El regreso del “Sueño” de Miami City Ballet, con muchos debuts y dos grandes actuaciones
Miami City Ballet (MCB) dio inicio a su temporada 2024-2025 en el Arsht Center de Miami con “Un sueño de una noche de Verano” de George Balanchine, en la exitosa puesta en escena “reimaginada” en 2016 para la compañía que dirige Lourdes López.
Este es un montaje espectacular, al mismo tiempo sofisticado (ambientado en las profundidades del mar que rodea a la Florida, efectos especiales incluidos) e ingenuo (es un cuento de hadas), que cuenta con música de Felix Mendelssohn, diseños de escenografía y vestuario de Michele Oka Doner, iluminación de John Hall, proyecciones de Wendall K. Harrington y dramaturgia de Tarell Alvin McCraney.
Las funciones de “Sueño” comenzaron el viernes 18 de octubre en Miami (la noche de estreno que aquí reseñamos) y terminaron el domingo 3 de noviembre en el Broward Center de Fort Lauderdale.
El lector puede preguntarse, si esta obra se presentó en siete ocasiones (cuatro en Miami y tres en Broward). ¿Por qué reseñar la primera noche y no la última? ¿Por qué no reseñar cualquier otra noche? ¿Por qué no escribir sobre todas?
Lo ideal es poder asistir a todas las funciones, pero asignaciones superpuestas y limitaciones de espacio (¿siete funciones -con un elenco que supera los 50 participantes y cambia cada noche- en solo 900 palabras?) lo hacen prácticamente imposible. Sobre todo, cuando en cada una de las presentaciones hay bailarines interpretando un papel importante por primera vez.
Sea estreno mundial o estreno para la compañía, primera función de temporada o el regreso de una obra de repertorio, la noche de apertura de una serie de actuaciones es siempre un hito histórico, como culminación del esfuerzo creativo que implica su realización y por ser su primer encuentro con el público.
Definitivamente, la historia del teatro y la danza se nutre de las reseñas de las noches de aperturas porque en ellas quedan registrados los aciertos y desaciertos de la función y se documenta cómo fue recibida por el público.
En esta ocasión, la noche de apertura de MCB con el “Sueño” de Balanchine fue una entrega hermosa, dotada de inefable frescura y ovacionada al final.
Ocho papeles importantes del primer acto fueron interpretados por primera vez. Dawn Atkins y Alexander Peters hicieron de Titania y Oberon (la reina y el rey de las hadas), Rui Cruz asumió el papel de Puck (el duende travieso), la encantadora Taylor Naturkas fue Helena, mientras que Damian Zamorano y Steven Loch fueron Demetrius y Theseus, respectivamente. Brooks Landegger debutó en el rol del caballero de Titania y Mayumi Enokibara fue Buttefly.
En el segundo acto, los carismáticos Ashley Knox y Cameron Catazaro debutaron en el Divertissement ofrecido por el duque Theseus para la boda colectiva que tiene lugar en su palacio, interpretando un pas de deux que surge de la nada y parece ser una excusa artificiosa para el lucimiento de dos intérpretes, pero cuya interpolación se agradece.
La triple boda es el final feliz de la historia desarrollada durante el primer acto, donde también participan bailarines con experiencia en los papeles que les han sido asignados, como la excelsa Jennifer Lauren y el versátil Chase Swatosh (Hermia y Lysander), la segura Jordan-Elizabeth Long (Hippolyta, reina de las Amazonas) y el versátil Andrei Chagas (Bottom).
Aunque la frescura fue elocuencia interpretativa en todos ellos, hay que reconocer que Dawn Atkins y Rui Cruz consiguieron las actuaciones más sobresalientes.
En el primer acto, Atkins se enfrenta al pretencioso e insufrible Oberon de Peters (con una caracterización resuelta de manera muy económica), ejecuta un pas de deux con un gentil Caballero miembro de su séquito (un Landegger espléndido que es encarnación hipnótica de la afirmación de Stanislavsky “no hay papeles pequeños, sólo artistas pequeños”) y, hechizada por Puck, se enamora del Bottom de Chagas (excelente en el manejo de las pequeñas acciones).
En el segundo acto, Atkins sorprende al participar en el festejo actuando como si fuera una primera dama en un evento protocolar que afirma el orden social establecido y, sencillamente, se deja acompañar por Oberon en el baile. Sin embargo, por momentos parece abstraída en pensamientos que tal vez tengan algo que ver con un próximo encuentro con el Caballero del primer acto. Bueno, se trata de Landegger. Además, no hay que olvidar que Oberon y Titania se acusan mutuamente de infidelidades, al menos en el texto de Shakespeare.
De principio a fin, Atkins es una presencia sobria, una bailarina magnífica y una actriz con un estilo acogedor, colmado de sugerencias. La esencia mítica de su teatralidad como intérprete le permite asumir el papel de reina sin esfuerzo alguno y su Titania es un logro contundente.
Por su parte, Cruz, que ya nos había demostrado su fuerza como ejecutante en “Following the Subtle Current Upstream”, la coreografía de Alonzo King que MCB incorporó a su repertorio el pasado mes de marzo, se nos presenta ahora como un bailarín/actor capaz de adueñarse de un rol como pocos pueden hacerlo, con premeditación y alevosía.
Cruz parece haber planificado previamente su propia desaparición y la ha llevado a cabo aprovechando cada una de las prerrogativas del personaje para transformarse en un Puck de antología que elude la crítica por su eficacia comunicativa.
Disfrutando de sus propias travesuras y haciendo guiños al público, Cruz consigue despejar la incógnita en la mente de todos al descifrar quién es el verdadero protagonista de este “Sueño” repleto de personajes. Su Puck es el personaje principal en cada uno de los sucesos que hacen avanzar la acción y a él pertenece todo el crédito cuando disfrutamos de los enredos que aquejan a las parejas enamoradas.
Así las cosas, este “sueño” está destinado a quedar en la memoria como la noche en que Rui Cruz hizo de Puck por primera vez.
Por último, hay que mencionar que la exuberancia de la orquesta bajo la conducción de Gary Sheldon, el desempeño impecable del cuerpo de baile y la participación encantadora de los pequeños alumnos de la escuela de MCB que pululan en el primer acto, contribuyen igualmente al éxito de esta producción.
En resumen, este es un “Sueño” confeccionado con esmero por MCB y una puesta en escena que satisface tanto a los conocedores del texto original de William Shakespeare y a los admiradores de la música de Mendelssohn y del estilo Balanchine, como a los que asisten al teatro por primera vez para ver una función de ballet y salen felices del teatro porque la experiencia les ha facilitado descubrir un par de cosas.
Primero, que no han perdido la capacidad de disfrutar con un cuento de hadas y segundo -la más urgente- que soñar sigue siendo importante en 2024 porque, como dice la canción, “tienes que tener un sueño, si no tienes un sueño, ¿cómo vas a hacer un sueño realidad?”.
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