La primaria republicana a la presidencia de EEUU en 2024: extrema derecha y cargos criminales

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En el proceso para la elección del candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos en 2020, Animal Político abrió sus puertas para la publicación de perfiles de los 3 principales competidores en esa contienda, Bernie Sanders quien ganara las primarias tempranas de New Hampshire y Nevada; Pete Buttigieg quien le arrancara un sorprendente empate en el caucus de Iowa; Joe Biden, el nominado y actual presidente, y un texto sobre el resto de aspirantes entre los que se encontraba la actual vicepresidenta, Kamala Harris. Pensar en un texto o textos similares para la contienda republicana de 2024 sería ignorar la realidad, o quizás, normalizarla. Esta contienda no se da en condiciones de normalidad democrática. ¿Cómo explicar que un individuo que enfrenta 91 cargos criminales en cinco procesos judiciales diferentes es el puntero en todas las encuestas para liderar a este partido en las elecciones presidenciales de 2024?

Gráfica con el promedio de las encuestas de los aspirantes a la candidatura del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos en el 2024
Gráfica con el promedio de las encuestas de los aspirantes a la candidatura del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos en el 2024

Hay algunos perfiles que en una contienda regular podrían haber sido considerados interesantes para relevar el liderazgo republicano: este 23 de agosto en Wisconsin se dará el primer debate televisado entre ocho de ellos. La exembajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Nikky Haley, es una mujer que a sus tan solo 51 años ya tiene la experiencia de haber sido gobernadora y representar a Estados Unido en los más altos niveles de la política internacional. El actual gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien en 2020 muchos analistas consideraban el principal contendiente para enfrentar a Trump pero que en estos dos años ha ido perdiendo puntos en las encuestas hasta hoy estar hasta 40 puntos por debajo de Trump; o el empresario y autor de ascendencia india Vivek Ramaswamy, quien ya aparece en tercer lugar en muchas de los sondeos; el exvicepresidente Mike Pence, quien es uno de los pocos que reta el relato trumpista del fraude en la elección de 2020. Además de ellos, están calificados el senador Tim Scott; el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie; el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum. Trump ha coqueteado con la idea de asistir, o no, al debate, lo cual podría restarle muchísimo interés al mismo en caso de que no acuda.

Cuando escribimos El Atiborrado escenario de las primarias demócratas, hablamos sobre cómo en 2016 también una pléyade de competidores permitieron que Trump en su fortaleza del radicalismo ganara a los múltiples candidatos centristas. Los demócratas escucharon a las voces que advertimos eso y lograron con un candidato de unidad, Joe Biden, frenar (para bien o mal) a Bernie Sanders que se escapaba con 3 victorias al principio de su elección de candidatos. Para 2024 otra vez los republicanos tienen una multitud de aspirantes, pero a diferencia de hace ocho años, esta vez no son muchos moderados contra un radical, sino un radical y sus imitadores disputando la candidatura. Ninguno de los aspirantes a vencer a Trump tiene una diferencia sustancial a la agenda de este, salvo, tal vez, Pence que es el único que se ha alejado del relato del fraude en 2020. Mas, ¿qué de diferente ofrece Pence para el derecho a decidir sobre su cuerpo a las mujeres, para los migrantes y para la comunidad LGBT+? Lo cierto es que el radicalismo politico, el trumpismo se han apoderado del partido republicano, que hoy por hoy es un partido abiertamente en contra de las minorías y las garantías democráticas.

Gráfica con datos sobre la corriente ideológica de los militantes republicanos y la percepción que tienen de Trump.
Gráfica con datos sobre la corriente ideológica de los militantes republicanos y la percepción que tienen de Trump.

El trumpismo como ideología política se ha apoderado del partido republicano. Hay quienes pensamos que es un largo proceso histórico que empezó en la elección a la presidencia estadounidense en 1964 y el candidato Barry Goldwater, pasando por la “mayoría moral” encabezada por el senador Jesse Helms en los 70, que posteriormente llevó a Ronald Reagan a la presidencia. Pero más que un profundo repaso histórico bien vale la pena mirar como esta radicalización del partido republicano se profundizó y acabó por apoderarse del mismo durante los años de Trump. Para ello dos estudios liderados por Nate Cohn del New York Times son esclarecedores, ante el derrumbe de la campaña de Ron DeSantis por disputarle el liderazgo republicano a Trump. En el primero, divide a los republicanos en 6 tipos de electores:

1. La élite moderada (14 %): Educados, con recursos, no dispuestos a votar por Trump.

2. Conservadores Tradicionales (14 %): Conservadores en lo económico y lo social, contrarios al aborto y abogan por recortes fiscales. No aman a Trump, pero lo apoyan porque cumple su agenda.

