Preguntas persisten sobre tiroteo policial en hotel. Había niños en la habitación y balas atravesaron paredes

El mes pasado, en menos de 24 horas, la policía de Miami-Dade disparó y mató a dos hombres. Uno de ellos era un presunto ladrón armado, Jeremy Willie Horton, que llevó a la policía a una persecución en Liberty City antes de disparar mortalmente a un joven detective de la policía de Miami-Dade. Luego fue abatido por otros agentes.

El enfrentamiento del día siguiente con Jaime Robles recibió mucha menos atención, pero ha suscitado más preguntas sobre la actuación del departamento.

Robles, de 34 años, fue acribillado después de que la unidad táctica especializada de Miami-Dade irrumpiera para cumplir una orden de registro en la habitación 239 del Extended Stay America de Miami Springs, donde se cree que Horton se alojó con él. Ambos hombres estaban en el radar de la policía en relación con un robo a mano armada en el Condado Broward, pero Robles no participó en el tiroteo de la noche anterior en el que murió el detective César Echaverry.

Tras el segundo incidente, la policía informó que Robles estaba armado con un rifle tipo AK-47.

Pero un mes después, los investigadores han revelado muy poco sobre la operación que dejó a Robles muerto en una pequeña habitación, con sus dos hijos pequeños dentro. Las balas de la policía también penetraron en las paredes o en el suelo, destrozando al menos una habitación adyacente y ocupada.

“Yo también tengo muchas preguntas”, dijo la prometida de Robles, quien estaba en el hotel ese día pero no dentro de la habitación donde se produjo el tiroteo. “No puedo entender cómo los bebés salieron a salvo y Jaime, no”.

Los detectives no han dicho si confirmaron que Robles participó en el robo anterior a mano armada que desencadenó la trágica cadena de acontecimientos. Citando una investigación en curso, los investigadores del condado y del estado se han negado a decir si Robles estaba realmente sosteniendo el rifle, o disparando, cuando le dispararon. Han rechazado las peticiones del Miami Herald de publicar las grabaciones de las cámaras corporales de la policía sobre el tiroteo.

Tampoco han dicho si los comandantes del Equipo de Respuesta Especial (SRT) consideraron otras tácticas –como atraer a Robles al exterior con una treta– que no hubieran puesto en peligro a sus hijos o a otros huéspedes del hotel.

La prometida de Robles, quien pidió no ser identificada por temor a las represalias de la policía, dijo al Herald que un detective de Broward le preguntó si podía llamar a Jaime para que saliera de la habitación. Dijo que estuvo de acuerdo, pero que no le hicieron caso a la idea.

El rifle encontrado dentro de la habitación de hotel de Miami Springs de un hombre abatido por el Equipo de Respuesta Especial de Miami-Dade el 16 de agosto de 2022.
El rifle encontrado dentro de la habitación de hotel de Miami Springs de un hombre abatido por el Equipo de Respuesta Especial de Miami-Dade el 16 de agosto de 2022.

Y el departamento también se ha negado a identificar al miembro del SRT que disparó, citando una ley estatal destinada a proteger a las víctimas de delitos, aunque los funcionarios no dicen qué delito se cometió contra el agente. Pero múltiples fuentes de las fuerzas del orden le han dicho al Herald que el agente del SRT era Anthony Jiménez, quien ha estado involucrado en al menos dos tiroteos mortales anteriores con hombres armados durante los últimos cuatro años.

“Trabaja en una unidad altamente peligrosa que persigue lo peor de lo peor”, dijo Steadman Stahl, presidente de la Asociación Benéfica de la Policía del Sur de la Florida. “Tenían información de que estaba armado. Nunca sabes lo que te espera al otro lado de la puerta”.

Ambos tiroteos policiales están siendo investigados por el Departamento de Aplicación de la Ley de la Florida (FDLE), que finalmente presentará su caso a la Fiscalía Estatal de Miami-Dade para que considere si se infringió alguna ley penal. Los agentes de policía de la Florida rara vez son procesados por disparos en actos de servicio, ya que la ley estatal les otorga un amplio margen de maniobra para usar la fuerza letal, incluso para disparar a un presunto delincuente que huye.

El robo de la tienda

Esto es lo que se sabe sobre el tiroteo en Miami Springs y lo que condujo a él, según documentos judiciales, reportes policiales y fuentes con conocimiento del caso:

El robo que inició la cadena de eventos ocurrió el 15 de agosto, a las 3:39 p.m. en la tienda de alimentos 911, 450 E. Dania Beach Blvd. El cajero, Mohammed Khan, dijo que dos hombres enmascarados –uno con una pistola y el otro con un rifle largo– entraron en la tienda y le apuntaron con sus armas, según los documentos judiciales.

“¡Dame el dinero!”, gritó el hombre con la pistola. Khan les dio $800, que metió en una de las bolsas de los hombres. Los dos ladrones salieron corriendo de la tienda y se subieron a un Hyundai blanco.

