"Qué tonta fui": la otrora mejor amiga de Melania Trump lo cuenta todo en su libro de venganza
Maria Puente-. Si alguien es capaz de sondear los profundidades del enigma que representa la primera dama Melania Trump, esa es Stephanie Winston Wolkoff, quien fue su afectuosa amiga íntima durante casi dos décadas, y ha escrito un libro en el que grita “¡Me traicionaron!” y con el que va a por todos.
Melania y yo: El ascenso y la caída de mi amistad con la Primera Dama se une a una reciente cosecha de libros contra la familia Trump a medida que se acercan las elecciones de noviembre, entre los cuales se incluye Siempre demasiado y nunca suficiente, la disección psicológica más vendida de Mary Trump, la tía del presidente Donald Trump.
El libro de Wolkoff no es un análisis psicológico de Melania Trump, quien ahora tiene 50 años, aunque el lector podrá comprender mejor el carácter y la personalidad de la primera dama más esquiva de Estados Unidos desde la década de 1940.
Wolkoff adoraba a Melania Trump, se aprecia en el libro, que está plagado de emojis en mensajes de texto y mutuos “Te quiero”, además de muchos signos de exclamación. Se esforzaba tanto por mostrar cuán “especial” era su amiga que asumió tareas hercúleas, como ayudar a organizar la inauguración y la oficina de la primera dama, encargarse del personal, las iniciativas de FLOTUS y el área residencial de la Casa Blanca, tareas para las que no estaba completamente preparada y que la condujeron al hospital con un insoportable dolor de espalda agravado por el estrés.
Y luego fue “despedida”, a pesar de que era una asesora no remunerada de la primera dama. Enemigos del ala oeste le “pusieron el bastón entre las ruedas”, según sus famosas palabras al New York Times, quienes intentaron convertirla en el único chivo expiatorio de la incompetencia y presunta corrupción en la planificación y el gasto para la inauguración.
USA TODAY contactó a Stephanie Grisham, jefa de personal y portavoz de la primera dama, para que diera su versión del asunto.
“Este libro no solo es una enorme exageración, sino que simplemente no es veraz”, le dijo Grisham a USA TODAY en un correo electrónico. “Es un ejercicio de tergiversación extraña de la verdad y culpa equivocada en aras de la autocompasión. Es lamentable y preocupante que haya exagerado su amistad y su breve papel en la Casa Blanca hasta este punto”.
Wolkoff siente que la Casa Blanca de Trump dañó su reputación e integridad de manera permanente, ayudada por informes “inexactos” de los medios y la incapacidad de Melania Trump para defenderla. En ese momento, ni siquiera podía defenderse por completo porque había firmado un acuerdo de confidencialidad, una razón de más por la que firmar acuerdos de no divulgación puede representar un riesgo.
Por tanto, este libro es una venganza que lo dice todo. Pero debemos tener en cuenta que Wolkoff todavía se preocupa lo suficiente por Melania Trump como para dedicarle el libro.
Se basa en tres temas principales: ¿Quién es Melania Trump? ¿Quién en Trumplandia calumnió a Wolkoff y por qué? ¿Y cómo es la relación entre Melania Trump y su hijastra Ivanka Trump, la favorita de su padre a la que su madrastra catalogó como la “princesa”?
¿Quién es Melania Trump?
Según Wolkoff, la venda finalmente se le cayó de los ojos: Melania Trump resultó ser tan misteriosa para ella como para muchos estadounidenses. Creía conocerla, pero pagó un alto precio por su error.
Le habían advertido. Wolkoff, quien tiene 50 años, estuvo presente en las celebraciones de moda, artes y beneficencia de Nueva York y solía trabajar para otra mujer enigmática, Anna Wintour de Vogue, de manera que también ayudó a organizar nueve galas Met. Conoció a Melania Trump a través de Vogue y le cayó bien de inmediato.
Pero después de las elecciones de 2016, sus otros amigos de Nueva York le dijeron repetidamente que no trabajara para los Trump, con ninguno de ellos. “¡HUYE!”, fue el mensaje que recibió.
“Mi sexto sentido me advirtió que no confiara en los Trump. Pero mi corazón me dijo: ‘Melania no es una de ellos. Es una de nosotros’”.
Esta fue su evaluación incorrecta, escribió Wolkoff, desde el punto de vista emocional, mental, física, económica, social y profesionalmente. “Pensé que tenía una amiga increíble. Pero cuando realmente la necesitaba, Melania no estaba a mi lado. De repente me di cuenta de que no era realmente mi amiga, en el verdadero sentido de la palabra”.
¿Recuerdas la chaqueta con el escrito “En realidad no me importa, ¿y a ti?” de la primera dama? Ese podría ser su lema, según cuenta Wolkoff. La primera dama le dijo a Wolkoff que realmente le importa un comino lo que digan los críticos sobre ella, ya sea sobre su ropa o zapatos, sus discursos y la iniciativa Be Best, sus frecuentes ausencias, su decisión de quedarse en Nueva York durante los primeros cinco meses de la administración, su negativa a interactuar con los medios, los tuits de su esposo, nada.