3. “La Derecha” (26 %): Audiencia de Fox News y otros “medios alternativos”. Mayormente evangélicos, creen que EEUU esta al borde de una catastrofe, son el mayor grupo de apoyo a Trump.

4. Trabajadores populistas (12 %): De los estados del norte, no pasionales en lo social, pero con posturas fuertes en temas de migración. Apoyan a Trump por sus posturas en temas laborales.

5. Libertarios (14 %): Un grupo clásico dentro del partido republicano, quieren un gobierno minimalista, son aislacionistas en lo internacional, no necesariamente atados a Trump.

6. Nuevos republicanos: Jóvenes atrapados en las “guerras culturales”. No necesariamente apoyan a Trump pero odian los valores de la diversidad y la izquierda.

Combinado con su artículo anterior, literalmente llamado ¿Por qué Trump es tan difícil de vencer?, Cohn da cuenta de una alianza entre los trabajadores populistas y “la derecha” del partido republicano que ronda el 50 % de este, por lo cual es difícil para crear un bloque contramayoritario dentro del partido. La élite moderada que lo controló tradicionalmente y de la cual los expresidentes H.W. Bush y su hijo W. Bush, y los candidatos Mitt Romney y Joe McCain eran representantes, ya no tienen un peso real en la toma de decisiones del partido. El candidato que quizás representa a esta ala es el exvicepresidente Pence, que salvo por la ya mencionada excepción en el tema de las elecciones, cumple al pie de la letra el resto de la agenda marcada por los republicanos.

¿Qué queda?

En meses recientes se discutió mucho un estudio del The Cooperative Election Study’s Cumulative File de la Universidad de Harvard, en el sentido de que las generaciones más jóvenes, zoomers, millenials y, en menor medida, la generación X, estamos retando aquella vieja ley de que a medida que envejecen se vuelven más conservadores como bloque de votantes. No es casualidad que los republicanos entre sus medidas estén bloqueando las avenidas para que los votantes de minorías se sumen al electorado; incluso Vivek Ramaswamy ha propuesto elevar la edad de votación a los 25 años y llevar a cabo un examen similar al que hacen los migrantes en proceso de nacionalización, para poder votar. Asimismo, hemos podido ver de primera mano como se han ido apoderando del poder judicial para promover su agenda ante la imposibilidad de ganar elecciones.

Gráfica con datos del porcentaje efectivo del voto demócrata al Congreso de Estados Unidos.
Gráfica con datos del porcentaje efectivo del voto demócrata al Congreso de Estados Unidos.

El sistema político de Estados Unidos no siempre se ha compuesto de demócratas y republicanos y ya otros grandes partidos como el Whig, los míticos Federalistas o el movimiento progresista han fenecido cuando ya no representan los anhelos de la ciudadanía. Ya sea que como en los 60 la agenda del Partido Republicano cambie radicalmente para representar a un nuevo sector del electorado, o que ante las consistentes derrotas desaparezca, considero que estamos ante el fin de este partido como lo conocemos hoy. Víctima de su radicalización, es cada vez útil a menores sectores de la sociedad, si bien la peligrosidad de su agenda no debe ser menospreciada y su victoria probablemente tendría consecuencias desastrosas para la democracia estadounidense y global; las tendencias demográficas así como los cada vez mayores reclamos de una agenda ambientalista, incluyente, de derechos irán dejando a este partido en la obsolescencia. Hoy por hoy es complicado que otro personaje que no sea Trump lidere a este partido en las elecciones de 2024. Hay una fuerte discusión sobre si los procesos judiciales en su contra lo descalifican de competir por la presidencia. La organización ciudadana CREW: Citizens for Ethics, ha hecho un informe interesante de porque sí, bajo la 14 Enmienda. Mas el debate de este 23 de Agosto lo dejará claro para quien no lo sepa: la intolerancia, racismo y radicalismo político serán las banderas del partido republicano en la elección presidencial de 2024.

* Saul Vazquez Torres (@Sawie) es maestrante en estudios México-Estados Unidos por la UNAM, asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI) y Licenciado en Relaciones Internacionales por el ITESM. Militante del PRD.