martin Luther King Jr. en el Monumento a Lincoln y las imágenes de protesta de las figuritas de Black Lives Matter gritando "¡No disparen!”.

El documental se ralentiza un poco durante el ascenso de Williams y se acelera en los años en la cima, aunque las recreaciones de algunos de los videos musicales que impulsó son demasiado divertidas. La razón por la que él y Hugo se separaron se oculta y los cineastas luchan por llegar al final, dando varios pasos titubeantes.

“Creo que hemos terminado”, son las últimas palabras que escuchamos cuando los cineastas finalmente se rinden. Pero han dejado atrás un retrato dulce y alucinante de un genio eternamente en bloques de construcción.

“Piece by Piece”, que se estrenará en cines el 11 de octubre, tiene una clasificación PG (que sugiere cierta orientación de los padres) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por su lenguaje, material sugerente y elementos temáticos. Duración: 93 minutos. Tres estrellas de cuatro.