Reclamo y recomendaciones: cada tres días muere un chico ahogado en el país, advierten los pediatras

El aprendizaje de la natación y actitudes responsables en el agua son habilidades complementarias, extremadamente útiles para mejorar las posibilidades de evitar lesiones y muertes en el medio acuático
El aprendizaje de la natación y actitudes responsables en el agua son habilidades complementarias, extremadamente útiles para mejorar las posibilidades de evitar lesiones y muertes en el medio acuático

Baldes, piletas, bañeras, pozos, bebederos, acequias o canales son los escenarios de riesgo más comunes en los que suceden un centenar de las muertes de menores de 19 años ocurridas anualmente en el país. La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) planteó ayer que, de acuerdo con las últimas estadísticas nacionales disponibles, cada tres días falleció ahogado un chico o un adolescente. Y esto es apenas lo visible de lo que desde hace años se considera un problema de salud pública.

“Los números que disponemos y divulgamos son solo los ahogamientos mortales, que son una muy pequeña porción del total”, según señalaron desde la entidad que preside Pablo Moreno, especialista en terapia intensiva pediátrica. “Muchas veces, el ahogamiento no causa la muerte, pero genera graves consecuencias al paciente, la familia y al sistema de salud –continuó la SAP–. Todos podemos ahogarnos en 10 centímetros de cualquier líquido si fallan los sistemas que nos permiten reaccionar y liberar la vía aérea.”

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A través de una comunicación con recomendaciones, el Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la SAP se anticipó al Día Mundial de la Prevención del Ahogamiento, que se conmemora hoy, con un llamado de atención para cuidar a la población que concentra más de un tercio (38,5%) de las fatalidades por ahogamiento o sumersión no intencionales si se tienen en cuenta las estadísticas nacionales a 2021, que son las últimas publicadas por el Ministerio de Salud de la Nación.

Ese año, murieron 281 personas por esa causa evitable: 108 tenían menos de 19 años y la mayoría era varón, sin importar la edad. El número más alto de víctimas (59) se dio en menores de entre 1 y 4 años, seguido de jóvenes de entre 20 y 29 (46).

“Las causas en cada grupo de edad son distintas –detallaron desde la SAP–. Los más pequeños por distracción de los adultos y defectos en la infraestructura, los más grandes por imprudencia, desconocimiento del entorno, uso de sustancias que alteran la toma de decisiones.”

La mirada atenta y cercana de un adulto responsable es la medida más efectiva para la prevención
La mirada atenta y cercana de un adulto responsable es la medida más efectiva para la prevención - Créditos: @Mauro V. Rizzi (Fotografo)

El ahogamiento accidental es el principal motivo de muerte por causas externas antes de los 5 años, de acuerdo con los datos nacionales de mortalidad. Lo mismo acaban de recordar los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos a propósito de la preocupación en ese país por un aumento del número de víctimas en los más pequeños, como publicó LA NACIÓN.

José Cárdenas es pediatra del Hospital Justo José de Urquiza, de Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Ahí, según comentó, hay ahogamientos todo el año, aunque aumentan durante el verano. “Son más comunes de lo que pensamos y no solo se trata de los casos fatales, sino que están también los que generan discapacidad e ingresos a terapia intensiva”, señaló Cárdenas, que es miembro del comité de la SAP que promueve la prevención de esta lesión no intencional. Por eso, también destacó la importancia de acudir a un centro de salud en todos los casos “porque puede quedar algún problema respiratorio o neurológico o que no haya alguna complicación por la exposición a alguna sustancia química que pudiera haber en el agua o el líquido” en el que se ahogó un chico.

Mientras que la supervisión de un adulto mientras los chicos están en el agua debe ser constante, con los menores de 4 años se aconseja estar dentro del agua con ellos y no usar salvavidas que no estén homologados y cumplan con la sujeción adecuada para que no se salga con los movimientos o hasta se puedan pinchar o desinflar. En el caso de los adolescentes, la causa más común de ahogamiento está asociado con el consumo de alcohol y drogas, meterse al río u otras aguas sin saber nadar por un desafío del grupo de pares o lanzarse sin conocer la profundidad o poder ver el suelo o el fondo.

“Cualquiera puede ahogarse, pero nadie debería hacerlo. No por lo menos en este siglo porque contamos con los dispositivos, las medidas y la información para evitarlo”, dijo Luis Llano, pediatra especialista en terapia intensiva infantil del Hospital de Niños Humberto Notti, de Mendoza, y miembro del Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la SAP.

A propósito del día mundial para concientizar sobre la prevención del ahogamiento, el profesional recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) están alertando de que el 90% de los fallecimientos por ahogamiento está ocurriendo en los países de medianos y bajos ingresos. “Esto nos toca como país muy de cerca –dijo Llano–. Y los datos no se están revirtiendo, aun cuando tenemos sistemas de señalización, guardavidas entrenados en playas o piletas y dispositivos de seguridad como son los chalecos salvavidas. Pero nos falta educación. Las personas se suben a embarcaciones sin el chaleco puesto, por ejemplo, o se meten a nadar en lugares no autorizados. Seguimos teniendo una elevada casuística, con grandes consecuencias. Si un chico no fallece por ahogamiento, puede quedar con muchas secuelas porque se está llegando tarde con los primeros auxilios, se está tardando demasiado tiempo en llegar al hospital o no hay personas entrenadas en las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) en el lugar.”

Los riesgos más comunes

La SAP enumeró los riesgos más comunes en los menores de 5 años, de acuerdo con su capacidad de moverse o no solos. “Los menores de un año, que no caminan, se ahogan en la bañera o la piletita cuando el adulto se distrae –apuntaron, de acuerdo con lo que suelen ver en la práctica diaria–. Los que caminan o gatean pueden caerse en un balde con agua, un pozo sin tapar, una pileta chiquita, la pileta de la casa o vecina sin un cerco adecuado de protección. Los canales, las acequias, los bebederos de la hacienda son escenario permanente de situaciones de riesgo.”

Llano y Cárdenas también coincidieron al apuntar a los desafíos que se lanzan vía redes sociales o entre grupos de pares. “Los retos de Tik-Tok tienen alto impacto en los chicos y los adolescentes, que muchas veces quieren reproducirlos. En esto, tenemos que ser muy cautelosos para que no lo repitan. A veces, se desafían a lanzarse al agua desde un bote y esto puede provocar traumatismo de cráneo y ahogamiento”, dijo Cárdenas a partir de un caso reciente en un adolescente.

Ante esto, la entidad propuso cinco medidas de prevención efectivas, que incluyen:

  • Adultos conscientes y comprometidos, que comprendan los peligros del entorno, lo adecuen a la presencia de niños y los eduquen para comportarse cerca y dentro del agua

  • Entornos seguros y señales claras que se respeten

  • Ambientes acuáticos con información y supervisión adecuada en número y equipamiento

  • Personal e infraestructura suficiente y capacitado en todos los niveles del sistema de salud para la atención inmediata y la detección y tratamiento de las secuelas

  • Campañas periódicas, que generen conciencia en la población incluyendo la enseñanza de las maniobras de RCP

La mirada atenta y cercana de un adulto responsable es la medida más efectiva para la prevención. A esta actitud de cuidado debe sumarse un ambiente adecuado. El aprendizaje de la natación y actitudes responsables en el agua son habilidades complementarias, extremadamente útiles para mejorar las posibilidades de evitar lesiones y muertes en el medio acuático”, finalizaron los pediatras.