“Es mi vida, no le importa a nadie”, le dijo a Wolkoff Melania Trump con su modo de ser “impenetrable, imperturbable e inexplicablemente tranquilo”.
“¿Por qué te preocupas tanto?”, le preguntaba Melania Trump a Wolkoff cuando estaba asustada por algo en los medios, lo cual ocurría a menudo. Melania Trump nunca se asustó por nada. “No puedes ganar”, decía y se encogía de hombros.
Pero Wolkoff pensó que podía ganarse a los medios de comunicación y al público para que “amaran a Melania” como ella. El problema es que a la primera dama no le interesaba.
“El secreto de su felicidad es ser auténtica y no disculparse por ello”, escribió Wolkoff. “Su comportamiento no ha cambiado, solo que ahora que es la primera dama resulta más visible”.
¿Cómo eligieron a Wolkoff para el Comité de Inauguración Presidencial?
Wolkoff era tan apolítica que nunca había votado en unas elecciones presidenciales, pero en 2016 votó por Trump porque era el esposo de su amiga, así que fue natural que se convirtiera en la persona perfecta ante los ojos de los Trump para ayudar con la fiesta inaugural que organizaría el 58 Comité de Inauguración Presidencial. Ivanka Trump y “la familia” le ofrecieron el trabajo.
Dijo que aceptó porque consideraba que era su “deber patriótico” y para proteger los intereses de Melania Trump: ambas temían que Ivanka quisiera convertirse en la principal protagonista durante el gran día. Wolkoff era la “espía” de Melania Trump en el Comité de Inauguración Presidencial, y una gran parte del libro se ocupa de esa pesadilla de 69 días hasta el 20 de enero de 2017, un fárrago de fracasos, errores y confusión, según lo describe.
Se convirtió en un anatema para otros miembros del comité, encabezado por el multimillonario amigo de Trump, Thomas Barrack, ya que se quejaba reiteradamente de la manera descuidada en que operaba el comité y lo que ella veía como “irregularidades” en el presupuesto y la contabilidad de millones de dólares.
¿Ocho días en el Trump International Hotel en Washington iban a costar 3,6 millones de dólares? Seguro que no. ¿Trump no donaría el espacio o les aplicaría un gran descuento? “No había forma de que pudiera costar eso. La cantidad cuadriplicaba el precio estándar. Además del problema práctico, parecía éticamente incorrecto”.
De hecho, se han emprendido tres investigaciones estatales y federales para investigar posibles irregularidades. Wolkoff está cooperando con las investigaciones y ha entregado sus voluminosos documentos y recibos durante el tiempo que participó en el comité.
El “derribo” de Wolkoff
Wolkoff cree que sus enemigos en el ala oeste (léase: Ivanka Trump) le pusieron la zancadilla para convertirla en la diana de la indignación pública cuando el comité finalmente reveló sus cuentas en febrero de 2018: 107 millones de dólares recaudados, de los cuales 26 millones eran para la sociedad de Wolkoff. Parecía que la “mejor amiga” de Melania Trump se había marchado con una gran cantidad a cambio. Pero ella afirmó que destinó ese dinero a proveedores contratados por su empresa, que no fueron mencionados en el comunicado de la Casa Blanca. Solo se mencionó su nombre.
Muy pronto, el New York Times publicó una historia y un titular basándose en “fuentes” de la Casa Blanca que, según Wolkoff, causó la impresión de que la primera dama le había dado a su amiga “organizadora de fiestas” un trabajo cómodo, y que ella había recaudado millones y como consecuencia la habían despedido. De hecho, ya había dimitido por agotamiento y mala salud.
Peor aún, el ala este emitió un comunicado diciendo que Melania Trump no estaba involucrada en el comité y no sabía cómo se gastaron los fondos.
Wolkoff escribió otra cosa: “Melania lo sabía todo, cada detalle”, desde las meteduras de pata hasta el salmón servido en la cena, desde las inconsistencias en los presupuestos hasta la imposibilidad de atraer artistas de primera. “No creo que a Donald le guste Kenny Rogers”, le dijo Melania Trump a Wolkoff mientras buscaban talentos.
Cuando apareció la historia en la pantalla de su laptop hizo que Wolkoff se viniera abajo en el suelo de su propia cocina. De forma melodramática, una actitud por la que Melania Trump a veces la reprendía, Wolkoff se sintió “públicamente avergonzada” por la manera en que arremetieron contra su “yo”. “Qué tonta fui al pensar que podía marcar la diferencia en medio de esta cueva de ladrones”, escribió.
¿A quién desafía la j'accuse de Wolkoff?
