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Cómo podemos proteger a las personas mayores del coronavirus

Paul Casey hacía una videollamada en el Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago el 6 de marzo de 2020. (Danielle Scruggs/The New York Times)
Paul Casey hacía una videollamada en el Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago el 6 de marzo de 2020. (Danielle Scruggs/The New York Times)

En medio de la incertidumbre que se vive en torno a la pandemia del coronavirus se encuentra un hecho incontrovertible: las personas mayores tienen el índice más alto de muertes, sobre todo quienes tienen padecimientos médicos subyacentes.

Hasta la fecha, de los casos confirmados en China casi el quince por ciento de los pacientes de más de 80 años ha muerto. Para los que tienen menos de 50, el índice de mortalidad era de menos del uno por ciento.

Aún no hay pruebas de que sea mucho más probable que las personas mayores se contagien del coronavirus, a diferencia de los jóvenes. Sin embargo, los expertos médicos dicen que, si las personas de más de 60 años se infectan, es más probable que sufran una enfermedad grave que amenace su vida, aunque su salud general sea buena. Las personas mayores con padecimientos médicos subyacentes están expuestas a un riesgo particularmente alto. Los expertos le atribuyen parte de ese riesgo a un debilitamiento del sistema inmune debido a la edad.

Eso hace que las personas mayores y sus familias se pregunten cuáles son las precauciones adicionales que deben tomar. Hay varias prácticas ideales que han sido recomendadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), la Organización Mundial de la Salud (OMS), los geriatras y los especialistas en enfermedades infecciosas.

Familiarízate con los lineamientos y síguelos

Los geriatras recomiendan a sus pacientes que se apeguen a las recomendaciones actuales de los CDC y la OMS, una letanía de consejos que se han vuelto bastante conocidos: lávate las manos frecuentemente con jabón y agua tibia durante veinte segundos o límpialas con un gel antibacterial a base de alcohol; evita estrechar manos; aléjate de las grandes reuniones; limpia y desinfecta objetos que se toquen con frecuencia; evita el transporte público y las multitudes. Abastécete de provisiones.

Los cruceros no son una buena opción, como tampoco lo son los viajes no esenciales. No se recomienda hacerles visitas a los nietos.

“He tenido esta conversación unas cien veces durante la semana pasada”, dijo Elizabeth Eckstrom, directora de geriatría en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon en Portland. Eckstrom dijo que la mayoría de los pacientes que atiende en su clínica tienen más de 80 años. Todos han expresado abiertamente su preocupación.

Según Eckstrom, todos sus pacientes tienen al menos un padecimiento crónico. “La mayoría tiene tres, cuatro, cinco o más”, agregó.

La gente se equivoca al asumir que, si un padecimiento médico se gestiona adecuadamente mediante tratamiento, está fuera de peligro. Incluso quienes tienen padecimientos y se encuentran estables deben tener precauciones adicionales.

“Esos padecimientos pueden limitar la reserva subyacente y llevar a peores resultados cuando las personas mayores se enferman de gravedad, lo cual afecta a todos los sistemas de órganos”, dijo Annie Luetkemeyer, especialista en enfermedades infecciosas en el Hospital General Zuckerberg de San Francisco.

“La diabetes, por ejemplo, puede hacer que sea más difícil combatir una infección, y un padecimiento cardiaco o pulmonar subyacente quizá dificulte que esos órganos sigan el ritmo de las exigencias provocadas por una infección grave de COVID-19”, dijo, refiriéndose al síndrome causado por el nuevo coronavirus.

Daniel Winetsky, académico en materia de enfermedades infecciosas en la Universidad de Columbia en Nueva York, dijo que los consejos que les dio a sus propios padres, que viven al otro lado del país en San Francisco, han cambiado drásticamente. Hace una semana, dijo, les decía que estaban seguros e incluso les recomendó que siguieran adelante con un viaje que estaban planeando hacia la región de Everglades en Florida con un pequeño recorrido en grupo.

A lo largo del fin de semana, aumentaron sus temores sobre la pandemia, y el martes no solo les pidió que no fueran, sino que también les aconsejó reducir a un mínimo el número de personas con las que tenían contacto. Las visitas de sus nietos están prohibidas.

Winetsky le dijo a su madre, Carol, que tiene 73 años y sufre asma, que dejara de asistir a las reuniones que tiene cada dos semanas con su grupo de tejido. Además, le pidió a Hank, su padre, que ha tenido dos endoprótesis coronarias, que no asistiera a ninguna de sus dos reuniones grupales de lectura.

Su madre sigue yendo a la tienda de abarrotes y evita lugares concurridos como Costco. Con el permiso de su hijo, aún asiste a sesiones de terapia física para una lesión en la espalda, pero se asegura de que su terapeuta se lave las manos y que limpien el equipo con desinfectante.

¿Qué pasa con las citas médicas no esenciales?

Algunos expertos están recomendando que los adultos mayores en riesgo cancelen las citas médicas no esenciales, incluyendo las visitas de bienestar. En caso de estar disponibles, los servicios de telemedicina pueden ser un sustituto razonable.

Eckstrom generalmente está de acuerdo, pero con sus reservas. Aunque quizá sea prudente cancelar las visitas programadas que no son urgentes, dijo, “muchos adultos mayores tienen problemas que requieren un seguimiento constante, como la demencia, la enfermedad de Parkinson, las caídas y los problemas cardiacos”. Le preocupa que cancelar visitas permita que estos padecimientos se salgan de control, pero está de acuerdo en que las consultas de telemedicina pueden ayudar a cerrar esa brecha.

Otro paso útil: habla con tu médico sobre acumular dos o tres meses de medicamentos esenciales con receta.

Ten cuidado con el aislamiento social

Los expertos advierten que el distanciamiento social, el pilar del control epidémico, podría causar aislamiento social, que ya es un problema en la población de la tercera edad. De acuerdo con un estudio reciente del Centro de Investigaciones Pew en más de 130 países y territorios, el dieciséis por ciento de las personas de 60 años o más viven solas. La soledad, según hallazgos de los investigadores, implica su propio conjunto de riesgos de salud.

Winetsky está consciente del peligro, y les ha sugerido a sus padres que organicen reuniones virtuales con amigos y familiares, pues tiene en mente los beneficios de la participación social. “He tratado de explicarlo así: ‘No cancelen esas actividades, sino opten por Zoom, Skype o FaceTime’”, comentó.

Charla con los asistentes de atención médica en el hogar

La Asociación Nacional de Cuidado Doméstico y Hospicio calcula que doce millones de “personas vulnerables de todas las edades” en Estados Unidos reciben cuidados en sus hogares, suministrados por una fuerza laboral de atención médica en el hogar de aproximadamente 2,2 millones de trabajadores. Para muchos adultos mayores, eso implica un desfile constante de asistentes de atención médica que pasan por su puerta, algunos más conscientes de la higiene que otros.

Las personas deben conversar con sus cuidadores sobre la higiene, sugirió David Nace, presidente electo de la Sociedad para Medicina de Cuidados Postagudos y a Largo Plazo, un grupo profesional que representa a los trabajadores que laboran en centro de cuidados a largo plazo.

Verifica dos veces que los encargados de los cuidados se laven las manos o usen gel antibacterial. Cualquier equipo que traigan debe limpiarse con desinfectante. Además, asegúrate de que se sientan sanos.

“Si estás solo, quizá estés en una posición muy vulnerable porque dependes de esa persona”, dijo Nace. “Puede ser intimidante. Pero con suerte quizá haya una relación tan buena como para iniciar la conversación”.

El dilema del asilo para ancianos

Cerca de 1,7 millones de personas, la mayoría de la tercera edad, se encuentran en asilos en Estados Unidos, una fracción de los 50 millones de estadounidenses de más de 65 años.

Dada la serie de muertes en un asilo en Kirkland, Washington, donde hubo muchas afectaciones por el virus, los asilos para ancianos están en alerta máxima. Muchos se han sometido a una cuarentena total.

El gobierno federal les está pidiendo a los asilos para ancianos que prohíban la entrada de visitantes, con la excepción de “la atención compasiva, como las situaciones del término de la vida”.

Curtis Wong, de 66 años, un investigador retirado de Microsoft que vive en el área de Seattle, solía visitar a sus padres con frecuencia. Tienen noventa y tantos años y viven en un centro de vida asistida en Sierra Madre, California.

El jueves, el centro prohibió todas las visitas no médicas y señaló que estaba cambiando sus códigos de acceso al edificio. En un correo electrónico mediante el que anunciaron la medida, la administración del centro ofreció poner a los residentes en contacto con sus familiares a través de FaceTime.

Hace tres días, dijo Wong, durante un chat de video con su padre se preocupó por la posibilidad de no volverlo a ver. “Las cosas se pusieron muy emotivas”.

Mantente activo, incluso durante una pandemia

Los geriatras temen que el distanciamiento social quizá afecte rutinas de maneras que afecten la vitalidad de los adultos mayores. Enfatizan la importancia de mantener los buenos hábitos, incluyendo suficiente tiempo para dormir, la alimentación saludable y el ejercicio.

El ejercicio quizá sea benéfico al combatir los efectos del coronavirus. Puede ayudar a impulsar el sistema inmune, disminuir la inflamación y tener beneficios mentales y emocionales. Un paciente que depende del ejercicio diario en el gimnasio pero quiere evitar situaciones riesgosas quizá simplemente pueda tomar un paseo.

El miércoles por la tarde, Hank Winetsky, de 80 años, acababa de regresar de una ronda de golf con un pequeño grupo. Las cuatro personas tenían de 70 a 81 años. “El golf es bastante seguro en cuanto al contacto humano”, comentó.

No obstante, incluso el golf demostró no ser un deporte libre de contacto. “Había una botella de agua en el carrito, y todos pensaban que era suya”, comentó. “Los cuatro bebíamos de ahí. Ahora todos estamos espantados”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company