El proyecto constitucional de Said frente a un electorado inactivo en Túnez

Ezzahra (Túnez), 22 jul (EFE).- La campaña electoral del referéndum, el primero de la historia de Túnez, para elegir una nueva Constitución, llega a su recta final tras semanas sin apenas actividad y ante la indiferencia ciudadana que pronostica una escasa participación el próximo 25 de julio.

De los 148 partidos, asociaciones y personas físicas autorizados por la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE) a hacer campaña, sólo seis se oponen a la iniciativa del presidente Kais Said que, en caso de aprobarse, instauraría un régimen político "ultrapresidencialista" a ojos de los expertos.

A contracorriente de la mayoría política que defiende el boicot de la consulta ante un proyecto "personal y autoritario", el partido Afek Tounes (Horizontes de Túnez) -que obtuvo dos de los 217 escaños del ahora disuelto Parlamento- ha aceptado concurrir pese a sus reservas.

"La participación será baja porque no hemos visto realmente una campaña. Es una perversión de la vida política. Hay asociaciones y personas físicas que han sido aceptadas, que nadie conoce y que no tienen programa", asegura a Efe el líder de esta formación liberal, Fadhel Abdelkefi, que denuncia la falta de neutralidad de las autoridades y agresiones por parte de sus adversarios.

El mandatario basa la legitimidad del referendo, señala este exministro de Desarrollo e Inversión, en una encuesta digital realizada en enero a la que contribuyeron cerca de 530.000 personas, de las cuales sólo el 36 % se mostraron favorables a remplazar la Carta Magna.

Los resultados de este sondeo, calificado de "éxito pese a los intentos de sabotaje", sirvieron de línea editorial para la Instancia Nacional Consultiva, creada por Said para redactar un borrador constitucional que sería, según su principal responsable, modificado de manera "unilateral" antes de ser publicado en el Boletín Oficial del Estado.

"Estamos a favor de un régimen presidencial pero no uno presidencialista en el que el jefe del Estado puede nombrar y revocar a jueces, un sistema bicameral que no entendemos y una ley electoral encaminada a anular el papel de los partidos políticos", insiste Abdelkefi.

ENTRE DECEPCIÓN E INDIFERENCIA

Simplificar este texto para que los ciudadanos voten convencidos es el objetivo de Laila Jandoubi, miembro de "El Pueblo funda", que distribuye a paso ágil las octavillas a favor del "sí" entre comerciantes y clientes del zoco de Ezzahra, ciudad costera del extrarradio de Túnez.

"La revolución llegó y pasamos de decepción en decepción hasta que nos sorprendieron con la Constitución de 2014, que fue el mayor desengaño y que no corresponde a las expectativas de los jóvenes", explica esta treintañera que aspira a una política alternativa.

Nace así, en palabras de Jendoubi, el Movimiento "El Pueblo quiere", utilizado como eslogan electoral del presidente para "rectificar" el proceso revolucionario de 2011, y que pasó a llamarse "El Pueblo decide" cuando Said decretó el estado de excepción en julio del pasado año, cesó al Gobierno, suspendió el Parlamento y se arrogó plenos poderes.

Este proceso culminará, afirma, con la aprobación de la Constitución para un "Nuevo Túnez" y que se materializa con el movimiento de "El Pueblo funda".

Sin embargo, la apatía electoral es la gran baza de la oposición, que defiende que no debe despertarse a un electorado adormecido.

"La participación es un reconocimiento al golpe de Estado porque el referéndum es uno de los puntos de su hoja de ruta. Vivimos bajo el poder de una única persona que ha elegido celebrar un referéndum escrito por él mismo en un cuarto oscuro", señala Chaima Issa, miembro de la plataforma Ciudadanos contra el Golpe, integrado por activistas y figuras políticas de diferentes corrientes.

La omisión de un umbral mínimo de participación, la falta de previsión ante la posible victoria del "no" y la cuestionada independencia del órgano supervisor electoral -cuyos miembros fueron sustituidos en abril por el dignatario- hacen temer la "falsificación" de los resultados, advierte Issa.

"Su proyecto no aguantará frente a la crisis socioeconómica y la presión política. Es abstracto, se basa en ideas y palabras, no tiene interlocutores, ni programa, ni planificación ni visión estratégica; será arrasado", se muestra optimista esta militante, que aboga por el regreso al texto de 2014 que "fue un resultado participativo y no el producto de una sola persona con una constitución huérfana".

Natalia Román Morte

(c) Agencia EFE