Una protesta ecologista en el norte de Francia recibe a un crucero a grito de "no sois bienvenidos"

No fue la recepción amistosa que los pasajeros de un crucero hubieran esperado. Mientras navegaban hacia el puerto de Douarnenez, en el norte de Francia, una de estas embarcaciones de lujo, el World Traveller, fue recibida con abucheos y gritos de "no eres bienvenida" por parte de decenas de activistas medioambientales.

Protestaban contra el impacto de la industria de los cruceros en las frágiles zonas polares. "Los barcos que vemos aquí pasan su tiempo yendo y viniendo entre el Ártico y la Antártida. Estamos aquí para proteger la vida silvestre polar que sufre el cambio climático y todas las consecuencias de nuestra forma de vida en esta sociedad", cuenta un activista.

"Simplemente condenamos esta industria, que no tiene razón de existir. No la necesitamos", explica otro manifestante.

De hecho, el World Traveler, de 126 metros y capacidad para menos de 200 pasajeros, está realizando un crucero entre Dublín y Lisboa, pero navegará hacia la Antártida en noviembre. El precio de estos billetes oscilará entre los 15 600 y los 25 000 euros.

El operador de cruceros Atlas Ocean Voyages, armador del World Traveller, con sede en Florida, afirma en su sitio web que sus "yates íntimos" consumen "sólo una quinta parte del combustible" utilizado por los cruceros tradicionales, "reduciendo así (su) impacto sobre el medio ambiente".

El sector de los cruceros, considerado contaminante, es objeto de un creciente descontento desde Bretaña hasta la Costa Azul, con un número cada vez mayor de peticiones y manifestaciones.

Según un estudio de la ONG Transport et Environnement, los cruceros que navegaron por aguas europeas emitieron en 2022 más de 8 millones de toneladas de CO2, el equivalente a 50 000 vuelos París-Nueva York.