Republicanos de Florida intensifican discurso sobre riesgo que suponen inmigrantes ‘criminales’

En medio de una creciente crisis en Haití que pudiera empujar a los haitianos a echarse al mar para venir a la Florida, el gobernador Ron DeSantis y los republicanos del estado están describiendo cada vez más la posibilidad de esa situación y la presencia de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos como una amenaza para los floridanos.

En una conferencia de prensa el viernes, DeSantis firmó una legislación que busca adoptar medidas enérgicas contra la inmigración ilegal prohibiendo las identificaciones comunitarias locales que históricamente han beneficiado a algunos migrantes en lugares como el Condado Miami-Dade, y aumentando las sanciones penales para los migrantes que conducen sin licencia o que han sido deportados previamente.

El gobernador republicano también amplió cómo su administración –que se prepara para lo que llama una posible “invasión”– está ayudando a patrullar las costas del sur de la Florida en un esfuerzo por detener a los migrantes en el mar. DeSantis reconoció que no se ha materializado una oleada de migrantes en medio de la situación en Haití, pero dijo que el estado necesita ser “proactivo” y estar “preparado” para responder a un potencial evento de migración masiva.

“Es lo mismo que hacemos cuando tenemos huracanes”, dijo DeSantis, al tiempo que señaló que su enfoque es “proteger a los floridanos”.

El tono de la conferencia de prensa –de urgencia y alarma– subraya cómo la política de inmigración vuelve a ocupar un lugar central en la mente de los republicanos de la Florida, que culpan a la administración del presidente Joe Biden del tema de la seguridad fronteriza y de poner en peligro a los estadounidenses.

“No hay duda de que nuestro país es menos seguro”, dijo la procuradora general Ashley Moody. “No pasa un día sin que veamos a alguien que ha sido dañado por alguien que está aquí ilegalmente y que no debería estar aquí, que no fue investigado cuando llegó o que simplemente escapó a toda detección”.

Otro de los invitados a la conferencia de prensa, el jefe de la Policía del Condado Polk, Grady Judd, dijo que los inmigrantes indocumentados “vienen aquí no solo para encontrar una mejor forma de vida como muchos de nuestros antepasados aquí, sino que vienen aquí para matar a nuestra gente mientras obtienen enormes beneficios”, en referencia a la crisis del fentanilo.

El jefe de la Policía del Condado Polk, Grady Judd, usa una foto de la frontera sur durante una conferencia de prensa el viernes en la que describe la imagen como una "frontera segura".
El jefe de la Policía del Condado Polk, Grady Judd, usa una foto de la frontera sur durante una conferencia de prensa el viernes en la que describe la imagen como una "frontera segura".

Investigaciones han demostrado que los inmigrantes son condenados por delitos en menor proporción que los estadounidenses nacidos en Estados Unidos. Un estudio de 2023 de la Universidad de Stanford que analizó más de un siglo de datos del Censo descubrió que los inmigrantes tienen un 30% menos de probabilidades de estar en la cárcel en comparación con los estadounidenses blancos, y un 60% menos que las personas nacidas en Estados Unidos en general, incluidos los estadounidenses negros.

En los últimos días, los republicanos han amplificado los temores sobre la posibilidad de una oleada de inmigrantes haitianos.

Los senadores federales republicanos Marco Rubio y Rick Scott enviaron una carta a Biden el viernes diciendo que, aun cuando sienten compasión por los haitianos, les preocupa cómo responderá la administración de Biden a los riesgos de una potencial “crisis migratoria”.

“Debemos considerar este peligro debido a los numerosos reportes de pandillas que cometen fugas de cárceles en Haití y liberan a miles de delincuentes peligrosos”, escribieron en la carta, en la que también pedían a Biden que proporcionara más información sobre cómo piensa responder su administración al asunto.