Aunque la tienda no contaba con un sistema de videovigilancia, Khan tomó una foto del Hyundai y de su placa. Los detectives de la Policía de Broward (BSO) comprobaron el número de varias maneras y resultó ser un Hyundai Sonata con la matrícula JCDY02, según una orden de registro.

La foto de Khan mostró que el Hyundai Sonata tenía una marca distintiva en el parachoques trasero.

Un lector de matrículas de la policía mostró más tarde que el Hyundai –con la misma marca en el parachoques– había sido rastreado por última vez la mañana del robo hasta el Extended Stay, en 101 de Fairway Drive en Miami Springs, en un tramo de hoteles justo al norte del Aeropuerto Internacional de Miami. La Policía de Broward se puso en contacto con la Brigada de Intervención en Robos de Miami-Dade, que localizó el auto en el hotel, lo siguió y trató de detenerlo en Liberty City.

Al volante estaba Horton, de 32 años, a quien la policía detuvo en la Northwest 62 Street y 17 Avenue de Liberty City alrededor de las 8:21 p.m. de esa noche. Allí Horton, rodeado de autos de policía, se negó a salir y, tras un enfrentamiento, se dio a la fuga, golpeando los vehículos de varios agentes, según el departamento.

El detective de la policía de Miami-Dade César Echaverry.
El detective de la policía de Miami-Dade César Echaverry.

Una breve persecución terminó cuando el Hyundai se estrelló contra un vehículo que pasaba, y luego contra un poste de servicios públicos en Northwest 62 Street y Seventh Avenue. Los ocupantes del automóvil que pasaba no resultaron heridos de gravedad.

Horton salió del auto y huyó, mientras Echaverry y otros detectives lo perseguían. Fue entonces cuando Echaverry recibió un disparo en la cabeza y Horton murió por los disparos de la policía.

Las consecuencias

Echaverry, de 29 años, se aferró a la vida durante varios días antes de ser declarado muerto. Múltiples fuentes policiales afirman que el laboratorio de criminalística de la policía de Miami-Dade hizo coincidir la bala que mató a Echaverry con la pistola de Horton.

Menos de un día después del asesinato, los investigadores de la BSO y de Miami-Dade acudieron al hotel de Miami Springs. El personal y un gerente les ayudaron a identificar dónde se había alojado Horton, procedente de Georgia: en la habitación 239, según las órdenes de registro.

La prometida de Robles le dijo más tarde a los reporteros que ella y su novio se reunieron con Horton una semana antes, que le habían prestado el Hyundai y que este nunca lo devolvió. “Pensamos que había robado el auto”, dijo al Herald, y añadió que no sabían que Horton había estado involucrado en el tiroteo contra el agente.

La Policía de Broward, que se encarga de la investigación del robo, declinó hacer comentarios, diciendo que el caso sigue abierto.

Los investigadores, que buscan pruebas para ayudar a resolver el robo a mano armada de Dania Beach, obtuvieron una orden de registro para la habitación.

La prometida de Robles dijo que los agentes la detuvieron en el pasillo, la llevaron a otra parte del hotel y comenzaron a interrogarla. Fue entonces cuando un detective de Broward le propuso la idea de llamar a Robles.

“Les dije que sí. Les dije que no era peligroso. ¿Por qué no me dieron la oportunidad de hacerlo?”, dijo. “Después me dijeron que lo tenían detenido. Creí que Jaime estaba a salvo. No supe que Jaime estaba muerto hasta unas 10 horas después”.

Dijo que también le dijo a la policía que los dos hijos de Robles –de dos y tres años– estaban en la habitación. También afirmó que nunca vio un arma en la habitación.

El SRT de Miami-Dade, la unidad táctica a la que se recurre en situaciones peligrosas, fue convocado para cumplir la orden. Lo que ocurrió a continuación no está del todo claro.

La Policía de Miami-Dade mató a un hombre en un hotel de Miami Springs que se cree que tenía vínculos con el vehículo usado en el tiroteo de uno de sus agentes el lunes por la noche en Liberty City.
La Policía de Miami-Dade mató a un hombre en un hotel de Miami Springs que se cree que tenía vínculos con el vehículo usado en el tiroteo de uno de sus agentes el lunes por la noche en Liberty City.

El SRT no usó ningún tipo de artimaña o negociación para tratar de sacar a Robles, según las fuentes, sino que irrumpió en la puerta para tratar de sorprender a Robles.

Jiménez, el agente que disparó, llevaba un escudo y fue la primera persona en entrar. Una fuente de las fuerzas del orden dijo que la grabación de una cámara corporal muestra a Jiménez gritando órdenes para que Robles mostrara las manos mientras salía de la ducha. No parecía que tuviera nada en las manos, dijo la fuente, pero no está claro, por las imágenes parcialmente obstruidas, si Robles intentó alcanzar el arma que estaba en el lavabo.

