Los republicanos siguen rehusándose a regular el porte de armas. Tienen que hacer algo, ya | Opinión

A esto ha llegado lo que es ser padres y abuelos en Estados Unidos.

Oyes, ves las palabras “tiroteo en escuela” y el terror se apodera de tu corazón.

Te preguntas, ¿dónde, dónde?

Buscas desesperadamente las noticias y la sensación de palpitación y crujido en tu pecho es demasiado familiar. Inconscientemente te frotas el centro del pecho en un vano intento de calmarte.

Esta vez, Uvalde, Texas, es el sitio de otro tiroteo masivo en una escuela por parte de un joven armado con un rifle de alta potencia, como los usados en guerras. Convirtió a la escuela Robb Elementary en un sangriento campo de muerte.

Ahora sabes que tus dos hijas maestras y tu sobrina y sobrino maestros en Florida están a salvo y también tus cuatro nietos en su escuela. Pero lloras de todos modos. Porque el alivio que sientes te llena de culpa, de impotencia, de frustración e ira.

La ira no es aleatoria, como la violencia con armas de fuego, sino que está dirigida a un grupo de estadounidenses que bien podrían estar sosteniendo los rifles semiautomáticos que matan en minutos a la mayor cantidad de niños que en cualquier otro lugar del mundo: los legisladores republicanos.

Florida y el porte de armas

Y especialmente en Florida, donde viven tantos obsesionados con portar armas. Y donde el gobernador Ron DeSantis ha prometido hacer de este un estado abierto a llevarlas a la vista a pesar de nuestra historia de tiroteos masivos. Y donde el representante estatal Randy Fine acaba de amenazar al presidente Joe Biden si promulga reformas sobre las armas.

“Tengo noticias para la vergüenza que dice ser nuestro presidente: intente tomar nuestras armas y aprenderá por qué se escribió la Segunda Enmienda en primer lugar”, dijo Fine en Twitter.

Que las armas de fuego sean la principal causa de muerte de niños y adolescentes en Estados Unidos no les preocupa en absoluto.

Ni a los senadores republicanos de Florida Marco Rubio y Rick Scott ni al resto de los miembros republicanos del Congreso, demasiados para nombrarlos. Pero sí, Carlos Giménez, María Elvira Salazar y Mario Díaz-Balart también. Ellos representan a Miami-Dade.

Necesitamos leyes federales de las que los estados como Florida gobernados por la influencia de la Asociación Nacional del Rifle (NRA en inglés, National Rifle Association) no puedan eximirse.

Si los votantes tuvieran tanto poder como el cabildeo de la ANR, con quien los legisladores republicanos están en deuda, los que votan en contra de controlar la violencia no estarían en cargos políticos. No después de que el Marjory Stoneman Douglas High School se convirtió en un campo de exterminio. Y después de Texas los echaríamos en las próximas elecciones.

Todo lo que hacen es montar teatro, pero si ninguno de ustedes va a ayudar a cambiar la marea de violencia armada con su voto, ya saben lo que pueden hacer con sus pensamientos y oraciones inútiles y sus tuits de disculpas.

“La pérdida de niños pequeños/bebés nos deja sin palabras para consolarnos. Llora hoy. Llora. Solo un padre aquí”, tuiteó el alcalde de Jacksonville, Lenny Curry, un republicano.

Lágrimas de cocodrilo. No está abandonando a su partido, solo trata de sacarle el cuerpo a la condena cuando en realidad es un facilitador que intenta pasar por imparcial.

“Lamentablemente, las ideologías políticas están despertando emociones esta noche”, continuó. “Y eso ocurre en ambos lados. Solo sean padres, madres e hijos e hijas ahora mismo. Solo sean humanos”.

No se lo crean.

Es solo parte del programa de encubrimiento del Partido Republicano durante los últimos 10 sangrientos días, incluyendo el asesinato de 10 clientes negros en un supermercado de Buffalo, Nueva York, entre ellos la madre de 86 años de un comisionado de bomberos jubilado. Los clientes indefensos fueron atacados por un racista de 18 años que había vomitado públicamente una retórica de supremacía blanca llena de odio y había prometido matar, y aun así tenía acceso a las armas.

Esto sucede como en una película sin fin porque 50 senadores republicanos en Washington han estado obstaculizando durante dos años un proyecto de ley universal de verificación de antecedentes, aprobado por la Cámara y apoyado por el 90% de los votantes estadounidenses, pero retenido como rehén por razones políticas.

Derecho a armas por encima de niños

Es demencial la forma como los llamados conservadores hacen todo lo posible para proteger la vida en el útero, incluso cuando solo se trata de células en formación, pero le dan prioridad a la batalla campal por la propiedad de armas por encima de la seguridad en las escuelas, en la iglesias, en el supermercado, en los conciertos y teatros.

Ya no podemos respirar verdadera libertad ni buscar la felicidad en ningún rincón de los Estados Unidos mientras personas de 18 años, que no están autorizados para beber, puedan comprar un arma como lo hizo Salvador Ramos.

Mientras no haya verificaciones universales de antecedentes que no dejen salidas para que los malos actores accedan a armas que son más aptas para la guerra que para defender a la familia o cazar.

Mientras no haya leyes sobre señales de alerta que permitan a un pariente denunciar al dueño de un arma que está lo suficientemente descontrolado o mentalmente incapacitado como para matar a otras personas, no habrá paz.

El número de muertos en Robb Elementary aumentó el miércoles a 19 niños y dos maestros, seres queridos que sus familias nunca volverán a abrazar. Salieron de casa el martes por la mañana y se convirtieron en la más sombría de las nuevas estadísticas: el segundo tiroteo escolar más mortífero en Estados Unidos.

Mi hija, directora de escuela, no se atrevió a enviar a sus hijos, de 6 y 9 años, a la escuela el miércoles.

Educadora capaz, persuadida para trabajar en la administración, me dice que quiere dejar el trabajo y educar a sus hijos en casa para protegerlos de la violencia. También había dicho lo mismo después de los tiroteos de Parkland y Santa Fe, Texas, ambos ocurridos en 2018.

Esta vez, siento que realmente lo dice en serio.

Florida y la nación perderán buenos maestros por esta locura de las armas.

El momento de actuar es ahora. Hay que dejar de esconderse detrás de una Segunda Enmienda, concebida en la era de los mosquetes.

Hagan que esta sea la última vez que el estado de ánimo se oscurezca en este país después de un tiroteo masivo en una escuela, luego se levanta, y nunca conduce a lo que necesitamos: restricciones sensatas con respecto a las armas.