El PP no quiere ser el partido de la derecha, sino el de los ricos

Feijóo, Moreno y Ayuso (de izda. a dcha.) durante el último congreso del PP de Andalucía. (Photo By Alex Camara/Europa Press via Getty Images)
Feijóo, Moreno y Ayuso (de izda. a dcha.) durante el último congreso del PP de Andalucía. (Photo By Alex Camara/Europa Press via Getty Images)

Adiós verano, hola campaña electoral. Así de rápido van las cosas. Cuando todavía resuenan los soniquetes de la venta ambulante de playa ofreciendo coca-colas, patatas y helados, ya empiezan a asomar las ofertas de turno del gran bazar político. El PSOE fue el más madrugador arrancando el mes de septiembre al son de ayudas a los abonos de transporte. Y ahora se ha sumado el PP, anunciando rebajas de impuestos para, de momento, madrileños y andaluces.

Los primeros sacan brillo a la 'S' de 'socialista' y la 'O' de 'obrero' de su acrónimo con descuentos para todos enfocados, en especial, a las rentas bajas que son las que tiran del transporte público para acudir a diario a su lugar de trabajo.

Los segundos, en cambio, ensayan nuevas acepciones para su segunda 'P', que en el caso andaluz bien podría significar 'pudientes' o 'plutócratas'.

Porque en la pelea interna para no quedar eclipsado por Isabel Díaz Ayuso, el presidente de la Junta Juan Manuel Moreno Bonilla ha decidido calcar sus políticas anunciando la eliminación del impuesto de patrimonio en Andalucía. Justo ese que únicamente pagan los más ricos así que, si es de clase media o baja, olvídese de salir beneficiado. Al contrario. Un 'dumping fiscal' nada disimulado para atraer a grandes fortunas.

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Gracias al regalito que Moreno les va a hacer, las clases altas andaluzas -17.000 personas con un patrimonio superior a los 700.000 euros- se van a ahorrar 93 millones de euros. Otro empujoncito como el de la pasada legislatura cuando el presidente andaluz decidió bonificar al 99% el impuesto de sucesiones, que ya solo pagaban en Andalucía aquellos que heredaban más de un millón de euros.

A cambio, los más desfavorecidos van a ver cómo sus servicios públicos empeoran al tener 93 millones de euros menos cada año para destinar a Sanidad, Transporte o Educación, por poner tres ejemplos. "Bienvenidos al paraíso de los señoritos", le critica al PP el diputado de Compromís Joan Baldoví.

Viendo cómo Ayuso impone su estrategia dentro del partido, conviene repasar sus otras medidas anunciadas para que conocerlas antes de que el PP las replique en toda España. Es el caso de las becas educativas que la presidenta madrileña quiere universalizar como demuestra su decisión de ampliar el tope económico de las familias de forma que aquellas que ganen 100.000 euros al año -el triple de la renta media en España- también tendrán ayuda para escolarizar a sus pequeños porque, en palabras de la presidenta de la Comunidad, "lo pasan también muy mal".

Pero hay más. Madrid también ha presentado algunas novedades del plan de vivienda regional. Y la más chocante es que aquellas personas que decidan adquirir un piso de 390.000 euros también podrán optar a ayudas económicas. Sí, 390.000 euros, cuando resulta que el importe medio de una hipoteca en España es de 142.253 euros mientras que en Madrid asciende hasta 201.086 euros.

Además, mientras que para solicitar una vivienda social necesitas llevar empadronado diez años, para acceder a una ayuda para un casoplón de 390.000 euros te bastará con llevar empadronado dos años.

Sumado todo ello a que el PP ha puesto varios palos en las ruedas para que se suba el salario mínimo, empieza a intuirse que la apuesta de Alberto Núñez Feijóo para las elecciones autonómicas y municipales de 2023 pasa por atraer el voto de los ricos.

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