En el video también se escuchan los lamentos de un niño en otra parte de la habitación, según la fuente.

Los expertos en tácticas dicen que este tipo de situaciones –en una habitación cerrada, en un hotel con mucha gente– es un reto porque los agentes tienen que balancear el elemento sorpresa con la seguridad de los transeúntes.

“Sabían que tenía un arma de alto poder en la habitación”, dijo Keith Taylor, ex comisionado adjunto de la policía de la ciudad de Nueva York y actual profesor adjunto del John Jay College of Criminal Justice en la ciudad de Nueva York. “Pudieron haberse convertido fácilmente en rehenes. Pudieron haberse convertido fácilmente en víctimas. Es un tipo malo. Y ellos están ahí, por desgracia”.

Dos tiroteos mortales anteriores

Según los registros públicos, Jiménez ha estado involucrado en al menos dos tiroteos mortales previos desde 2018, ambos con sospechosos armados.

Fue uno de los dos agentes que dispararon y mataron a Leonardo Cano, quien era buscado por el secuestro armado anterior de su prometida. Después de una persecución en auto, Cano se estrelló en Hialeah, luego se bajó y disparó al menos 10 balas contra agentes, hiriendo en la espalda al agente de Miami-Dade Paul Fluty, quien sobrevivió.

Se llamó al SRT y a K9 para que buscaran a Cano, que había sido herido en el tiroteo. Lo encontraron escondido en un contenedor de basura y Jiménez se lanzó a intentar detenerlo. En el forcejeo, según determinaron posteriormente los agentes del FDLE, Jiménez disparó cuatro veces, mientras que otros dos agentes dispararon un total de 12 balas.

La entonces médico forense de Miami-Dade, Emma Lew, encontró en la cara de Cano hematomas “consistentes con marcas de botas” que eran “consistentes” con las botas de Jiménez, aunque determinó que no contribuyeron a su muerte.

Los agentes habían gritado que Cano tenía una pistola en el contenedor, pero más tarde se encontró en la hierba a unos cuatro pies de distancia del contenedor. Dado que los agentes que dispararon –Jiménez, Quintero y Sánchez– no prestaron declaración a los investigadores, “no se puede determinar cómo se movió la pistola del contenedor a la hierba”, según un memorando de la Fiscalía Estatal sobre el caso.

En vista de que los agentes que dispararon se negaron a hablar con los investigadores, los fiscales no dictaminaron que el tiroteo estuviera legalmente justificado, aunque reconocieron que había pruebas circunstanciales de que Cano era legalmente una amenaza, especialmente porque había disparado antes contra la policía y se le consideraba un delincuente prófugo.

El segundo tiroteo mortal tuvo algunas similitudes con el incidente del hotel de Miami Springs.

Ocurrió en noviembre de 2020, cuando una mujer del noroeste de Miami-Dade llamó a la policía para informar de que su hijo, Kesner Liberal, había amenazado con disparar a su hermano menor. Los agentes evacuaron la casa y “trataron sin éxito de engatusar” a Liberal para que dejara su arma y saliera de la casa.

Kesner “tranquilamente le confirmó a un agente que sí tenía un arma, pero que no tenía intención de disparar a su hermano”. A lo largo de varias horas, miembros del SRT llegaron y trataron de negociar su salida antes de desplegar un “gas nocivo” en la vivienda para obligarlo a salir. Una cámara de dron –enviada a través de una ventana rota– mostró a Liberal en el suelo del dormitorio, inerte, según un memorando de la fiscalía.

Seis agentes del SRT, en fila india, entraron en la casa, y Jiménez, con un escudo, fue el primero en entrar. Se le escuchó gritar “pistola, pistola, suéltala”, entre otras órdenes, antes de disparar cuatro veces, todas ellas contra Liberal en la cabeza y el cuello”, dice la nota.

“Aparte del agente Jiménez, ninguno de los agentes del SRT estuvo en condiciones de ver lo que ocurrió antes de que se produjeran los disparos”, decía el reporte.

Otros agentes informaron de que Jiménez dijo “déjame ver tus manos” y también “¡arma, suelta el arma!” antes de disparar.

Los fiscales señalaron que no había pruebas de que los agentes del SRT trataran de detener a Liberal. Uno de los agentes afirmó que encontró la pistola amartillada de Liberal bajo su mano, y que después del tiroteo la recogió y la colocó en el borde de una ventana.

“No sabemos dónde estaba el arma en los momentos previos al tiroteo”, reconocía la nota, y añadía: “No hay pruebas de lo que ocurrió en el dormitorio que hizo que el agente Jiménez disparara”.

Los fiscales cerraron el caso, declinando presentar cargos penales contra Jiménez, pero sin llegar a declarar que fue un uso de la fuerza legalmente justificado. La razón: Jiménez, como antes, no prestó declaración con su relato de lo sucedido.

Los agentes de policía, como cualquier ciudadano, tienen derecho a guardar silencio cuando se les investiga.