Realizan protestas de "día sin inmigrantes" en EEUU
FILADELFIA (AP) — Reinaba un silencio inusual en el Mercado Italiano de Filadelfia. Restaurantes de lujo en Nueva York, San Francisco y Washington permanecieron cerrados. Tiendas de víveres, “food trucks”, cafeterías y puestos de tacos en Chicago, Los Ángeles y Boston tampoco abrieron sus puertas.
Inmigrantes en todo Estados Unidos se quedaron en casa el jueves en lugar de ir a la escuela o a trabajar, para demostrar su importancia para la forma de vida y la economía estadounidense, y muchos de los negocios cerraron sus puertas en un acto de solidaridad durante la protesta nacional denominada “Un Día sin Inmigrantes”.
El boicot se realizó para expresar oposición a los esfuerzos del presidente Donald Trump para acotar la inmigración, sea legal o no. Los organizadores esperaban que miles participaran o al menos importantes muestras de apoyo.
La protesta incluso llegó al Capitolio, en donde una cafetería del Senado fue uno de varios establecimientos cerrados debido a que los empleados no se presentaron a trabajar.
Las actividades de la jornada también incluyen marchas en varias ciudades.
Marcela Ardaya Vargas, quien es originaria de Bolivia y ahora vive en Falls Church, Virginia, sacó a su hijo de clases para que la acompañara a la protesta de Un Día sin Inmigrantes en Washington.
“Cuando preguntó por qué no iría a la escuela, le dije que hoy iba a aprender sobre inmigración”, comentó. “Nuestro trabajo como ciudadanos es unirnos con nuestros hermanos y hermanas”.
Los organizadores atrajeron a inmigrantes de todos los estratos y condiciones, pero los efectos se resintieron en la industria restaurantera, que ha sido desde hace tiempo el primer peldaño en la escalera económica para los recién llegados al país, con sus múltiples empleos para cocineros, lavaplatos y meseros.
Restaurantes de lujo y de comida rápida por igual cerraron a lo largo y ancho del país. Barras de sushi, restaurantes brasileños o mexicanos, establecimientos de comida tailandesa o italiana dejaron con hambre a los comensales.
En el mercado italiano de la Calle Nueve en el sur de Filadelfia, el ambiente matutino era tan tranquilo que Rani Vasudeva pensó que era lunes, el día en que la mayoría de los comercios de la calle están cerrados.
Los puestos de verduras y otros establecimientos en la llamada “Calle Nueve” estaban vacíos, provocando que los clientes buscaran en otro lado la manera de abastecerse de carne fresca, pan, frutas y vegetales.
“De hecho es muy triste”, dijo Vasudeva, profesora de 38 años en la Universidad Temple. “Te das cuenta del impacto que tiene la comunidad de inmigrantes. Nos necesitamos los unos a los otros en nuestra vida diaria”.
Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca que ocurrió al mismo tiempo que las protestas a la hora del almuerzo, Trump se jactó de sus medidas para proteger la frontera y los arrestos migratorios de cientos de personas durante la semana pasada, al decir: “Salvamos vidas todos los días”.
Desde el final de 2007, el número de extranjeros empleados en Estados Unidos se ha incrementado en casi 3,1 millones hasta los 25,9 millones; representan el 56% del incremento en el mercado laboral estadounidense en ese lapso, de acuerdo con el Departamento del Trabajo.
Los nacidos en el extranjero — entre los que se incluye a ciudadanos estadounidenses, poseedores de permisos de residencia y aquellos que trabajan sin autorización legal — tienden a ser más jóvenes y aceptar empleos en los ramos que han ido creciendo más rápido, incluyendo restaurantes, hoteles y comercios.
La industria restaurantera tiene casi 12 millones de empleados y los inmigrantes conforman la mayoría: hasta el 70% en lugares como Nueva York y Chicago, de acuerdo con Restaurant Opportunities Centers United, una organización que trabaja para mejorar las condiciones laborales. Se estima que 1,3 millones de empleados en la industria son inmigrantes que viven en Estados Unidos sin autorización, indicó el grupo.