Ranavalona I, la reina que protegió la cultura de Madagascar con implacable crueldad

Se dice que mató a más de dos millones de personas a lo largo de los treintitrés años que duró su mandato

Ranavalona I tenía varios métodos de tortura y de ejecución de sus enemigos (Foto:Getty)
Ranavalona I tenía varios métodos de tortura y de ejecución de sus enemigos (Foto:Getty)

Ranavalona I se convirtió en reina de Madagascar casi por casualidad. Era el año 1828 cuando se elevó como gobernante única y, una vez en el trono, hizo hasta lo imposible por asegurar que su reinado fuera sólido, sin enemigos locales y, mucho menos, extranjeros.

Por eso, gobernó implementando severos castigos y creativas condenas a muerte que dejaron más de dos millones de muertos.

Muchas versiones de la historia la tratan como una monarca violenta y cruel sin destacar otras características menos negativas. Otras subrayan que, pese a la violencia, se empeñó en exigir respeto por la cultura y la religión de Madagascar y mantuvo el rechazo a la intervención de británicos y franceses en tiempos en los que buscadores de riquezas de Europa tenían sometida a la mayor parte de África.

Lo cierto es que gracias a Ranavalona I, la isla africana logró resistir por muchos años la influencia de otras culturas, aunque a ella misma le gustara vestir a la usanza francesa de la época.

En cualquier caso, el hecho de que hoy en día el 50 % de los malgaches mantengan las antiguas creencias que defendió Ranavalona I, da cuenta del éxito de su misión.

Nació con el nombre de Mavo o Ramavo en el año 1788. No era de familia noble y era analfabeta. Pero un día su padre se enteró de un complot que se estaba tejiendo en contra del futuro rey Andrianampoinimerina y se lo hizo saber.

En agradecimiento, Andrianampoinimerina adoptó a la hija del informante y después la comprometió con su hijo heredero al trono.

Cuando llegó el momento, Ramavo se casó con el príncipe Radama I y pasó a ser la primera de sus 12 esposas, aunque se cuenta que el matrimonio no fue muy feliz y no dejó herederos.

En 1810 Radama I se convirtió en rey y tras 18 años de mandato contrajo una afección que lo atormentó, y aunque no se sabe exactamente qué fue, pudo haber sido víctima de sífilis o de cirrosis hepática. Algunas fuentes indican que, desesperado por los dolores, él mismo se cortó la garganta. Otras dicen que la misma Ranavalona lo envenenó.

En cualquier caso, ya sea por la enfermedad que sufría su esposo, o porque lo estaba envenenando, Ranavalona I ya venía preparándose para su viudez y para hacerse con el trono.

Por sucesión le correspondía al príncipe Rakotobe, sobrino de Radama I, ser coronado rey pero, en ese proceso, también era “natural” la eliminación de la consorte principal y de algunos de sus familiares para evitar conflictos futuros.

Ya Ranavalona I había previsto todos esos escenarios. Ya se había aliado con los sacerdotes y con otros líderes religiosos y militares de Madagascar. Ya sabía que sería reina absoluta.

Entonces, apenas Radama I dejó de respirar, los militares de Ranavalona ocuparon el palacio. Rokotobe fue asesinado con una lanza y su madre murió de hambre porque estaba prohibido derramar sangre real femenina. Otros familiares del rey muerto también fueron eliminados con diferentes métodos, todos crueles.

Asimismo, a todo aquel que mostró su desacuerdo con esta toma del trono, fue asesinado o, en el mejor de los casos, advertido de que la alternativa a no apoyar a la reina, era la muerte o los trabajos forzados.

El 1 de agosto de 1828 fue proclamada reina de Madagascar y fue noticia el hecho de que la poderosa Ranavalona I vistiera para el gran evento un atuendo de monarca francés.

