Prender en llamas un dibujo de Kahlo en busca de una chispa de NFT

El empresario Martín Mobarak destruye una obra que pregonó como realizada por Frida Kahlo. (J. R. Hutter vía The New York Times)
El empresario Martín Mobarak destruye una obra que pregonó como realizada por Frida Kahlo. (J. R. Hutter vía The New York Times)

Primero, llegó el mariachi, una bailarina haciendo malabares con fuego y las modelos en trajes de baño y vestidos de noche paseando al lado de la piscina de una mansión en Miami.

Luego, comenzó el espectáculo.

Un empresario que construyó su fortuna montando olas de especulación —y aprovechó el surgimiento de las puntocoms en la década de 1990 y luego el rápido crecimiento del bitcóin en años recientes— sacó de su marco un dibujo que pregonó como una página del diario personal de Frida Kahlo.

El empresario, vestido con una chaqueta cubierta de lentejuelas que tenía el retrato de la artista en la espalda, fijó el dibujo a una copa de Martini llena de alcohol azul. La prendió en fuego y la obra de arte quedó reducida a cenizas.

Los asistentes a la opulenta reunión de julio, la cual quedó captada en un video promocional, habían recibido el aviso de que el dibujo se iba a “transformar para vivir por siempre en el reino digital” gracias a la creación de tókenes no fungibles (NFT, por su sigla en inglés) que representaban el “renacimiento y la inmortalidad de una pieza atemporal”. A quienes decidieron comprar un NFT con la criptodivisa ether se les prometió un acceso exclusivo a eventos y la certeza de que el 30 por ciento de las ganancias iría a causas de beneficencia.

Sin embargo, con su entrada en el mundo turbio de los NFT, el empresario, Martín Mobarak, también generó titulares incrédulos y una investigación de las autoridades en México, las cuales clasifican las obras de Kahlo como monumentos nacionales. Algunos observadores pusieron en duda que un coleccionista relativamente desconocido tuviera acceso a un dibujo raro de Kahlo y esto produjo acusaciones de fraude.

La destrucción de “Fantasmones siniestros” fue un ejemplo de la política de alto riesgo común en el mercado de los NFT, donde una caída del 97 por ciento en el volumen de operaciones está llevando a algunas personas al extremo. Vender criptodivisas y activos de la cadena de bloques a menudo ha dependido de ciclos de sobreexpectación y Mobarak reconoció que buscaba causar controversia.

El empresario Martín Mobarak destruye una obra que pregonó como realizada por Frida Kahlo. (J. R. Hutter vía The New York Times)
El empresario Martín Mobarak destruye una obra que pregonó como realizada por Frida Kahlo. (J. R. Hutter vía The New York Times)

“Tuve que hacer algo drástico para llamar la atención”, comentó en una larga entrevista sobre el proyecto, el cual pasó desapercibido hasta que México anunció su investigación a finales de septiembre.

Después de quemar la obra de arte, la empresa Frida.NFT de Mobarak creó 10.000 tókenes no fungibles de la pieza. Sin embargo, tan solo se han vendido cuatro de los NFT —algunos con un gran descuento, según Etherscan—, equivalentes a menos de 11.200 dólares por una pieza que Mobarak valuó personalmente en 10 millones de dólares.

“Desde un ángulo, Frida.NFT es una estafa descarada; desde otro, luce como un crimen contra la historia del arte”, opinó en un correo electrónico Ben Davis, quien construyó un análisis cuadro por cuadro de la fiesta de Mobarak en Miami para Artnet News. “No estoy seguro de qué es peor”.

Mobarak comentó que, al vender copias virtuales del dibujo de Kahlo, el cual contiene un desfile surreal de monstruos animalísticos, estaba democratizando el acceso a algo que había estado encerrado en una caja fuerte.

“Si Frida Kahlo estuviera viva, apuesto mi vida a que, si le hubiera pedido permiso para quemar una pequeña pieza de su diario para generar sonrisas y una mejor calidad de vida para niños, habría dicho: ‘Adelante, hazlo. Yo encenderé el fuego’”, mencionó.

Aunque el frenesí en torno a los NFT ha disminuido desde los primeros días de la pandemia de la COVID-19, cuando la gente que quedó atrapada dentro de sus casas buscó nuevos medios para gastar dinero, continuaron atrayendo a una pequeña cantidad de artistas, inversionistas y charlatanes.

