Cómo se prepara Fiji ante la amenaza de quedar bajo agua por el cambio climático

Vista aérea de la costa junto a una carretera costera en las afueras de Suva, la capital de Fiji
Vista aérea de la costa junto a una carretera costera en las afueras de Suva, la capital de Fiji - Créditos: @ANDREW LEESON

TOGORU, Fiji.- El océano ya devoró el cementerio de Togoru, pequeña aldea de la isla más grande del archipiélago de Fiji, cuyos habitantes temen, debido al calentamiento global, tener pronto los pies en el agua.

Lavenia McGoon, de 70 años, estaba allí cuando las tumbas quedaron sumergidas. Desde entonces, teme el día en que las olas lleguen a su puerta. La mujer apila neumáticos bajo los cocos del paseo marítimo, esperando que esta protección improvisada le ofrezca un respiro.

Esta fotografía tomada el 13 de diciembre de 2022 muestra a jóvenes afuera de sus casas frente a la playa amenazados por la erosión costera en la ciudad de Veivatuloa en Fiji
Esta fotografía tomada el 13 de diciembre de 2022 muestra a jóvenes afuera de sus casas frente a la playa amenazados por la erosión costera en la ciudad de Veivatuloa en Fiji - Créditos: @SAEED KHAN

Para ella, es solo cuestión de tiempo antes de que el cambio climático y el aumento de las aguas la empujen, junto con su familia, a huir. “Nadie puede detener el agua”, explica a la AFP.

Togoru es un pequeño pueblo en la costa sur de la isla Viti Levu. McGoon, apodada “Big Nana” por sus vecinos, vive aquí, a orillas del océano, desde hace casi 60 años. Su pequeña casa de madera no tiene electricidad ni agua corriente.

La mujer levanta el dedo hacia las olas. “Teníamos una plantación justo ahí”, recuerda. Pero la tierra firme desapareció. “En 20 o 30 años hemos perdido casi 55 metros”, detalla.

Los aproximadamente 200 muertos enterrados en Togoru fueron perturbados por el océano mientras dormían. McGoon cuenta que los restos de la mayoría de ellos fueron trasladados más lejos.

“Big Nana resiste y se niega a irse, aferrándose a su pequeño rincón de paraíso. De todos modos, mudarse a (su) edad” la haría enfermar, explica.

Desafío colosal

Fiji, rodeado por las aguas del Pacífico, se prepara para el día en que la vida en las aldeas costeras será imposible. El desafío es colosal.

El gobierno estima que más de 600 municipios deberán ser evacuados y que 42 aldeas ya están gravemente amenazadas. Más del 70% de los 900.000 fijianos viven a menos de cinco kilómetros del paseo marítimo.

Residentes sentados en un muelle frente a botes abandonados en las afueras de Suva, la capital de Fiji
Residentes sentados en un muelle frente a botes abandonados en las afueras de Suva, la capital de Fiji - Créditos: @SAEED KHAN

Según la universidad australiana de Monash, las aguas del Pacífico occidental se elevan entre dos y tres veces más rápido que la media.

Las pequeñas naciones cercanas al nivel del mar, como Kiribati o Tuvalu, podrían quedar completamente inhabitables en 30 años. En su desgracia, Fiji puede alegrarse de tener algunas montañas.

La aldea de Vunidogoloa en la isla de Vanua Levu, se instaló en un terreno de mayor altitud en 2014, convirtiéndose en uno de los primeros en tener que desplazarse debido a la subida de las aguas. Por su parte, los 200 habitantes de Veivatuloa, a 40 kilómetros de la capital Suva, prueban todas las soluciones a su disposición.

Antes había muchos peces

El muro anti-sumergimiento, que protege el pueblo, resiste como puede y los residentes presionan regularmente al gobierno para que lo fortalezca.

Sairusi Qaranivalu, un portavoz local, cree que mudarse es un gran sufrimiento para los fijianos, donde el vínculo con la tierra y los antepasados es parte de las costumbres. “Es como deconstruir nuestra vida tradicional”, subraya.

Otro problema es que, a medida que se acerca el océano, los pescadores tienen que ir cada vez más lejos para encontrar peces.

Abaitia Rosivulavula, pescador, junto a su esposa Ani Navula pescando en las aguas de Suva en Fiji
Abaitia Rosivulavula, pescador, junto a su esposa Ani Navula pescando en las aguas de Suva en Fiji - Créditos: @SAEED KHAN

Antes de la subida de las aguas, bastaba con hacer una veintena de metros, recuerda Leona Nairuwai, un anciano de Veivatuloa. “Pero ahora hay que ir en lancha a 1,6 km para poder pescar. Hay una gran diferencia”, destaca.

Aproximadamente la mitad de la población rural de Fiji sobrevive gracias a la pesca, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

This picture taken on December 17, 2022 shows a fishmonger waiting for customers at the downtown market in Fiji's capital city Suva
This picture taken on December 17, 2022 shows a fishmonger waiting for customers at the downtown market in Fiji's capital city Suva - Créditos: @SAEED KHAN

Abaitia Rosivulavula, un guía local y pescador de subsistencia, cuenta que se gana la vida vendiendo sus capturas en los restaurantes de Pacific Harbour, un importante lugar turístico del archipiélago.

Con su bote se dirige a un arrecife cercano. La mayoría de sus señuelos serán comidos por tiburones o peces demasiado pequeños. “Antes había muchos peces, pero ya no es el caso”, asegura a la AFP antes de relanzar su línea.

Según una clasificación del Indice de Conservación de la Pesca Natural Amenazada, Fiji es la 12 pesquería más amenazada por el cambio climático de 143 países. Otras cuatro naciones del Pacífico: Micronesia, las Islas Salomón, Vanuatu y Tonga, están entre las 10 primeras.

La pescadora de subsistencia Ani Navula mostrando una captura en las aguas de Suva en Fiji
La pescadora de subsistencia Ani Navula mostrando una captura en las aguas de Suva en Fiji - Créditos: @SAEED KHAN

De regreso en Togoru, “Big Nana” considera que los países pequeños como el suyo están pagando el precio por aquellos que se niegan a reducir sus emisiones. “No piensan más que en ganar dinero, fustiga, nunca piensan en los demás, en los que van a sufrir”, exclama.

Agencia AFP