"¡Gobernaré aquí, para la buena fortuna de mi pueblo y la gloria de mi nombre! No adoraré a otros dioses que a los de mis antepasados. ¡El océano será el límite de mi reino, y no cederé ni el grueso de un cabello de mi reino!", habría dicho la reina durante su coronación según el biógrafo Keith Laidler que escribió el libro Calígula mujer: Ranavalona, la reina loca de Madagascar.

Ranavalona echó de su país a los misioneros cristianos en 1835 (Foto:Getty)
Ranavalona echó de su país a los misioneros cristianos en 1835 (Foto:Getty)

No obstante, en una ceremonia privada, también se sometió a un ritual de ascensión en el que se vistió de rojo pues su cuerpo fue bañado con la sangre de toro recién sacrificado.

Los súbditos, sabían que algo interesante estaba por pasar, no porque se tratara de una mujer analfabeta la que estaba tomando el poder, sino porque esa mujer había tomado medidas excesivamente rápidas y llenas de astucia para consolidarse como reina tras la muerte de su esposo.

Lo que empezó fue una etapa que muchos tildaron "de terror" porque todos los enemigos, reales o supuestos, fueron asesinados y eso se tradujo en más de 2.5 millones de personas muertas.

Un año después de la muerte de su esposo, la reina tuvo un hijo, el futuro rey Radama II. No se sabe quién fue el padre, pero sí se sabe que este heredero creció sin estar de acuerdo con los métodos crueles de su madre y que en su adultez fraguó un plan para derrocarla que no tuvo éxito.

Desde el principio de su reinado, Ranavalona I se enfrentó con múltiples conspiraciones, internas y externas.

Cuando aún no se cumplía un año de la muerte de su esposo Radama I, los franceses intentaron una invasión por diferentes puntos de la costa oriental de Madagascar.

El ataque convenció a la nueva reina de que los europeos sólo querían apoderarse de la isla. Por eso, además de poner a los franceses en la lista negra, decidió que los británicos ya habían hecho suficiente daño a través de sus misioneros que ya habían convertido al cristianismo a muchos malgaches.

Exigió a los británicos que dejaran de evangelizar al pueblo de Madagascar y se centraran en la actividad educativa no religiosa. Pero, al parecer, la orden no fue cumplida y los misioneros fueron expulsados de la isla en 1835.

La reina, que rechazaba con mano dura los intentos de dominación occidental, no dejaba de admirar por ello los avances educativos, tecnológicos y científicos europeos. Por eso contrató al escritor y periodista francés Jean Laborde para que modernizara el país y desarrollara especialmente la industria metalúrgica y química.

Laborde, que tuvo fama de cazafortunas, había nadado hasta la costa después de un naufragio en 1831 y se las ingenió para formar parte del círculo cercano de la reina que lo acogió, lo convirtió en su asesor y, al parecer, también en su amante.

El francés era ingenioso y tenía conocimientos en metalurgia e ingeniería y por eso la reina lo designó para dirigir la construcción de una ciudad industrial llamada Mantasao. Ahí supervisó la fabricación de armas y pólvora para el Ejército de Ranavalona y también de otros artículos como jabón, seda y cerámicas.

Más tarde Laborde se uniría al hijo de Ranavalona en el frustrado plan para sacarla del poder.

Tras desmontar este complot en su contra, la reina mandó a ejecutar a todos los participantes, menos a su hijo y a Laborde.

Radama II, único hijo de Ranavalona I, fue coronado tras las muerte de su madre, pero fue asesinado al poco tiempo (Foto:Getty)
Radama II, único hijo de Ranavalona I, fue coronado tras las muerte de su madre, pero fue asesinado al poco tiempo (Foto:Getty)

Desde fines del siglo XVI los jesuitas enviaron a varios de sus miembros al extranjero para empezar a evangelizar el mundo con el cristianismo y, cuando los portugueses "descubrieron" Madagascar, empezaron colonizar con todo, incluyendo a sus misioneros cristianos.

