La promesa de China de alcanzar la neutralidad de carbono para 2060 y lo que significa

Un trabajador instala paneles solares en lo alto de un rascacielos de 47 pisos en Wuhan, China, el 5 de julio de 2018. (Bryan Denton/The New York Times).
Un trabajador instala paneles solares en lo alto de un rascacielos de 47 pisos en Wuhan, China, el 5 de julio de 2018. (Bryan Denton/The New York Times).

Los ecologistas han recibido con agrado la promesa del líder de China, Xi Jinping, de acelerar la reducción de las emisiones en el país más contaminante del mundo y alcanzar la neutralidad de carbono para 2060.

El ambicioso objetivo, que sorprendió a muchos expertos, podría ayudar a frenar significativamente el calentamiento global. Sin embargo, advirtieron que Xi no había ofrecido casi ningún detalle, lo que planteaba dudas sobre la viabilidad de esos objetivos que se alcanzarían dentro de muchos años.

Esto es lo que hay que saber sobre esa promesa:

La promesa de Xi es un cambio tectónico en la política, pero aún no llega a la práctica

China ha sostenido durante mucho tiempo que, como economía en vías de desarrollo, no debería tener que compartir la misma carga de reducción de emisiones que las naciones desarrolladas cuya contaminación no se ha controlado durante décadas. Sin embargo, China se compromete a dar el ejemplo y comienza a fijar objetivos adecuados para un país que aspira a ser una superpotencia.

En el marco del Acuerdo de París de 2015, China se comprometió a que sus emisiones alcanzarían su nivel máximo alrededor de 2030. Xi prometió el martes adelantar ese calendario, aunque no dio detalles. La mayor sorpresa, según los analistas, fue la promesa de Xi de alcanzar la “neutralidad de carbono” —lo que significa que las emisiones netas de carbono de China llegarán a cero— para el año 2060.

Más de 60 países han prometido la neutralidad de carbono para 2050, un plazo de consenso que los científicos creen que debe cumplirse para tener una posibilidad razonable de evitar la peor catástrofe climática. Esos países son pequeños en comparación con China, que actualmente produce el 28 por ciento de las emisiones mundiales. Aunque su objetivo haya sido fijado para una década más tarde, China por primera vez ha establecido una meta pública.

“Creo que es una posibilidad gigantesca, y hago énfasis en ambas palabras”, dijo Lauri Myllyvirta, analista principal del Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio, en una entrevista telefónica desde Helsinki.

China necesitaría revertir las tendencias recientes en materia de emisiones

Hay muchas razones para ser cautelosos. En los últimos años, los analistas han advertido sobre tendencias preocupantes en el compromiso del país de luchar contra el calentamiento global en medio de la ralentización económica.

El consumo de carbón, que disminuyó de 2013 a 2017 impulsado en parte por una iniciativa para mejorar la infame calidad del aire de China, comenzó a aumentar de nuevo en los últimos años a medida que la economía se enfrentaba a obstáculos y el gobierno intentaba estimular el crecimiento industrial.

El aumento fue interrumpido por el cierre debido a la COVID-19, pero la economía de China se está recuperando con más velocidad que otras. Las investigaciones de Myllyvirta han demostrado que, para mayo, las emisiones de dióxido de carbono originadas en la producción de energía, la fabricación de cemento y otros usos industriales ya eran un 4 por ciento más altas que el año anterior. China también concedió más permisos de construcción para centrales eléctricas de carbón en los primeros seis meses de 2020 que los otorgados en 2018 y 2019.

Al exponer los planes de su país en un discurso en las Naciones Unidas, Xi no detalló cómo China cumpliría los objetivos. Li Shuo, asesor político de Greenpeace China, dijo que la falta de especificidad probablemente tenía como objetivo darle flexibilidad al liderazgo del Partido Comunista a corto plazo para buscar un repunte económico después de la pandemia.

El plan del gobierno para los próximos cinco años, que se dará a conocer pronto, será un documento clave en el que se detallarán los cambios económicos, industriales y medioambientales necesarios.

“Realmente necesitan poner manos a la obra desde hoy para reflejar el nivel de ambición que escuchamos anoche en nuestras prácticas diarias”, dijo Li en una entrevista telefónica desde Pekín, refiriéndose al discurso de Xi en la ONU.

El impacto podría afectar a los 1400 millones de habitantes chinos

Li dijo que el compromiso de neutralidad de carbono requería una transformación completa de la economía china.

“Pensémoslo: la forma en que comemos, la forma en que consumimos energía, la forma en que producimos nuestros alimentos, la forma en que viajamos al trabajo tendrá que reorganizarse por completo”, comentó.

Aunque China se aferra a las industrias consumidoras de carbón, también ha surgido como líder en tecnologías de energía limpia, incluyendo paneles solares y turbinas de viento. Además, es el fabricante de autos y autobuses eléctricos más grande del mundo. Esto podría dejar al gobierno bien posicionado para hacer una transición más allá de los combustibles fósiles, siempre y cuando se establezca un compromiso político.

China también podría aumentar sus ambiciones de construir plantas de energía nuclear para remplazar las plantas de carbón, aunque eso provocaría otras cuestiones medioambientales y de seguridad.

Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, se refirió al crecimiento de la energía renovable, y dijo que la capacidad de China ahora representa el 30 por ciento del total mundial. El cumplimiento de los nuevos objetivos “refleja la voluntad de China de trabajar con otros países para construir un mundo vigoroso, limpio y hermoso, así como su responsabilidad de construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad”, señaló el miércoles.

Xi ya se había comprometido a aumentar el apoyo del gobierno a las nuevas tecnologías y, a la vez, hacer más para combatir la contaminación, proteger los recursos naturales y ampliar las redes de parques nacionales del país.

Preservar el poder del Partido Comunista sigue siendo su prioridad, pero la contaminación y otros problemas ambientales se consideran amenazas cada vez más graves para el posicionamiento del partido. Eso fue evidente tras las devastadoras inundaciones de este verano en el río Yangtsé y sus afluentes en la zona central de China.

“La humanidad ya no puede darse el lujo de ignorar las repetidas advertencias de la naturaleza”, dijo Xi el martes, dirigiéndose a la Asamblea General por medio de un video.

China se ha visto presionada para luchar contra el cambio climático

La China de Xi generalmente es inmune a las críticas contra sus políticas internas, pero su gobierno se ha enfrentado a la presión de hacer más para combatir el calentamiento del clima. Los compromisos de China se plantearon la semana pasada cuando se reunió con los líderes de la Unión Europea, que habían amenazado con imponer aranceles de carbono si China no reducía sus emisiones.

Los europeos presionaron al país con el fin de que alcanzara su máximo de emisiones para 2025, como la mayoría de las naciones europeas han prometido hacerlo. Aunque Xi no llegó a hacerlo, sus promesas de adelantar el objetivo para antes de 2030 y establecer la neutralidad del carbono como meta por primera vez contrastaron fuertemente con el escepticismo climático del presidente Donald Trump, que se vio consolidado por la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París.

Comprometerse a hacer más en materia climática podría al menos contrarrestar la creciente ira que China enfrenta en Europa, así como su historial de opresión en Sinkiang y el Tíbet, sus conflictos territoriales en el Himalaya y el mar de la China Meridional, las amenazas militares contra Taiwán y una gran represión contra la autonomía de Hong Kong.

“Los europeos estarán observando de cerca la seriedad de Xi, pero fue un movimiento muy inteligente y oportuno”, dijo Janka Oertel, directora del Programa de Asia del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company