Problemas de dinero, idioma y salud no detienen a graduada del Roosevelt High

Llegó a Estados Unidos sola, con un dominio limitado del inglés; tuvo problemas de corazón y presión arterial y 10 hospitalizaciones; y carecía de apoyo económico, por lo que tuvo que vender pays de queso para subvencionar sus estudios.

Estos retos no impidieron a Karen Segundo Estrada abrirse camino hacia la Universidad de California en Merced.

Hace apenas dos años, Segundo Estrada vivía en Tijuana, México, con su madre, quien tenía tres empleos para criar a sus hijos. Cuando estalló la pandemia, su madre perdió el trabajo y le dijo a Segundo Estrada que dejara la escuela hasta que la familia pudiera costear sus estudios de secundaria.

“Aguantamos un año sin saber si íbamos a comer al día siguiente o no”, dice Segundo Estrada.

Segundo Estrada decidió irse a vivir con su tío, que trabajaba en el campo, y asistir a la preparatoria. No fue una elección fácil. Tuvo que alejarse de su madre, sus abuelos, su cultura y todo lo que conocía para adaptarse a un nuevo entorno, un nuevo idioma y una nueva escuela.

“Tenía mucho miedo de no saber inglés, de sentirme juzgada”, dice. “Cuando llegué, sí que me sentía alejada de la gente, ya que no encontraba personas que estuvieran en mi misma situación, estudiantes inmigrantes o que hablaran español”.

Segundo Estrada no rehuyó los obstáculos. Recurrió a los maestros en busca de ayuda. Pidió al maestro que le explicara de nuevo la tarea si no la entendía. Traducía las palabras y dedicaba horas a la tarea hasta que la dominaba por completo. Se quedaba dos horas en la biblioteca después de clase y otras dos horas estudiando en casa. Tomó clases extra para recuperar los créditos porque los cursos que había tomado en México no contaban en Estados Unidos.

“Ha sido capaz de convertir la lucha en triunfo. A veces pensamos que los problemas traumáticos de una vida difícil pueden hacer que alguien se dé por vencido, pero ella es todo lo contrario”, dice Billie “KC” Chhan, maestro de inglés de Segundo Estrada en Roosevelt High. “No importaba por lo que estuviera pasando, si estaba enferma, si la hospitalizaban, al día siguiente, cuando volvía a la escuela, decía: ‘¿Qué me perdí esta vez, qué puedo hacer?’ La voluntad de querer estar mejor, eso siempre lo vi en ella”.

Los esfuerzos dieron sus frutos. Segundo Estrada mantuvo un promedio de 3.5. No solo cumplió con los requisitos de graduación de la preparatoria al no tener créditos cuando llegó hace dos años, sino que también tomó dos clases AP, biología y español. Fue la primera de su familia en ir a la universidad, incluso entre primos. La aceptaron en la UC Merced.

Karen Segundo Estrada, alumna de último año de Roosevelt, estudiará en la UC Merced tras graduarse esta primavera.
Karen Segundo Estrada, alumna de último año de Roosevelt, estudiará en la UC Merced tras graduarse esta primavera.

Ella recuerda que cuando se acercó al consejero acerca de querer ir a la universidad, el consejero le dijo que aplicara a las universidades comunitarias, porque no había manera de que pudiera asistir a una universidad estatal de la Universidad de California.

“El año pasado dije ‘por qué no puedo (ir a una UC) si tengo la capacidad’”, dijo. “Soy académica, me va muy bien, soy muy inteligente”.

Atribuye su éxito a sus maestros y a su familia, especialmente a su madre, quien siempre la animó a esforzarse más y a no rendirse nunca. Motivada por su familia, se fijó como objetivo profesional ser nutricionista.

Su familia es diabética, dice. No sabían mucho sobre comida sana. Segundo Estrada también lucha contra diversas enfermedades y la última vez que tuvo que ser hospitalizado fue en abril. Dice que no podía prestar tanta atención a sus notas cuando tenía mala salud. Le apasiona ayudar a la gente a llevar una buena dieta y, además, ayudar a su familia a mantenerse sana.

Además de la escuela, hace postres para vender a través de las redes sociales, con los que gana entre $30 y $50 al día. Segundo Estrada dice que está nerviosa por los desafíos financieros, por lo que está tratando de trabajar un horario completo durante el verano para ahorrar para la universidad.

Antes llamaba a su madre todos los días, a todas horas, frustrada por los retos a los que se enfrentaba, sintiéndose sola y con ganas de volver a México, la joven de 18 años ahora está prosperando y quiere compartir cómo superó todas las barreras para inspirar a sus compañeros en la misma situación.

“No sean conformistas con nada, aunque les pongan una barrera, no piensen que no pueden llegar a ese nivel o que les falta algo, yo puedo romper la barrera”, dijo. “Tengo muchas ganas de hacerlo, ¿qué me impide ser capaz ( de lograrlo)?”.

Ojo: En el Condado de Fresno, el 78.3% de los adultos de 25 años o más tienen un diploma de preparatoria, según el Censo de Estados Unidos.