Pero no fue sino hasta 1818 cuando el cristianismo protestante, a cargo de la Sociedad Misionera de Londres, se instaló en la isla hasta que Ranavalona I se apoderó del trono malgache.

Se atribuye a la reina esta frase: "Ellos - los cristianos- me han negado, por lo tanto, yo también los niego a ellos. Me han rechazado. Los rechazo".

En el Madagascar de entonces, y en el 50 % de la población actual, la creencia religiosa se basa en rendir culto a Zanahary y los antepasados familiares.

Zanahary o Andriamanitra es el creador. No es hombre ni mujer. Tiene poder ilimitado y, como casi todos los dioses, bendice a quien le obedece, y castiga a quienes le ofenden.

Los antepasados familiares son el vínculo entre los vivos y el dios creador y por eso sus tumbas son cuidadas como verdaderos santuarios y los muertos son celebrados con costosas ceremonias y ofrendas.

Se cuenta que cuando la reina prohibió el cristianismo en 1835 la medida estuvo precedida de su recuperación milagrosa de una enfermedad grave. La curación fue atribuida al poder de los llamados 12 talismanes que se usan en los ritos de la antigua religión practicada en la isla.

Ese fue el primer paso hacia el bloqueo de toda forma de dominación extranjera, en especial hacia británicos y franceses.

La reina habría enviado una misiva a "todos los europeos" que vivían en Madagascar, haciendo especial mención a los británicos y a los franceses, agradeciendo la sabiduría y el conocimiento que habían llevado a su país.

Les aseguró que podían seguir con sus costumbres pero, advirtió que si veía a sus súbditos tratando de "cambiar las reglas establecidas por los doce grandes reyes", sus antepasados, no lo consentiría y se opondría completamente.

Ranavalona I no sería la primera en la historia en abusar de su poder para asesinar en defensa de su religión. Sin embargo, la han tildado como la mujer gobernante más cruel que se haya conocido.

Se estima que en los 33 años que duró su reinado, murió entre el 50 y el 75 % de la población de Madagascar por enfermedades, los conflictos bélicos o el implacable sistema de justicia que había implementado la reina.

Por ejemplo, aquellos que no podían cumplir con el pago de impuestos eran sometidos a la fanompoana, que consistía en usar al pobre que no pagaba a realizar trabajos de esclavo. Por ejemplo, debían construir casas, ser soldados o transportar nobles. Muchos de estos malgaches morían de hambre o de sed.

Otros tuvieron que pasar por una dura prueba de fidelidad que consistía en que los sospechosos de traición debían comerse tres pieles crudas de pollo y la nuez venenosa que causaba náuseas llamada tangena. Sólo aquellos que no vomitaban eran inocentes. Como es obvio suponer, la gran mayoría resultó ser culpable.

También es conocido el acontecimiento que se produjo en 1849 cuando franceses e ingleses se unieron para atacar Madagascar y fueron sorprendidos y vencidos por las fuerzas de Ranavalona I.

La escena final de este evento fue que 21 cabezas europeas fueron puestas en altos postes a lo largo de toda la costa para desalentar futuras arremetidas.

Así que esta reina malgache mandó a matar personas por ahorcamiento, decapitación, envenenamiento o trabajo forzado, pero también utilizaba el método de hervir personas y enterrarlas vivas.

Ranavalona I murió a los 80 años en su cama y de forma tranquila, pero eso no significó que las muertes en su honor habían cesado. Durante su funeral se produjo un estallido con un cañón y murieron varias personas.

Además, para rendirle homenaje, fueron sacrificados 12.000 toros aunque, al menos, la carne fue repartida entre la gente del pueblo.

Menos de dos años después de su muerte, su hijo, el rey Radama II, fue asesinado por aristócratas de su reino que se oponían a la apertura hacia Europa y al cristianismo.

Por lo visto, Ranavalona I seguía mandando.

Fuentes: Afrolegends, Historical Mysteries, Atlas del Mundo, Notable Biographies

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