¿Qué explica que un padre y su hija cometan incesto, tengan un bebé y hasta quieran casarse?

El incesto, las relaciones sexuales entre familiares muy cercanos, ha sido históricamente prohibido y censurado (aunque ha habido excepciones) y en la actualidad es considerado mayormente una práctica inmoral e inaceptable, incluso delictiva, a escala general. En Estados Unidos está codificado como delito en prácticamente todos los estados, aunque en New Jersey y en Rhode Island no es penado si las relaciones son consensuales en personas mayores de 18 y 16 años, respectivamente.

En todo caso, la opinión pública rechaza ampliamente, y se estremece, ante la noción de que padres e hijas, madres e hijos u combinaciones del mismo sexo, como también entre hermanas y hermanos, practiquen el sexo e incluso tengan la intención de vivir en pareja, casarse o tener descendencia.

Pero eso es lo que sucedió, por ejemplo, en Carolina del Norte. Allí, Steven Walter Pladl, de 42 años, y su hija Katie Rose Pladl, de 20 años, han mantenido relaciones sexuales, han tenido un hijo y se afirma que pretendían contraer matrimonio. Pero cuando todo eso se conoció, como narra la televisora CBS-WNCN, se emitió orden de arresto en su contra y ambos fueron detenidos a finales de enero pasado y acusados del delito de incesto.

Katie Pladl, de 20 años, y su padre Steven Padl, de 41, mantuvieron relaciones sexuales, tuvieron un hijo y pretendían casarse. Fueron arrestados y acusados de incesto en Carolina del Norte. (Wake County Sheriff / Yahoo)
Katie Pladl, de 20 años, y su padre Steven Padl, de 41, mantuvieron relaciones sexuales, tuvieron un hijo y pretendían casarse. Fueron arrestados y acusados de incesto en Carolina del Norte. (Wake County Sheriff / Yahoo)

El caso de los Pladl es singular. Katie, la hija, fue dada en adopción y no fue hasta que cumplió 18 años que buscó y entró en contacto con sus padres biológicos a través de las redes sociales. Cuando los encontró se mudó a vivir con ellos y con sus dos hermanos menores, aunque la madre de Katie se separó legalmente de su esposo, el padre de la joven, y se fue a vivir a otro lugar a finales de 2016.

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Pero tiempo después, a mediados de 2017, la madre descubrió, al leer el diario de uno de sus otros hijos, que Katie esperaba un bebé y al cuestionar a su exesposo Steven él admitió haber embarazado a su propia hija e, inclusive, dijo que pensaban casarse.

La situación tenía tonos escandalosos y constituía un delito, pero padre e hija siguieron viviendo juntos y se mudaron de ciudad. El bebé de ambos nació en septiembre de 2017 y en noviembre de ese año se emitieron órdenes de arresto en su contra, de acuerdo a la televisora citada. Y fue en enero pasado que fueron ubicados y arrestados. La fianza les fue fijada a cada uno en 1 millón de dólares aunque, curiosamente, al parecer Steven la pagó y salió de la cárcel pero Katie no y continúa detenida. Su proceso ante la corte acaba de comenzar.

La historia de los Pladl es estrujante y ciertamente extraña. Y la pregunta que surge es ¿por qué un padre y una hija, incluso aunque hayan pasado la mayor parte de su vida separados, deciden conscientemente y sabiendo que son familiares directos tener relaciones sexuales, procrear y querer casarse?

El caso de incesto de los Plald, con todo su escándalo, no es único pues, como se menciona en Broadly, en Estados Unidos se han registrado recientemente varios casos de personas que son familiares consanguíneos cercanos pero que vivieron separadas por largo tiempo y que, al reencontrase, experimentan una intensa atracción sexual que desemboca en el incesto.

Otro caso reciente fue el de las relaciones sexuales que mantuvieron una madre y su hijo en Nuevo México en 2016. Monica Mares dio en adopción a su hijo Caleb Peterson cuando él nació pero cuando se reencontraron, ella tenía 36 años y él 19, comenzaron a experimentar una fuerte atracción, decidieron vivir juntos y mantuvieron relaciones sexuales, según relato del portal Mic.

Ese fenómeno ha sido denominado “atracción sexual genética” y aunque es controversial es una de las explicaciones que se ha dado al tipo de incesto practicado por los Pladl y parejas en situaciones similares.

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La “atracción sexual genética” fue bautizada en la década de 1980 en un libro publicado por Barbara Gonyo, una estadounidense que dijo haberse enamorado de su hijo al que dio en adopción y con quien se reencontró cuando era adulto, y tendría como base que las personas tienden a desear y seleccionar parejas que son similares a ellos, tanto física como mentalmente.

Eso desencadenaría atracción sexual entre personas que son familiares consanguíneos, y por tanto comparten genes ampliamente, pero que estuvieron separadas por muchos años, como es el caso de los hijos e hijas que se dieron en adopción y que se reencuentran ya siendo adultos con sus progenitores. Esa distancia, se afirma, en cierto modo anula o hace perder relevancia al hecho de su parentesco (el incesto resulta en la inmensa mayoría de los casos inaceptable e indeseado) y por ello propicia que se den las relaciones sexuales incestuosas.

Así, se comenta que el Diccionario Oxford de Psicología define a la “atracción sexual genética” como “los sentimientos eróticos entre parientes cercanos, con frecuencia entre hermanos o entre padres e hijos, que fueron separados temprano durante su vida y reunidos en la adolescencia o la adultez”.

Ciertamente se trata de casos raros, pues en realidad los reencuentros entre padres e hijos dados en adopción muy rara vez se transforman en este tipo de conductas. Pero se dan esa clase de casos y, por sus peculiaridades, atraen la atención mediática y son perseguidos, en su caso, judicialmente.

Los críticos de esta teoría, como se comenta en Salon, afirman que en realidad no es sino una forma diferente de llamarle al incesto, pero que al margen de esa explicación no deja de ser por ello ilegal y censurable. Incluso se afirma que los argumentos de la “atracción sexual genética” no tienen suficiente sustento científico y que se carece de la investigación formal y por ello de datos objetivos que permitan afirmar que compartir genes con alguien hace más probable que se sienta una atracción o deseo sexual hacia esa persona.

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Es cierto que las razones e impulsos por los que alguien siente amor o deseo son con frecuencia misteriosos, irracionales, a contracorriente de las convenciones y en ocasiones peligrosos o destructivos. Y es posible que personas que han vivido el incesto lo consideren como la relación que encarna su verdadero amor y su deseo más grande, pese al tabú y el rechazo social que por lo general eso acarrea.

Pero, en todo caso, el incesto es en gran medida rechazado por la sociedad y es un delito en muchas jurisdicciones, con ciertas excepciones en países o entidades cuando se da de modo consentido entre adultos. El matrimonio entre familiares consanguíneos directos se encuentra también por lo general prohibido y cuando el incesto involucra a menores de edad la gravedad del delito y la severidad de la sanción son mayores.

Es un asunto especialmente filoso y punzante.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro