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Prostitución y trata de personas se ocultan detrás de algunos salones de masaje y manicura en EEUU

La prostitución en Estados Unidos es ilegal –salvo de modo limitado en condados rurales en Nevada­– y es penado tanto el ofrecer como el pedir servicios sexuales a cambio de dinero. Con todo, la prostitución se practica de modo considerable en el país en diversas modalidades.

Para combatir una de sus expresiones se realizó una larga operación policial en el área de San José, California, contra el comercio sexual que presuntamente se realiza en salones de masaje en esa ciudad. Por la magnitud del operativo –con 107 locales clausurados en esa ciudad, cerca de la mitad del total, en un periodo de nueve meses– el asunto es de una magnitud sustancial tanto por la cantidad de personas que estarían involucradas como por las circunstancias en las que muchas de ellas son arrojadas al comercio sexual.

Algunos salones de masaje y manicura han sido utilizados en EEUU como fachadas de locales de prostitución. (Getty Images)
Algunos salones de masaje y manicura han sido utilizados en EEUU como fachadas de locales de prostitución. (Getty Images)

En realidad, que en salones de masaje se realicen actividades sexuales es una suerte de leyenda urbana en prácticamente cualquier lugar. Eso no significa que realmente suceda, y que si sucede sea en el contexto de la prostitución o incluso del tráfico humano, pero sí es una noción frecuente en el imaginario contemporáneo. Pero como relató la televisora NBC, en San José el caso era al parecer extensivo: 107 locales cerrados, con 60 operaciones policiales encubiertas de las que 54 confirmaron que en el salón de masaje respectivo se ofrecían servicios de prostitución.

Además, según la televisora KRON4, aún podrían cerrarse más salones pues una investigación policial inicial identificó 191 lugares sospechosos de ofrecer prostitución y actualmente se examinan otros 45. El que las prostitutas hayan sido víctimas de tráfico humano es, cabe señalar, una posibilidad que también están investigando las autoridades.

Con todo, las circunstancias de cada salón varían. Aunque la presunción es que en ellos tiene lugar comercio sexual, de acuerdo al periódico San Francisco Chronicle las clausuras fueron justificadas en algunos casos por haber hallado evidencia de prostitución (por ejemplo, los 54 casos positivos resultado de las investigaciones encubiertas) pero otros salones fueron cerrados por no tener el debido permiso, por violaciones a códigos municipales o por generar molestias públicas. Se desconoce, con todo, la cantidad de arrestos que esas operaciones habrían logrado, ha sido fácil cuantificar la magnitud del problema de tráfico humano y no se ha revelado cuántas personas han sido rescatadas de ello.

Una de las razones es que las personas que son víctimas de trata y que son forzadas a prostituirse tienen miedo de denunciar a sus victimarios, señalaron los medios citados.

El fenómeno de la prostitución no es exclusivo de salones de masaje ni del área de la Bahía de San Francisco. Por ejemplo, en un artículo publicado hace unos años en The Washington Post, su autora comenta cómo descubrió que el salón de manicura al que asistía con frecuencia en Virginia, cerca de Washington DC, podría haber sido la fachada de un burdel. Así, ella descubrió que tras el servicio de manicura también se ofrecían allí, bajo el pretexto de los masajes, servicios sexuales posiblemente vinculados a tráfico humano. Una situación que, la autora sospecha, podría estarse repitiendo en muchos otros locales en la región.

En diciembre pasado, un reporte publicado en The Huffington Post indicó que se estima que unas 20,000 personas son traídas cada año a Estados Unidos por traficantes de personas –desde lugares tan distantes y variados como China, Ucrania, México y Brasil, entre otros países. Muchas de ellas son sometidas a prostitución, situación que también afecta a estadounidenses.

Son los salones de masaje, manicura y similares, de acuerdo a las autoridades, espacios usados con creciente intensidad como fachada de esas actividades. Y aunque, señala el citado portal, existe en la sociedad estadounidense una renuencia a aceptar que el país es foco de un enorme mercado de sexo alimentado en buena medida por personas sometidas a trata y abuso, que es una forma de esclavitud, numerosas organizaciones lo han denunciado y trabajan para combatirlo.

Organizaciones denuncian que miles de mujeres son traídas a EEUU por traficantes de personas y sometidas a abuso laboral o prostitución, situación que también afecta a estadounidenses. (Getty Images)
Organizaciones denuncian que miles de mujeres son traídas a EEUU por traficantes de personas y sometidas a abuso laboral o prostitución, situación que también afecta a estadounidenses. (Getty Images)

“En los salones de manicura, por ejemplo, el tráfico de mujeres trabajadoras asiáticas se tiene poniéndolas a trabajar en esos salones durante el día y luego empujándolas al tráfico sexual en la noche”, comentó al Huffington Post Norma Ramos, directora de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres de Nueva York. Y situaciones similares se dan en otros estados y con víctimas de diversos perfiles.

Un fenómeno que es investigado en varios casos por las autoridades, pero que sería muy extenso y por ello difícil de cuantificar, detectar y combatir.

Por solo mencionar algunos casos, el año pasado se cerraron salones de manicura y masajes en Tennessee en el contexto de operativos contra el tráfico humano, de acuerdo al periódico The Tennessean; en Oak Park, en el área de Chicago, según oakpark.com; en Miami, donde se clausuraron cuatro locales, de acuerdo al Miami Herald y en Nueva York, como en San José, se han realizado inspecciones más rigurosas o propuesto regulaciones más estrictas para los establecimientos de masajes, como comentó el New York Post con el fin de abatir o prevenir que en ellos se den casos de prostitución o explotación laboral o sexual.

Ciertamente no todos esos negocios explotan a sus trabajadores o se implican en actividades de prostitución u otros ilícitos. Pero sí son parte de una tendencia creciente que requiere mayor investigación y acción policial y cívica para evitar el delito y salvar a las víctimas de trata que son, con frecuencia, esclavizadas en términos laborales y sexuales.

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