A diferencia de los artículos coleccionables tangibles como las tarjetas de béisbol, los NFT, los cuales utilizan la tecnología de la cadena de bloques que rastrea públicamente la propiedad y respalda criptomonedas como el bitcóin y el ether, le pueden dar una tajada de cada venta a su creador en el mercado secundario. También pueden ser un medio para conversar sobre valor: un Jean-Michel Basquiat y un Bored Ape solo valen el precio que las dos partes han acordado.

Destruir la obra de un artista en el nombre de las criptodivisas no es un acto sin precedentes. El año pasado, un Bansky original fue quemado durante una emisión en continuo en vivo antes de que se vendiera un NFT que representaba la obra de arte por 380.000 dólares. Y Damien Hirst ha quemado millones de dólares en arte para su proyecto “The Currency”, en el cual los coleccionistas se vieron forzados a decidir si se quedaban con la versión física o la digital de sus pinturas con puntos.

Sin embargo, los NFT son una arena relativamente nueva para Mobarak, un empresario mexicano que vive en Miami. Su primer emprendimiento importante llegó durante el ascenso de las empresas web en la década de 1990. Después de vender uno de los primeros proveedores de servicios de internet en la región de Anchorage, Alaska, antes de que estallara la burbuja de las puntocoms, se reinventó como un magnate de los aviones y luego desarrolló un interés en la prospección. Una potencial mina de plata en México nunca generó dividendos. El bitcóin sí.

Mobarak señaló que utilizó parte de ese dinero para comprar el dibujo de Kahlo de un coleccionista privado en 2015, pero se negó a decir cuánto gastó en él o de quién lo compró. Un certificado de autenticidad que Mobarak le había encargado a Andrés Siegel, un marchante de arte y antigüedades de Ciudad de México, mencionaba que un coleccionista privado había comprado la obra de una galería de la ciudad de Nueva York llamada Mary-Anne Martin Fine Art.

Martin le confirmó a The New York Times que había vendido dos veces la obra, la cual había recibido como regalo de Kahlo el heredero de un crítico de arte venezolano, Juan Röhl. Martin la vendió por primera vez en 2004 a la Fundación Vergel y luego en 2013 a un coleccionista privado después de que se lo regresó la fundación. Luego, fue parte de una exposición que recorrió instituciones culturales como el High Museum of Art en Atlanta y Scuderie del Quirinale en Roma.

Según Martin, no podía revelar la identidad del coleccionista privado ni confirmar si el dibujo que Mobarak había quemado en Miami era genuino.

De acuerdo con una copia del certificado de autenticidad publicado en el sitio de Frida.NFT, el dibujo de unos 23 por 15 centímetros fue hecho más o menos en 1945 con acuarela, crayón, lápiz, pluma y tinta sepia. “Esta obra corresponde a las características de estilo y materiales que utilizó Frida Kahlo en su diario que estaba en La Casa Azul en Coyoacán, México”, escribió Siegel, quien no respondió a solicitudes para ofrecer comentarios.

Las obras de la artista no suelen subastarse, por lo tanto es difícil evaluar su valor de mercado, pero Kahlo terminó unas 150 pinturas y varios dibujos antes de su muerte a los 47 años.

Si la obra de arte en efecto era auténtica, Mobarak podría enfrentar repercusiones legales; el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, la máxima autoridad cultural de México, reconoció que estaba haciendo una investigación, pero no realizó más comentarios. “La destrucción deliberada de un monumento artístico constituye un delito en términos de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos”, mencionó el gobierno en un comunicado emitido en septiembre.

Mobarak, quien sostiene que el dibujo de Kahlo era real, comentó que no consultó con un abogado antes de decidir quemar la obra de arte. La idea se le ocurrió después de enterarse de que una subasta en Sotheby’s llamó la atención el año pasado cuando uno de los últimos autorretratos que realizó Kahlo se convirtió en la obra más cara de arte latinoamericano que se haya subastado en la historia, por un monto de 34,9 millones de dólares.

El evento celebrado en Miami en julio fue montado con premura, según Gabrielle Pelicci, quien ayudó a planear la velada con dos semanas de anticipación. Para referirse a un acto de beneficencia que se volvió viral en redes sociales en 2014, Pelicci comentó que Mobarak tenía la esperanza de que el ardid incendiario fuera como la campaña del “‘ice bucket challenge’, pero con fuego”.

No obstante, la reputación de Mobarak terminó por ser la chamuscada. Cuando se le preguntó si hubiera deseado no quemar la obra de Kahlo, hizo una larga pausa y suspiró. “Me gusta decir que no me arrepiento”.

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