La preocupación por la dependencia alemana de China ensombrece el viaje de Scholz

FOTO DE ARCHIVO: Las banderas nacionales de Alemania y China en la plaza de Tiananmen en Pekín

Por Sarah Marsh y Andreas Rinke

BERLÍN, 2 nov (Reuters) - El Canciller Olaf Scholz realiza el viernes una visita inaugural a China que será seguida de cerca en busca de pistas sobre la seriedad con la que Alemania quiere reducir su dependencia económica de la creciente superpotencia asiática y enfrentarse a su liderazgo comunista.

Su visita de un día, el 4 de noviembre, convertirá a Scholz en el primer líder del G7 que visita China desde el inicio de la pandemia del COVID-19 y en el primero que se reúne con el presidente chino Xi Jinping desde que consolidó su toma del poder en un Congreso del Partido Comunista.

Profundos lazos comerciales unen a las mayores economías de Asia y Europa, ya que la rápida expansión china y la demanda de automóviles y maquinaria de Alemania han impulsado su propio crecimiento en las dos últimas décadas. China se convirtió en el mayor socio comercial de Alemania en 2016.

Una encuesta reciente del centro de estudios Ifo reveló que casi la mitad de las empresas industriales alemanas dependen ahora de importantes insumos de China.

Pero el viaje de Scholz se produce en un momento de creciente preocupación en Occidente -en particular en el principal aliado de Alemania en materia de seguridad, Estados Unidos- por las prácticas comerciales, el historial de derechos humanos y las ambiciones territoriales de China.

También se produce en un clima de preocupación por la dependencia de Alemania de otro Estado cada vez más asertivo y autoritario, dadas las consecuencias de su excesiva dependencia de la energía rusa.

"Es muy importante que no volvamos a depender tanto de un país que no comparte nuestros valores", declaró la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, a la emisora ARD cuando se le preguntó por China.

Scholz, que se reunirá tanto con el primer ministro chino, Li Keqiang, como con Xi, presionará a China para que abra sus mercados, planteará sus preocupaciones en materia de derechos humanos y hablará de las tendencias "autocráticas", según dijo la semana pasada un portavoz del Gobierno alemán.

Alemania ya había empezado a adoptar una postura algo más dura con respecto a China bajo el mandato de la excanciller Angela Merkel, por ejemplo enviando un buque de guerra al disputado mar de China Meridional por primera vez en dos décadas el año pasado.

Ahora, el gobierno de Scholz está elaborando su primera estrategia sobre China, sobre la base de un acuerdo de coalición que establece una postura más dura con respecto a Pekín, mencionando temas sensibles como Taiwán y Hong Kong y las violaciones de los derechos humanos en Xianjiang.

El canciller realizó su primera visita a Asia en Japón, y no en China, a diferencia de su predecesor, en un signo de los nuevos tiempos.

Sin embargo, algunos miembros de la coalición, altos cargos europeos y activistas de los derechos humanos temen que haya señales tempranas de que Scholz, que ha advertido contra la desvinculación, no marcará una ruptura decisiva con lo que consideran el enfoque mercantilista de Merkel hacia China.

(Información de Sarah Marsh y Andreas Rinke; información adicional de Paul Carrel; edición de Alexandra Hudson, editado en español por José Muñoz en la redacción de Gdańsk)