La Quica, el sicario de Pablo Escobar con 200 años de condena en EE.UU. y que ahora podría quedar en libertad
BOGOTÁ.- Viajando con un pasaporte falso y una cartera llena de billetes que daban un total de 700 dólares, Dandeny Muñoz Mosquera, de tez morena, baja estatura y musculoso con el alias La Quica, fue arrestado en una cabina telefónica en Queens, Nueva York, por agentes federales que habían sido informados de su paradero. Así fue narrada la captura de uno de los sicarios más peligrosos del narcotraficante Pablo Escobar, el 25 de septiembre de 1991.
Aparentemente, Muñoz estaba visitando Estados Unidos con el propósito de ejecutar “atentados”. Las autoridades lograron arrestarlo en la esquina de Morten Boulevard y la calle 113 después de que agentes de la Dirección de Investigación Criminal (Dijin) interceptaran llamadas que identificaron su ubicación, las cuales fueron remitidas a la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
La Quica se había fugado de la cárcel y penitenciaría de media seguridad de Bogotá, conocida como “La Modelo”, hacía tan solo seis meses.
El sicario ahora cuenta con una condena de más de 200 años y está recluido en la penitenciaría federal de alta seguridad Atwater, en el condado de Merced, California, Estados Unidos, según se registra en la página oficial de la consulta de procesos de la rama judicial colombiana.
Muñoz Mosquera lleva 32 años pagando 10 cadenas perpetuas en suelo norteamericano por 13 delitos, entre el que se destaca su responsabilidad en el atentado al avión HK-1803 de Avianca con una bomba que ocasionó la muerte 107 pasajeros y miembros de la tripulación el 27 de noviembre de 1989.
Según se adelantó a El Tiempo, los abogados de La Quica tienen planes de apelar su condena y solicitar la libertad del delincuente este año debido nuevas declaraciones en su caso que implicarían que Muñoz no tendría culpabilidad sobre lo ocurrido con el avión y en otros procesos de narcotráfico y concierto para delinquir de los que fue acusado.
¿Quién es La Quica?
Dandeny Muñoz Mosquera nació el 4 de enero de 1952 en Medellín, como parte de una familia de 15 hermanos, todos hijos de un expolicía que luego se convirtió en pastor evangélico y de una predicadora cristiana.
Fue parte del conocido y peligroso trío Muñoz Mosquera, en conjunto con sus hermanos Brances (alias Tyson) y Emilio Alberto (alias El Paisa), quienes estaban al servicio del Cartel de Medellín.
Presuntamente, su vida criminal empezó a los 12 años como sicario. En ese momento, bajo las órdenes de Tyson, habrían creado una pandilla juvenil en el barrio Castilla, un sector popular de la comuna de Medellín. Dandeny Muñoz era conocido como La Chica; sin embargo, su apodo cambió a La Quica con el tiempo.
De acuerdo con lo publicado por El Tiempo en 1991, los servicios de inteligencia de la Policía Metropolitana señalaron que este grupo de sicarios, compuesto por 140 personas, operaba en los barrios Antioquia, 12 de Octubre, Guayabal, Campo Amor y Castilla.
La Quica se habría convertido, tras el paso de los años, en uno de los principales hombres de confianza de Pablo Escobar gracias a la recomendación de Tyson, que era señalado por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de dirigir múltiples atentados en Bogotá y Medellín bajo el nombre de la organización.
Según la información, durante los 80 se integró en una de las alas del Cartel teniendo el control de un numeroso grupo de sicarios. Conforme se conoció, tras la segunda captura de Dandeny Muñoz, las autoridades ubicaban al hombre en el noveno lugar del organigrama del Cartel de Medellín.
A La Quica se lo buscaba en diversos juzgados de la capital antioqueña por múltiples delitos: homicidio, fuga de presos, hurto calificado, hurto agravado y lesiones personales.
Actualmente, está condenado por homicidio en el Juzgado 015 penal del circuito de Medellín desde agosto de 2002. No obstante, de acuerdo con la anotación del proceso, no se ejecutó la pena aún.
A este hombre se le atribuye responsabilidad en acciones terroristas en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Pereira. Una de sus capturas se produjo en julio de 1988 durante una operación realizada por la policía en Medellín, en la que estuvo detenido junto a su hermano Brances en la prisión de Bellavista.
Esa, también, fue su primera fuga de una cárcel colombiana, que se realizó en el marco de una operación que habría pagado el cartel, donde se involucró, presuntamente, a un helicóptero que los buscó en uno de los patios de la penitenciaria departamental. El delincuente desmintió esta versión cinematográfica de los hechos en una entrevista para La W Radio, en 2013.
Al parecer, habría sido un guardia quién les permitió escalar un muro de ocho metros que separaba la cancha de la cárcel de la calle. En esta misma intervención, La Quica afirmó que él nunca trabajó para Pablo Escobar y negó haber asesinado a alguna persona.
“Yo trabajaba para otro señor que se llamaba Chiruza. Yo era guardaespaldas de él”, dijo el hombre, que no había dado declaraciones en 15 años desde su condena en Estados Unidos.
Sin embargo, a pesar de sus afirmaciones, el servicio de inteligencia de la policía de Colombia lo señalaba como el autor intelectual de 200 asesinatos de policías en Medellín y de la ejecución de una decena de atentados en Cali, Medellín, Pereira y Bogotá.