Algunos de los objetivos de Wolkoff incluyen a la reportera en la Casa Blanca del New York Times Maggie Haberman y a Katee Bennett de la CNN que cubrían a la primera dama a tiempo completo. Wolkoff cree que publicaron historias descuidadas e inexactas sobre ella y Melania Trump, y especifica los detalles.
Stephanie Grisham, quien fue la portavoz de la primera dama y luego se convirtió en la del presidente y ahora regresó con la primera dama como jefa de gabinete, es descrita como “cruel” y “horriblemente irrespetuosa” con los medios de comunicación, por Wolkoff y otras personas del ala este. Si Melania Trump menospreciaba las interacciones con la prensa, Grisham las apuntaba con el dedo, lo que lastimaba a la primera dama, según Wolkoff. Además, estaba convencida de que Grisham estaba a las órdenes de Ivanka Trump en el ala este y le asignaron el puesto mientras Wolkoff estaba en el hospital para que vigilara a Melania Trump.
Rick Gates, el segundo al mando en el Comité de Inauguración Presidencial, era otro de los presuntos secuaces de Ivanka Trump, según Wolkoff. Lo describió como un colega poco confiable y torpe en la planificación inaugural, y señaló deliberadamente que más tarde el lobista republicano fue acusado y finalmente declarado culpable de conspiración y de hacer declaraciones falsas en la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016.
Michael Cohen, el antiguo abogado y “solucionador” del presidente que le pagó a una actriz de cine para adultos para que guardara silencio sobre una aventura de una noche con Trump, quien también está publicando unas memorias donde lo cuenta todo, aparece en su apartamento en las profundidades de su desesperación para consolarla, y la graba en secreto para “hacer una nota con el fin de exonerarla y limpiar su nombre”, según le dijo más tarde.
Esta cinta terminó en manos de los fiscales federales después de que la oficina de Cohen fuera allanada. Wolkoff no estaba contenta. Cohen se declaró culpable de evasión de impuestos y violaciones de financiamiento de campañas en relación con el pago a la estrella porno y fue sentenciado a tres años en una prisión federal, aunque lo liberaron recientemente debido a la pandemia de COVID-19.
Melania contra Ivanka
A estas alturas, gran parte de los chismes del libro sobre la tensa relación entre Melania e Ivanka con Trump ya han salido a la luz, para inmenso regocijo de los críticos de Trump. No hay nada realmente nuevo en su relación: no son mejores amigas, algo que se ha mencionado en libros anteriores. Pero Wolkoff arroja más luz sobre el alcance y la profundidad de la enemistad detrás de esos rostros impasibles.
Wolkoff cree que Ivanka Trump intentó socavar y limitar la posición de Melania Trump como primera dama. Dijo que el ala oeste intentó arrebatar el espacio limitado de oficinas en el ala este para el personal del ala oeste; cazó furtivamente a posibles empleados del ala este para el ala oeste; intentó apoderarse de los eventos que tradicionalmente realizaba la primera dama; convocó a Wolkoff a reuniones para sacarle información sobre lo que podría estar haciendo Melania Trump y engulló los puestos de personal mejor pagados para que el ala este no pudiera contratar al mejor personal, una de las razones por las que Wolkoff dijo que no recibió un salario como asesora inicial de Melania Trump. Ella cree que todo se hizo siguiendo las órdenes de Ivanka.
Wolkoff afirmó que la hija del presidente tenía la reputación de haber filtrado información, especialmente de historias que la hicieran quedar bien a ella y a su esposo Jared Kushner y en las que “todos los demás lucían mal”.
Wolkoff admitió que la “Operación bloquear a la princesa” en la que Wolkoff y Melania Trump conspiraron con éxito para evitar que el rostro de Ivanka estuviera demasiado cerca de su padre durante la ceremonia de juramento fue “mezquina”, pero creían que ella no debería ser el centro de atención en la toma de posesión de su padre.
La proyección de la película Buscando a Dory en el Teatro de la Familia de la Casa Blanca, 10 días después de la inauguración, fue la última gota de Ivanka Trump para Melania Trump y Wolkoff. La historia se filtró justo cuando el presidente firmó la controvertida prohibición de viajar para los musulmanes, haciendo que la elección de la película, sobre un pez separado de sus padres que es detenido por las autoridades mientras intentaba reunirse con ellos, pareciera insensible. Pero Melania Trump y su hijo Barron Trump estaban de regreso en Nueva York, la primera dama no ordenó proyectar la película para su familia, pero creyó que Ivanka Trump la había pedido para la suya, y estaba furiosa.
“Melania decidió trazar una línea en la arena”, escribió Wolkoff. “No permitiría a nadie entrar a la residencia, su casa, sin la aprobación previa de la primera dama, incluidos Ivanka Trump y Jared Kushner. ‘Esta es mi casa’”, le dijo Melania a Wolkoff. “¿Entran cada vez que quieren a mi apartamento de Nueva York?”.
Nop, como diría la FLOTUS en sus mensajes de texto a Wolkoff.
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Este artículo fue publicado originalmente en Yahoo por USA Today