El presagio, idea que regía la vida en la Conquista: Guilhem Olivier

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 25 (EL UNIVERSAL).- Para el historiador Guilhem Olivier, el concepto del futuro y la necesidad de adivinar o predecir lo que va a pasar es una constante en los pueblos prehispánicos y, además, en la sociedad española, la cual protagonizó la conquista de Tenochtitlán hace 500 años. El presagio, dice Olivier, es algo recurrente en ambas civilizaciones, explica una parte importante de los comportamientos y costumbres de esos dos mundos que nos precedieron.

"Existe la creencia popular de que las sociedades prehispánicas presagiaron la llegada de los españoles a través de ciertos signos, como la supuesta aparición de dos cometas o incluso de una bola de fuego en el cielo y por eso sabían de antemano que iban a perder; en el otro lado, un adivino español llamado Blas Botello le dijo a Cortés que para salir vivo de Tenochtitlán antes de la Noche Triste, tenía que salir tal día y a tal hora; Cortés le hizo caso y conocemos las consecuencias de ello, fue un desastre para los españoles", relató.

Para el investigador, el papel de la adivinación y anticipación en los tiempos de la conquista española, tanto para los europeos como para los mesoamericanos, tenía un papel importante en la toma de decisiones individuales y sociales.

"La mayoría de las autoridades en ese tiempo tenían sus astrólogos y adivinos, tanto Moctezuma. como los reyes europeos los tenían; la adivinación jugaba un papel importante para decidir sobre el futuro, conocer las voluntades de los santos en el caso de la sociedad española", comentó el especialista.

Algo que el historiador destacó en su investigación es el hecho de que las sociedades prehispánicas no eran fatalistas como se cree popularmente, sino que, en los usos y costumbres de sociedades como la mexica se realizaban ofrendas o rituales para contrarrestar los malos augurios. Además subrayó la importancia de los códices adivinatorios en distintas sociedades.

"A partir de estos códices adivinatorios, en los cuales se podía predecir el futuro de un niño recién nacido, se podía determinar si el infante sería un guerrero fuerte, un cobarde o un borracho; en ese sentido, los sacerdotes prehispánicos podían cambiar la fecha del bautizo, independientemente del día de nacimiento, para darle al niño una mejor vida", afirmó Olivier y puso un ejemplo del funcionamiento de los códices adivinatorios.

"Hay una amplia variedad de esos códices, pero pongo el ejemplo de un calendario de 260 días que manejaba la fecha 'Dos Conejo', los niños que nacían en esa fecha iban a convertirse en borrachos empedernidos; a raíz de eso, los sacerdotes podían cambiar la fecha del nacimiento en un rango de 13 días para cambiar el destino del niño", afirmó.

El historiador enfatizó que los españoles también creían en presagios y que se debe romper con la idea de que los indígenas eran supersticiosos. "Hay que acabar con esa idea de que los españoles renacentistas y racionales vencieron a los indígenas supersticiosos, hay evidencia que muestra que no fue así, falta mucho por investigar", indicó.

Para el historiador, la importancia de comprender estos presagios y sistemas adivinatorios en las sociedades prehispánicas radica en el manejo del tiempo, y podría contribuir a entender con mayor claridad aspectos como la ubicación específica de templos, pirámides y otras construcciones propias de esa época.

Guilhem Oliver, historiador de la Universidad Nacional Autónoma de México, dedica su investigación a descifrar las sociedades mesoamericanas, entre las que destacan los mayas, mixtecos y otomíes, entre otros. El experto participó el viernes pasado en el Encuentro Libertad por el Saber, organizado por El Colegio Nacional, al lado del antropólogo Eduardo Matos Moctezuma; en esta edición presentó una serie de debates sobre la construcción del futuro en el marco de un presente caótico e incierto.