De hecho, tres años después fue capturado nuevamente por patrullas del Ejército de la IV brigada en la zona rural de San Rafael, Antioquia, por el asesinato de por lo menos 50 agentes de la policía en el Valle de Aburrá, ejecutados entre marzo y junio de 1992 bajo órdenes del cartel de Medellín. Según se estima, se ofreció pagar dos millones de pesos colombianos (unos 2900 dólares de aquel entonces) por el asesinato de cada uniformado y cinco millones de pesos colombianos (7100 dólares) si era del Cuerpo Élite.
Sumando a la lista de delitos, también se le atribuía ser autor material e intelectual de varios atentados terroristas realizados en Medellín con autos bomba.
La Quica solía llevar hasta tres cédulas para garantizar su seguridad, robando la identidad de diferentes personas para confundir a las autoridades y a los hombres dentro de su organización, ya que se hacía llamar con múltiples nombres como Paúl Daniel, Denis y Hamel Eliécer.
Tras su segunda captura, fue trasladado a la cárcel La Modelo, de donde logró escapar con la compañía de Jesús María Ríos Montoya, alias Chucho, que fue procesado por hurto de automotores y homicidio. La investigación del escape vinculó a cinco personas dentro de la institución, además de que se afirmó que la operación tuvo un costo de 250 millones de pesos colombianos (unos 350.000 dólares de aquel entonces).
Los crímenes que lo condenaron de por vida
Se sospechaba que luego de su fuga de La Modelo Dandeny había salido del país por Venezuela y se había dirigido a Estados Unidos. Las autoridades notaron rápidamente su presencia en Los Ángeles y, después, en Nueva York, donde fue capturado.
Según información que se difundía desde la policía norteamericana, y que fue publicada en 1991, existían varias hipótesis de su presencia en el país, entre las que se destacaban estaba el asesinato a testigos en contra de Escobar y el Cartel de Medellín, ajustes de cuentas con traficantes de cocaína y de causar posibles atentados.
Otra de las conjeturas lo involucraba en una matanza ocurrida el 15 de septiembre de 1991 en la taberna J.J. Counters, en Nueva York, donde murieron cuatro personas.
No obstante, tras su captura el 25 de septiembre, solo se le pudo acusar por falsedad de documentos y de haber suministrado información fraudulenta a un agente federal.
En noviembre de 1991, Muñoz sería condenado a cinco años por los cargos, siendo la pena máxima para los dos delitos cometidos en Nueva York.
Tras la decisión, fue remitido a la prisión de máxima seguridad de Marion, Illinois, y la investigación continuó mientras estaba recluido, hasta 1995, cuando se lo halló culpable de 13 cargos de “narcoterrorismo, tráfico de drogas, extorsión y del mencionado atentado perpetrado en Colombia”, según se informó en mayo de ese año en El Tiempo.
Cerca de 35 testigos habrían sido llamados a atestiguar en su contra por narcotráfico, asesinato y terrorismo. En total fueron 18 testigos cooperadores, otros criminales y socios del acusado, que declararon para el gobierno.
Al dictar las sentencias, el juez encargado del caso, Sterling Johnson, dijo que La Quica merecía la pena de muerte porque “no sólo es una persona diabólica”, sino que disfrutó cometiendo los crímenes.
Las únicas dos personas que pagaron o se encuentran pagando condena por el crimen de la bomba de Avianca fueron Carlos Mario Alzate Urquijo, alias Arete, uno de los asesinos más sanguinarios de Escobar, que hoy tiene 63 años y más de 300 muertos atribuidos, y La Quica.
Alzate Urquijo cumplió pena en Colombia en los centros penitenciarios de Itagüí y La Picota, y salió libre a fines de 2001. Actualmente, está exiliado en España.
¿La Quica es inocente?
“Ellos no tienen ninguna prueba en contra mío, porque yo no cometí esos crímenes”, aseguró el acusado en 2013, en una entrevista con La W Radio. De acuerdo con su versión, “buscaron testigos falsos, gente que yo nunca había visto en mi vida y con esos testimonios me condenaron”.
Dandeny está pagando condenas de 10 cadenas perpetuas, con un mínimo de 160 años en prisión. Tiene 65 años y de ellos pasó 15 en confinamiento solitario. Según información publicada en El Tiempo en 2000, de las 24 horas del día, La Quica pasaba 23 horas en su celda, solo teniendo la posibilidad de salir a caminar por una hora con las manos y los pies encadenados.
Nadie esperaba que Muñoz Mosquera volviera a salir. Sin embargo, sus abogados ven una nueva posibilidad para 2024 debido a las versiones entregadas por Nicolás Escobar Urquijo, hijo de Roberto Escobar Gaviria, hermano de Pablo Escobar.
El hombre había afirmado, en un artículo de 2022 en Univisión que fue su padre quien planeó todo el atentado, y que, entre las personas que menciona, no aparece Dandeny Muñoz Mosquera.
Un documento judicial conocido por El Tiempo confirma que el gobierno norteamericano analiza dichas afirmaciones sobre los hechos que rodean el atentado del avión de Avianca.
Laura Nathalia Quintero
El Tiempo/GDA