Querido restaurante tailandés de North Miami cerró el año pasado, pero ahora está de vuelta y es más grande

Cuando en julio pasado cerró para someterse a una profunda renovación y ampliación, no se esperaba que el restaurante familiar Ricky Thai Bistro estuviera cerrado mucho tiempo. Los esposos Giuliano Carrafelli y Majcha Manomai pensaban que el restaurante estaría cerrado unos meses y abriría a tiempo para la ajetreada temporada de invierno.

Naturalmente, como la construcción va a su propio ritmo, es decir, a ningún ritmo, el proyecto duró el doble de lo previsto. Los clientes de toda la vida empezaron a preguntarse cuándo volvería.

Ahora la pequeña joya del vecindario de North Miami por fin reabrió con el doble de tamaño, volviendo con la cocina tailandesa clásica de Manomai, precios sorprendentemente razonables y el mismo ambiente agradable y relajado en un espacio mucho más cómodo, luminoso y grande.

El afable Carrafelli dijo que la reapertura ha sido un alivio.

“Me alegro de que sigamos en el funcionando”, dijo.

La ampliación del restaurante, que abrió en 2011, empezó en 2018, cuando la pareja firmó un contrato de arrendamiento para el espacio de al lado. Carrafelli pasó dos años elaborando los planos del nuevo Ricky Thai y consiguiendo que se aprobaran, solo para retrasarse por los cierres durante la pandemia de 2020.

El restaurante —llamado así por Ricky, el hijo de Carrafelli y Manomai, de 20 años, quien ahora estudia en la Universidad de Nueva York (NYU), porque es el más gregario de sus dos hijos— se las apañó con su diminuto espacio. Los comensales no se cansaban del curry, el salteado y el pescado entero frito con salsa de chile, uno de los mejores que se pueden encontrar en el sur de la Florida.

Pero seguían surgiendo problemas, comprensibles cuando uno se da cuenta que todo el restaurante, con cocina y todo, cabía en el espacio que ahora es la nueva cocina. A menudo, Carrafelli tenía que interrumpir los pedidos para llevar, algo que se volvió una gran parte del negocio inmediatamente después de la pandemia, porque la cocina era demasiado pequeña para dar abasto, sobre todo en las ajetreadas noches de fin de semana.

A veces, en la antigua cocina, tenían que apagar el aire acondicionado, dejando a Manomai y a los cocineros literalmente sudando sobre los fogones calientes. La gente que esperaba para recoger los pedidos para llevar se agolpaba en el pequeño comedor, lo que dificultaba el movimiento de los meseros.

“Era imposible mantenerlo”, dijo Carrafelli.

Ante la disyuntiva de cambiar de local o reformarlo, la pareja pensó en lo que Carrafelli llama “alquiler favorable” y decidió quedarse y mejorar el lugar.

“Decidimos sacarle el máximo partido a este local, ya que la gente nos conocía”, dijo. “Fue la mejor decisión. No fue barato, pero no creo que hubiera sido más barato en otro sitio y mantener el mismo precio es uno de los factores clave de nuestro restaurante. Intentamos ser asequibles, pero, si uno se muda a otro lado, los gastos generales empiezan a cambiar y se tienen que subir los precios”.

En un panorama de restaurantes de Miami cada vez más caros, el costo de cenar en Ricky Thai es un cambio bienvenido. Los fideos, el arroz frito, el salteado y el curry cuestan entre $16 y $20 y los platos especiales, como el pato a la albahaca o el volcán de marisco, entre $20 y $25. El pescado frito entero, que en una noche reciente incluía un jurel de la Florida perfectamente cocinado, se vende a precio de mercado.

Los precios del vino suelen rondar los $28 por botella, otra sorpresa. Carrafelli, quien nació en Roma, sirve algunos de sus vinos italianos favoritos, los que complementan la cocina tailandesa de su esposa (“Nuestra extraña carta de vinos pone de relieve este matrimonio entre un italiano y una tailandesa”, dijo, bromeando). Claro que hay un Barolo detrás de la barra, pero también hay muchas opciones menos caras.

Aún quedan cosas por hacer en el nuevo Ricky Thai, sobre todo la renovación de una pequeña alcoba para cenas semiprivadas, pero los cambios han mejorado la vida laboral de Carrafelli y Manomai y su equipo.

“Ahora es mucho más fácil; no hay punto de comparación”, dijo Carrafelli, añadiendo que su parte favorita de la reforma es la ventanilla de comida para llevar, que le permite a la gente tomar sus cenas para llevar sin tener que hacer fila dentro del restaurante.

Para Manomai, lo mejor es trabajar en la nueva cocina: la comparación con el antiguo espacio “es como el día y la noche”, dijo.

Muchos clientes descubrieron que el restaurante reabrió (entre ellos el ex jugador del Miami Heat Udonis Haslem). Carrafelli se dio cuenta de que algunos de sus clientes habituales de comida para llevar ahora cenan adentro, disfrutando del espacio extra.

“Quiero que la gente venga y disfrute”, dijo. “Solo hay una cosa crucial en este negocio: se quiere que los clientes vuelvan y la única forma de conseguirlo es hacerlos felices. En la cultura asiática, y mi esposa es budista, existe el concepto del karma y no quiero ganarme un mal karma. Hay un dicho que dice que no se le debe servir a la gente lo que tú no te comerías, lo cual aplica a nosotros: yo como en el restaurante todos los días y quiero que nuestros clientes coman como yo”.

Ricky Thai Bistro

Ubicación: 1617 NE 123 St., North Miami.

Horario: De 4 a 10 p.m. de lunes a jueves y de 4 a 10:30 p.m. de viernes a sábado; los domingos está cerrado.

Más información: rickythaibistro.com o 305-891-9292.