Queda mucho trabajo por hacer para atender la pobreza menstrual

El 28 de mayo se celebró el Día Internacional de la Higiene Menstrual (HM). En este día se reconoce el trabajo considerable que queda por hacer en temas de HM. Ya se trate del sector de agua y saneamiento (A y S), del sector educativo o del sector de la salud, la HM es un factor clave en el cual las mujeres principalmente se ven desfavorecidas. El acceso a la salud de la higiene menstrual (SHM) está integrado directamente en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6.2 y transversalmente en los ODS 1, 3, 4, 5 y 13. Sin embargo, la falta de acceso sostenible a la HM aún provoca afectaciones transversales y multisectoriales.

Por ello, el Colectivo Mundial de Salud Menstrual publicó una definición amplia y holística que captura los distintos factores que conectan a la menstruación con la salud, el bienestar, la igualdad de género, la educación y los derechos. Además, el Programa de Monitoreo Conjunto (PMC) de la OMS/UNICEF para el Abastecimiento de Agua, el Saneamiento y la Higiene ha incorporado los indicadores de salud menstrual a las encuestas de hogares utilizadas como parte del monitoreo de A y S a nivel nacional y global. De tal manera, ahora recopila las siguientes cuatro métricas sobre SHM: conciencia de la menstruación antes de la menarquia, uso de materiales menstruales, acceso a un lugar privado para lavarse y cambiarse, y participación en actividades durante la menstruación.

En honor a la higiene menstrual y el Día Internacional de la HM, a continuación presentamos tres estadísticas globales clave sobre SHM, que afectan tanto a mujeres como a niñas, tal como se detallan en el informe acerca del Progreso sobre agua potable, saneamiento e higiene en el hogar 2000-2020.

1. Existe una marcada división urbano-rural en la proporción de mujeres con acceso a un lugar privado para lavarse y cambiarse durante la menstruación. Solo 52 por ciento de las mujeres en Níger, 56 por ciento en Túnez y 74 por ciento en Burkina Faso tienen acceso a un lugar privado para lavarse y cambiarse. En 12 de los países donde estos datos están disponibles, el 10 por ciento o más de las mujeres en áreas rurales carecen de un lugar privado para lavarse y cambiarse. La falta de acceso claramente es más pronunciada en las zonas rurales.

2. Una gran proporción de niñas que tuvieron su primer período no sabían de la menstruación. Solo el 32 por ciento de las encuestadas en Bangladesh y el 66 por ciento de las encuestadas en Egipto sabían sobre la menstruación antes de su primer período. Esta cifra es aún más pronunciada entre las poblaciones vulnerables, es decir, mujeres de hogares de bajos ingresos y aquellas con discapacidad.

3. Un alto porcentaje de mujeres manifestó que su última menstruación afectó su participación en actividades escolares, laborales o sociales. Alrededor del 56 por ciento de las mujeres en Bangladesh, 33 por ciento en Chad y 23 por ciento en Nigeria dijeron que no pudieron participar en ninguna de estas actividades debido a su última menstruación. 1 Los altos porcentajes incluidos en este indicador son particularmente desgarradores, ya que arrojan luz sobre los grandes costos de oportunidad asociados con la falta de acceso a SHM y los efectos que ésta tiene sobre indicadores amplios de acumulación de capital humano.

Cada vez más investigaciones apuntan a las consecuencias sociales, económicas y de salud negativas asociadas con una HM inadecuada. La falta de acceso a la salud menstrual está asociada con varias infecciones de salud reproductiva y con menores ingresos a lo largo de la vida. La menstruación también está sujeta a una variedad de tabúes sociales. Un estudio basado en Turquía mostró que el 58 por ciento de las adolescentes declararon que la menstruación afectaba sus actividades sociales. Además, la falta de acceso a la SHM también tiene graves repercusiones en la salud mental.

Igualmente preocupantes son las cifras sobre HM en México. Recientemente se publicaron los resultados de la “Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual”, que revelan que 69 por ciento de las personas menstruantes (término que refiere a las mujeres, niñas, personas trans y/o no binarias) tenía poca o ninguna información cuando le llegó su primera menstruación y 56 por ciento comentan que su escuela o lugar de trabajo no provee gratuitamente los productos de gestión menstrual.

Particularmente alarmante es la conexión entre SHM y ausentismo escolar. Un estudio recientemente publicado en Kenia, que utilizó un diseño experimental, sugiere que el acceso a toallas sanitarias condujo a una reducción de 7.9 puntos porcentuales en el ausentismo escolar. Asimismo, un estudio de Bangladesh encontró que la falta de instalaciones de A y S, así como de información en gestión de higiene menstrual, estaba asociada con el ausentismo escolar.

La pobreza menstrual y la falta de acceso a la SHM son algunas de las principales formas en que las mujeres continúan estando en desventaja en los sectores de A y S, educativo y de salud. La ampliación de los indicadores de acceso a SHM, la integración de la higiene menstrual en el diseño y seguimiento de las iniciativas ciudadanas con presupuesto y proyectos de políticas públicas con enfoque en justicia social, diversidad e inclusión, así como los esfuerzos de organizaciones civiles, son vitales para ayudar a reducir las desigualdades de género en A y S, educación y salud, y así asistir en la acumulación de capital humano de las mujeres.

* Elisa Soto es cofundadora de Organización para Chicas A. C. y ex asesora por México en el Banco Mundial. Jonathan Grabinsky es especialista en temas de gobierno, cuenta con una licenciatura y maestría en políticas públicas por la Universidad de Chicago

 

1 Elaboración propia utilizando las últimas estimaciones de las encuestas de hogares recopiladas a través del JMP 2021 Menstrual Health.