Presidente tunecino urge un "saneamiento" en la Administración pública

Túnez, 16 sep (EFE).- El presidente tunecino, Kais Said, urgió al primer ministro, Ahmed Hachani, a "sanear" la Administración pública que, según recientes auditorias, habría sufrido en la última década contrataciones masivas basadas en "diplomas falsos, nepotismo y favoritismo".

En una reunión celebrada el viernes por la noche en el Palacio de Cartago, el mandatario insistió sobre la necesidad de responsabilizar a los funcionarios de la huida de inversores extranjeros y la pérdida de oportunidades de empleo debido al bloqueo de proyectos bajo "falsos proyectos", apuntó Presidencia en un comunicado.

"O estas personas son la prolongación de ciertos grupos de presión o están esperando las fechas electorales pero el expediente está vinculado al Estado y al pueblo y no a un partido o a fuerzas de presión que trabajan como siempre para monopolizar toda la riqueza del país", declaró Said.

En el último año, las autoridades han abierto una decena de casos de "complot contra la seguridad del Estado" y al menos veintena personas- entre ellas opositores, jueces y empresarios- han sido puestas bajo prisión provisional. Said les acusa de especular y crear escasez de alimentos básicos para provocar una crisis social.

En agosto, durante la ceremonia de toma de posesión de Hachani- antiguo jurista del Banco Central retirado-, Said ordenó preparar un proyecto de ley "con el objetivo de limpiar la administración de los elementos que se han infiltrado en él y que desde hace diez años obstaculizan los proyectos del Estado".

Los nombramientos y contrataciones masivas y fuera de la ley evocados por Said, pasaron de 400.000 en 2011 a cerca de 700.00 actualmente- según cifras estimativas del Instituto Nacional de Estadísticas (INS)- en un país que cuenta con una población de doce millones de habitantes.

Las operaciones de contrataciones masivas eran habituales durante el régimen de Zine El Abidine Ben Ali (1987-201) para calmar las protestas sociales y sindicales y se dispararon durante la transición democrática, caracterizada por la inestabilidad política y durante la cual se han sucedido una decena de ejecutivos.

El partido islamista Ennahda, principal fuerza política y que ha gobernado de manera directa e indirecta durante este periodo, es acusada por sus detractores de haber utilizado esta estrategia a favor de sus militantes con el fin de extender su influencia hasta conformar el llamado "Estado profundo", que controla el poder desde la sombra.

El gobierno precedente de Nedjla Bouden, negoció durante más de un año con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un nuevo crédito de 1.900 millones de euros a cambio de reformas como la retirada de subvenciones de productos de primera necesidad y carburantes, la privatización de algunas empresas estatales y limitar la masa salarial en la Administración pública.

La factura presupuestaria de esta última acumuló en 2021 un total de 20.000 millones de dinares (6.200 millones de euros), según cifras del Primer Ministerio, lo que representa el 16% del PIB del país.

El mandatario- que se arrogó plenos poderes en julio de 2021 para "preservar la paz social"- se opone a un acuerdo con el FMI, calificado de "dictado del exterior", que supondría un "estallido social", y aboga por la condonación de la deuda externa, la subida de impuestos a los más ricos y recuperar el dinero público malversado en el extranjero para hacer frente a un déficit público récord que supera el 80% del producto interior bruto (PIB).

(c) Agencia EFE