En los círculos de derecha también se ha hablado de canibalismo entre las pandillas criminales de Haití, a raíz de unos videos publicados hace años por pandilleros con la intención de asustar a sus rivales. Los videos aislados nunca fueron verificados, y el Departamento de Estado ha dicho que no ha visto ninguna evidencia creíble que corrobore las afirmaciones. Estas son tan infundadas que X, la plataforma de redes sociales antes conocida como Twitter, retiró un video que circulaba ampliamente por internet incluso después de que su presidente ejecutivo, Elon Musk, lo hubiera compartido él mismo.

‘Esos extranjeros ilegales fueron entregados’

La conferencia de prensa de DeSantis se produjo días después de que anunciara que enviará cientos de agentes y soldados estatales al sur de la Florida, junto con helicópteros, drones y barcos, para ayudar a la Guardia Costera estadounidense a detener a los migrantes en el mar.

Se basa en una acción ejecutiva del pasado enero, cuando el gobernador desplegó a las fuerzas del orden de la Florida después de que cientos de cubanos y haitianos comenzaran a desembarcar en las costas de los Cayos de la Florida.

El viernes, DeSantis dijo que el estado ya ha tenido éxito en detener a los migrantes en el mar este año. Se refirió a un evento del 29 de febrero en el que agentes de Pesca y Vida Silvestre de la Florida (FWC) interceptaron un barco de 42 pies que transportaba a 25 migrantes indocumentados procedentes de Haití cerca de Sebastian Inlet en el centro de la Florida. Entre esos pasajeros había cinco niños no acompañados.

“Esos extranjeros ilegales fueron entregados a la Guardia Costera para su deportación”, dijo DeSantis.

La dependencia estatal esperó para anunciar la incautación hasta que la conferencia de prensa del gobernador estuviera en curso. La dependencia dijo que los agentes encontraron armas, drogas y equipos de visión nocturna en el barco. El capitán de la embarcación y otro pasajero eran ciudadanos estadounidenses.

Desde aquel suceso se han producido otras interceptaciones de emigrantes haitianos, entre ellas una por parte de la Guardia Costera estadounidense cerca de las Bahamas y otra en Turcas y Caicos por parte de la policía del país insular. Sin embargo, el Departamento de Seguridad Nacional afirmó a principios de esta semana que la inmigración irregular en el Caribe sigue siendo baja por ahora.

Jefe de policía republicano amplifica los arrestos de inmigrantes

El viernes, Judd sacó un cartel que decía “la política federal impulsa el crimen y la victimización de los inmigrantes ilegales”. También agitó una pequeña pancarta de color beige con las palabras “BS flag” mientras se burlaba de los medios que informan que los inmigrantes que están en el país ilegalmente no cometen delitos en mayor proporción que los estadounidenses.

“Bueno, escuchen, si no estuvieran aquí no podrían cometer ningún delito, ¿verdad? Y están cometiendo cientos de miles de delitos. Y esos son solo por los que los arrestamos. Así que yo le echo la ‘bandera de BS a eso’”, dijo Judd.

Mencionó una incautación de 10 kilos de fentanilo que las autoridades rastrearon hasta México. En la operación se arrestó a tres hombres del país vecino. La droga había pasado originalmente por una casa de Compton, pero Judd alegó que las fuerzas del orden de esa localidad no les ayudaron a entrar en la residencia.

“Los delincuentes están ganando en California. Los delincuentes están ganando en Nueva York. El gobernador DeSantis dijo que los criminales no van a ganar en la Florida”, dijo.

En otra redada reciente contra el tráfico de personas coordinada por la oficina de Judd, las autoridades arrestaron a 228 personas. El 9% de los arrestados eran inmigrantes indocumentados, dijo Judd, añadiendo que algunas de las víctimas eran de Venezuela.

En relación con los comentarios de Judd sobre el fentanilo, los datos del gobierno muestran que entre octubre de 2021 y septiembre de 2022, el 88% de los delincuentes por tráfico de fentanilo eran ciudadanos estadounidenses, según la comisión de sentencias de Estados Unidos. Fue aproximadamente el mismo porcentaje de estadounidenses el año anterior.

El corresponsal en jefe de McClatchy en Washington, Michael Wilner, contribuyó a este artículo.